Los toros dan y quitan

JULIO CÁNOVAS TORRES (1942 - 1964)

Solo para efectos ilustrativos

Capea nocturna en Ciudad Rodrigo (Salamanca), España

Cortesía del Sitio Web: http://ecodiario.eleconomista.es

En una capea, el 11 de febrero de 1964, en la localidad salamantina de Ciudad Rodrigo fue cogido mortalmente el aficionado murciano Julio Cánovas Torres. (Fuente: Don Juan José de Bonifaz Ybarra, de su obra “Víctimas de la Fiesta”, Capítulo7, Página 199)

El 9 de marzo de 2014 recibí una amable carta del docto periodista e investigador español Juan Tomas Muñoz Garzón, quien a la sazón nos dice: "Con motivo de la efeméride que se cumplía este año -el cincuentenario de la tragedia- escribí un artículo sobre la muerte de este torerillo albaceteño en lo que aquí se conoce como el Libro de Carnaval, una publicación anual que alcanza ya su número 35. Me permito adjuntárselo por si es de su interés, así como una fotografía del maletilla junto a otra del momento de la cogida. Todo ello, si lo considera conveniente, puede utilizarlo para su página".


Julio Cánovas Torres
De la hemeroteca de don Juan Tomás Muñoz Garzón

Cincuentenario de la trágica cogida de Julio Canovas Torres Muerte de un maletilla Por Juan Tomas Muñoz Garzón (Centro de Estudios Mirobrigenses)

Estos toros y esta plaza son para correr, para torear sin muleta; si acaso, con un pañuelo o un saco, que sirven para hacerse el propio quite cuando fallan las piernas. Pero no para dar naturales, como pretendéis vosotros. ¡Por amor de Dios, torerillos de mi alma, dejad estas fiestas para los mozos de Ciudad Rodrigo! Vuestro sitio no es esa Plaza Mayor cuajada de tablados y de historia. Allí no aprenderéis más que a escaparos y desconfiaros. O a morir1...

“Hablé con él por la noche. Le invité a unos vasos de vino y charlamos de toros. Me contó que le gustaba el toreo puro, conocía las suertes y venía desde muy lejos con la ilusión de dar unos capotazos, de verse con un toro de carne y hueso a dos palmos de su cuerpo. Volví a verlo en la plaza la tarde del lunes; era una más entre las mil muletas que buscaban al toro, y vi cómo era izado por los cuernos de un animal impresionante y cómo el quite de estas mil muletas llegaba tarde...”

Este párrafo fue escrito por Fernando Giles, redactor de la revista taurina El Ruedo, días después de la muerte del joven maletilla albaceteño Julio Canovas Torres2 . Había llegado a Ciudad Rodrigo como lo habían hecho otras decenas de torerillos, andando, con el ansia de pegar unos pases en la plaza de toros mirobrigense durante los festejos de Carnaval de 1964, que se desarrollaron entre el 8 y el 11 de febrero. Todos emulando a El Cordobés, referencia por sus orígenes modestos y el éxito alcanzado: jersey ajustado o chaquetilla, pantalones de pana y visera. Pero el anhelo del triunfo quedó cercenado de raíz. A Julio Canovas le esperaba la tragedia en la fatídica tarde del Lunes de Carnaval, dos días después de haber pisado de nuevo el albero mirobrigense.

La muerte, agazapada y disfrazada en un impresionante toro, le esperaba inopinadamente. Era el cuarto capeón. A las cinco y media de la tarde entraba, malherido, en la enfermería de la plaza. “No había quien le quitara de la cabeza la idea de los toros. Era como su obsesión”, recordaba su madre, Sacramentos Torres, en una entrevista que publicó el citado semanario taurino el 27 de febrero. “Déjalo, hijo. No es tan fácil ser torero. Tu familia siempre ha vivido del trabajo”, le repetía su madre. Su padre, Alfonso Canovas Romero, cantero de oficio, quiso también evadirle de su obsesión. Incluso hizo que le acompañase en vari

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1Recomposición de parte del artículo firmado con el seudónimo Farinato y que se insertó en la página 32 del número 1.026 de la revista taurina El Ruedo, de fecha 20 de febrero de 1964.
2Aunque en todos los documentos manejados figura este nombre, en realidad, como advierte el Registro Civil de Ciudad Rodrigo en una nota al margen del certificado de defunción, fechada en octubre de 2007 y a instancias de la propia madre de Julio Canovas Torres, el nombre correcto es Alfonso Julián Canovas Torres, nacido el 27 de mayo de 1942 en El Jardín, pedanía de Alcaraz (Albacete).

