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Monumento en Écija a su torero y banderillero Antonio Pérez "El Pere"
Foto cortesía de Conchita Rodríguez Ortiz
http://ambitotoros.blogspot.com
Antonio Pérez (el Pere) en sus comienzos fue novillero, y pasó a ser banderillero a las órdenes de Manuel Díaz (el Cordobés). Se accidentó en la carretera de Écija a Madrid, a donde se dirigía a la Sastería de Fermín , a la altura del kilómetro 409 de la carretera N-IV, en cuya cuneta permaneció tres días en coma encerrado en su vehículo antes de ser ingresado en el hospital cordobés, donde falleció Destacó como torero, pero especialmente por su categoría humana. Antonio Pérez “El Pere”, banderillero, nació en Ecija el 25 de noviembre de 1965 y falleció el 4 de mayo de 2004 en Córdoba.
El banderillero ecijano falleció el 4 de mayo de 2004, a las 14:00 horas en el hospital Reina Sofía de Córdoba, donde se encontraba ingresado en la UCI desde el 19 de abril, cuando su vehículo, que había sufrido un accidente tres días antes, fue localizado por un ciclista. El banderillero ecijano que permanecía en coma desde el mismo momento que sufrió el accidente ha fallecido por un fallo multiorgánico provocado por el las graves lesiones que le provocó el accidente, congelación, daños en diversos órganos vitales como pulmones, riñones e hígado. (Fuentes: Conchita Rodríguez Ortiz/ http://ambitotoros.blogspot.com; Diario ABC de Madrid/Edición del 5 de mayo de 2004)
Entre otros, el prestigiado periodista Antonio Burgos escribió de él tras su muerte: “A Antonio Pérez ‘El Pere’, banderillero ecijano, hombre de plata, lo cogió un toro al que la gente de la fiesta teme casi tanto como a los cuatreños: el toro de la carretera”.
http://www.elmundo.es/elmundo/2004/05/04/obituarios/1083679750.html
El afamado escritor y cronista Antonio Burgos, escribió esta hermosa elegía con motivo de la muerte de "El Pere" que a continuación transcribo.- Han dado a conocer los premios taurinos de la Feria de Sevilla. Al pobre de "El Pere" le han dado el premio de la muerte. A Antonio Pérez "El Pere", banderillero ecijano, hombre de plata, lo cogió un toro al que la gente de la fiesta teme casi tanto como a los cuatreños: el toro de la carretera. El día que salga la relación de matadores, banderilleros, picadores y mozos de espadas muertos en la carretera veremos que la nómina de esa muerte es más numerosa que la de toreros muertos en la plaza. Con la tristeza añadida de que son muertes sin romance, sin leyenda, sin Linares y sin Pozoblanco, sin "Bailaor" y sin "Islero". Las muertes de los personajes secundarios de las películas de los grandes espectáculos. El Pere ha muerto como esos jugadores de fútbol de equipos de tercera regional o de las ligas locales que leemos en un suelto de periódico que han fallecido en el modesto campo de tierra, sin graderíos, sin vestuarios de lujo, sin fichajes y sin traspasos millonarios.
Podíamos haber visto al Pere este año en la Feria de Sevilla, formando parte de la cuadrilla de Manuel Díaz "El Cordobés". Quizá, como otros años, hubiera ganado el premio al quite providencial o al mejor par de banderillas. Solamente ganó el premio, ay, de una muerte absurda, sin romance, sin leyenda, en el camino que va desde su Ecija hasta Madrid. Salió al alba, con la intención de estar de vuelta en su casa a la hora de almorzar. Muchas otras veces lo había hecho, que la carretera de las largas noches de Nimes a Algeciras es la desconocida compañera de los toreros, El Pere iba a su sastre taurino de Madrid a comprarse unos capotes para echar la temporada. Nunca volvió. Llegada la noche, la familia se movilizó buscándolo. No lo hallaban. A la mañana siguiente, llamaron al sastre de toreros de Madrid. No había llegado nunca a la sastrería. Algo le había pasado a El Pere. Llamaban a un teléfono móvil y, como los del 11-M, sonaba y sonaba y nadie contestaba. Algo raro. Tan raro, que el insólito suceso vino en los periódicos al humo de las velas. Lo supimos por "Clarín" de Radio Nacional de España, donde noche a noche informaban de las pesquisas familiares.
Digo que al Pere lo ha matado el toro de la carretera pero quizá haya sido el toro de la burocracia. Su coche se salió de la carretera y cayó por un barranco. El Pere, dentro del coche despeñado, estuvo tres días en coma. Sobrevivió por esa madera especial de que están hechos los toreros. Cuando lo encontraron, era ya tarde para que pudiese salir del coma en el que había estado tres días, tragándose sus propios vómitos, encharcándosele los pulmones. Un horror. Quizá evitable. En "Mundotoro" he leído el desgarrador relato de la ya viuda del Pere, de doña Consuelo de Soto. Viendo que el teléfono sonaba pero no contestaba, pidió que buscaran dónde estaba ese teléfono, por el sistema de triangulación con que capturan a los delincuentes. Lo pidió al juez, pero inútilmente. Le respondieron que esa búsqueda podía ser una violación de la intimidad del torero. Vamos, como si "El Pere" se hubiera ido con una lagarta por ahí... Es impresionante la angustia de la esposa que se adivina en ese relato, sin nadie que quiera buscar al pobre Pere con las tecnologías actuales.
En este mundo donde los satélites espías encuentran agujas en los pajares de misiles, al pobre Pere lo halló por casualidad al cabo de los tres días un inmigrante rumano que iba por Despeñaperros buscando chatarra en su bicicleta. Por desidia o por burocracia, nadie quiso buscar al Pere. No lo encontró más que la muerte. Y ahora, el dolor de la mujer de un torero en Ecija, que no sé lo que le entrará por el cuerpo cada vez que vea un teléfono móvil...