acompañase en varias campañas de recolección de frutas o vendimias en Francia. Rindió en su trabajo, pero la idea de ser torero, de triunfar en los ruedos, era una constante en sus pensamientos. Y a la menor oportunidad, aunque fuera en Francia, en Arlés en este caso, se tiraba al ruedo como espontáneo. “Era superior a sus fuerzas”, señalaba su madre entre sollozos. La afición le venía de lejos. A los 12 años ya se había tirado como espontáneo en una plaza portátil de Alcantarilla, localidad murciana en la que residía su familia, numerosa en miembros –nueve hermanos-. Recorrió infinidad de pueblos, buscando dar unos pases que le vistieran de gloria. Años de tapias, de tentaderos, de capeas... hasta que en 1964, con 21 años, recaló como otros tantos maletillas en Ciudad Rodrigo. Llegó andando, con la ilusión de robar unos pases a los morlacos del Carnaval rodericense. Era su última oportunidad antes de que, en marzo, tuviera que incorporarse a filas en una de las plazas soberanas del norte de África. Mientras llegaba el Carnaval, como había hecho en otras ocasiones, se dejaba ver por los ambientes taurinos, preferentemente en el café Moderno, en donde se rumiaba el mundo de los toros al socaire de la familia bolsinista. Incluso, como hizo en las vísperas del antruejo, no dejaba pasar la oportunidad de acudir a las fincas, a los tentaderos del Bolsín para hacer tapia a la espera de que el ganadero de turno les brindase una erala que les permitiera dar unos pases. Eso ocurrió, por ejemplo, el 7 de febrero en la placita de San Fernando, tres días antes de que sufriera la mortal cogida cuando quiso refugiarse en el amplio burladero de la parte de abajo del cuadrilongo mirobrigense. Las Fiestas Tradicionales de 1964 se habían abierto el día 8 con el ya entonces habitual festival taurino a beneficio del Asilo de Ancianos Desamparados y del Hospital de la Pasión. El cartel lo formaban Antonio de Jesús, Andrés Vázquez, Lugillano II, José Fuentes y el novillero Manolo Amaya. Decenas de maletillas estaban repartidos por las gradas en espera de la capea, pero también sopesando la posibilidad de tirarse al ruedo como espontáneos durante el desarrollo de la corrida. Así lo hicieron dos de ellos, que eligieron el toro que le tocó al diestro de Linares, José Fuentes. Uno logró escapar, pero el otro fue aprehendido por los municipales; cuando iban con él por el centro de la plaza, disfrazado, como otros muchos, de El Cordobés, llegó corriendo el torero linarense que, ofendido, se explayó dando al maletilla una patada en la entrepierna. Una acción, un gesto que fue reprendido por el público, como también lo hizo cuando Fuentes, incapaz de descabellar y apuntillar al toro en tiempo y forma y con rabia evidente, muerto ya el animal, le clavó la espada.

En la jornada dominical se asomó la tragedia. Entre las numerosas cogidas, dos fueron de gravedad. Una se produjo durante la prueba matinal: a las 12 de la mañana fue atendido en la enfermería de la plaza Eduardo José Moraleja Cuello, de 29 años y de profesión peón de albañil, natural de San José de Costa Rica, en donde nació el 14 de abril de 1934, y vecino de Ciudad Rodrigo, domiciliado en el barrio de San Isidoro, en el número 57. Fue cogido por el segundo toro de la mañana y, según las diligencias judiciales instruidas, se encontraba sentado en el tendido y en un momento determinado se tiró como espontáneo a la plaza. El parte médico, redactado por el doctor Manuel Fernández Pérez, explicaba que el atendido sufría una “herida por asta de toro de unos 25 cm de extensión en cara interna del muslo izquierdo, que secciona piel, aponeurosis, dejando al descubierto el paquete femoral que contusiona fuertemente, originando grandes destrozos en músculos sartorio y recto interno con gran hemorragia y shock traumático”. Fue trasladado al Hospital de la Pasión, en donde se recuperó de la grave cornada, al igual que ocurrió con Serafín Peralta Espinazo, nacido en Castillejo de Martín Viejo el 24 de agosto de 1937, localidad de la que era también vecino. De profesión jornalero, Serafín fue cogido en la novillada de la tarde, concretamente a las cinco y media. Se le observó y fue tratado de una herida por asta de toro en el tercio interior del muslo izquierdo, que penetra hasta la espina ilíaca interior superior, produciendo grandes destrozos musculares e intensa hemorragia. Su pronóstico, grave. Según informes periciales, Serafín se hallaba sentado en un burladero de la plaza, adonde había subido tratando de eludir el peligro; como tuviese las piernas colgando hacía la plaza, fue alcanzado por el asta del toro3...

Con estos antecedentes, se llegó a la jornada del Lunes de Carnaval. La mañana discurrió con normalidad, con los sustos acostumbrados y la algarabía general. En la novillada de la tarde participó Florencio Blázquez –más conocido posteriormente como Flores Blázquez-, quien había quedado triunfador de esta edición del Bolsín Taurino Mirobrigense entre los 60 aspirantes que participaron. Tras el festejo taurino se celebró un desfile de carrozas –se recuperaba en esta edición-, en la que solo participó la preparada por la peña U.M.O. (Unión de Maridos Oprimidos): “...una artística carroza de esa castiza agrupación, que, aparte su obligación ‘constitucional’ de empinar el codo en la bodega de El Rodeo, se ha creído este año con la de organizar este festejo, digno del mayor aplauso, como así se lo concedió el público. Precedida por tres elegantes charros a caballo y guiada por otro charro de categoría, como lo es Miguel Sánchez Arjona, marqués de Bayamo, representaba una boda tradicional de nuestra tierra, con su tamborilero y todo y hasta con el baile de novios e invitados sobre la plataforma rodante que les servía de escenario...”, escribía Jesús Huerta en el semanario local La Voz de Mióbriga. Acabó el desfile y tomaron protagonismo los capeones. La plaza volvió a llenarse de franelas. Decenas de maletillas, junto a los mozos locales, esperaban la salida de los toros. La capea discurrió de forma habitual, con los sustos acostumbrados. En Ciudad Rodrigo, el toro “es una disculpa para divertirse. Es el Toro de la Alegría que ‘hace hilo’ con un pueblo entero, y lo lleva y lo trae en una orgía de sustos y carreras que dura cuatro días”, explicaba un tal Farinato en la citada revista taurina El Ruedo. Pero a veces esa alegría vinculada al toro trueca en tragedia. Eso pasó con el cuarto capeón. Julio Canovas “se hallaba toreándolo y después de darle cuatro o cinco pases se cerró mucho en tablas y al no tener salida tiró la muleta, siendo entonces cuando el toro hizo por él4” , declaraba en el Juzgado de Instrucción Nº 2 de Ciudad Rodrigo Antonio Zapata Teruel, compañero del Julio Canovas, maletilla como él y además vecino de la misma localidad. El maletilla albaceteño buscaba el refugio del burladero. Había tirado la muleta pretendiendo encelar al toro. No lo consiguió. Llegó apurado al burladero de la parte de abajo de la plaza. No entraba un alfiler. El toro lo persiguió y le alcanzó con el pitón izquierdo en el costado. Lo levantó por encima del burladero, mientras que en el público se mascaba la tragedia, sabedor de la importancia de la cornada. La cogida no fue tan aparatosa como otras infligidas esa misma tarde o en los días anteriores. Pero las consecuencias se aventuraban dramáticas.

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3Archivo Histórico Provincial. Sección Juzgado de Instrucción de Primera Instancia Nº 2 de Ciudad Rodrigo, Dep. 9, sig 111. Sumarios 14, 15 y 16 de 1964, relativos a cogidas en los festejos populares del Carnaval mirobrigense. El número 14 corresponde a Julio Canovas Torres, al que se ha recurrido para varias informaciones recogidas en este artículo. Los marcados con los números 15 y 16 se refieren a las cogidas del Domingo de Carnaval.
4AHP. Expediente judicial citado.

El morlaco dejó malherido al torerillo. Sus compañeros le llevaron en volandas a la enfermería de la plaza. Allí esperaban los doctores Manuel Pérez Fernández, médico forense, y Pedro Lorenzo Brusi, médico titular. La gravedad de la cogida era evidente en la exploración inicial. El parte médico lo confirmaría después: “a las 5:30 de la tarde ingresó en la enfermería de la plaza de toros Julio Canovas Torres, de 21 años de edad, soltero y vecino de Alcantarilla (Murcia), con una herida penetrante en vientre a nivel de reborde costal izquierdo. Con anestesia general se le hizo una laparotomía media supraumbilical, apreciándose enseguida intensa hemorragia peritoneal. Se encontró una perforación en colon transverso y un desgarro de 5 cm en mesocolon que sangra abundantemente, penetrando después en la transcavidad de los epiplones, donde contusiona pared posterior del estómago y desgarra el páncreas. Su pronóstico es gravísimo y fue trasladado al Hospital de la Pasión, no estando en condiciones de ser oído5” ; es decir, no pudo declarar, contar su versión de lo ocurrido.
Por eso, el juez, Hilario Muñoz Méndez, ordena a la policía gubernativa y a la Guardia Civil que emita un informe. El más prolijo es el de la primera, firmado el 17 de febrero por el “principal jefe de la policía” –así se autodenomina-, Víctor Sevillano, quien expresa que “aproximadamente a las 17:30 horas del indicado día [10 de febrero], el citado lesionado Julio Canovas, al intentar refugiarse en el burladero de la parte baja de la plaza para librarse de la acometida de uno de los toros, no pudo penetrar de lleno en dicho burladero, siendo en aquel momento alcanzado por el toro, que le infirió una cornada. Seguidamente fue llevado a la enfermería de la plaza, en donde le fue apreciada una cornada en un costado, penetrando en el vientre. La intervención se prolongó hasta las 22:25 horas, en que fue ingresado en el Hospital de la Pasión. En cuanto a las circunstancias concurrentes en dichos hechos, cabe destacar la enorme cantidad de personas que se encuentran en el ruedo durante la celebración de las indicadas capeas, entre ellas gran cantidad de aficionados al toreo (maletillas) y otros muchos vecinos de esta ciudad, que les gusta estar en la plaza durante las capeas que se celebran, tanto en la mañana, las llamadas pruebas, como en las capeas de la tarde, estando en el ruedo incalculable número de personas, las que al ser acometidas por los toros que se corren intentan ponerse a salvo de dichas acometidas, refugiándose en los burladeros y en las llamadas barreras, siendo, en algunos momentos, prácticamente imposible el poder refugiarse, dado el gran número de personas que acuden a la dicha barrera o burladero. Concretamente, en la cogida del infortunado Julio Canovas Torres, según parece, estas fueron las causas de su cogida, al no poder penetrar de lleno en el burladero, siendo alcanzado por el toro en el mismo momento de penetrar en el burladero”. Y finaliza afirmando que “no cabe atribuir culpa a persona determinada y sí al extremo indicado de la aglomeración de personas en la plaza que intentan refugiarse todas juntas en el burladero o barrera que tienen más próximo6” , aunque en los

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5ibídem.
6Ibídem.

mentideros locales corrió la información de que alguien obstaculizó de alguna manera la entrada del maletilla en el burladero. El juez, siguiendo la pauta establecida, había ordenado la instrucción de las oportunas diligencias por si los “hechos pudieran ser constitutivos de delito” y, por tanto, por si hubiera “culpa o imprudencia de alguna persona”, algo que finalmente fue descartado en los informes periciales, como se recoge en las 28 páginas de que consta el sumario judicial instruido al efecto y que fue cerrado el 24 de febrero. Julio Canovas ingresó con un hilo de vida en la sala San Luis del Hospital de la Pasión. Quedó internado pasadas las diez y media de la noche del Lunes de Carnaval. La cama en la que permaneció se encontraba “entrando a dicha sala a la izquierda”. En la mesilla se hallaba una cartera de plástico que contenía documentos y fotografías y una carpeta de cartón con más documentos, todo ello pertenencias del herido. La gravedad de las heridas hacía temer lo peor. El alcalde de Ciudad Rodrigo, Joaquín Martín Báez, como otros muchos ciudadanos mirobrigenses y decenas de maletillas, se acercó al Hospital de la Pasión para interesarse directamente por el estado del torerillo. Las esperanzas de una evolución favorable eran prácticamente nulas. Por eso inmediatamente se puso en contacto telefónico con el alcalde de Alcantarilla, Diego Riquelme Rodríguez7 , a la sazón jefe local de Falange, para que informara a la familia de Julio Canovas de la gravedad de las lesiones, al tiempo que el Ayuntamiento mirobrigense ponía a disposición de los familiares un vehículo para su desplazamiento a Ciudad Rodrigo. Por otro lado, “...todos los maletillas, con rara y total compenetración con su desgraciado compañero, extendían sus capotes por calles y plazas pidiendo donativos para él. Nos consta que todo cuanto sacaron todos fue al Hospital como primer donativo de sus compañeros en la esperanza de socorrerle y salvarle. Allí permanecieron todos esperando, cuidando de él a los que se permitió, prestos a ayudar en cuanto se les pidiera, muchos de ellos hasta sin cenar por cuanto lo que pudieran llevar encima pasó a engrosar la suscripción tan generosa iniciada por ellos”, refería el citado Jesús Huerta en la crónica insertada en el susodicho semanario local mirobrigense. Si esto ocurría en el Hospital de la Pasión, “fuera, en la calle, en los espectáculos, en los bailes, la gente comentaba el gravísimo percance y las débiles esperanzas de salvación que se veían”, señalaba Huerta. Un presagio convertido en realidad cuando se certificó la muerte de Julio Canovas Torres a las siete de la mañana del Martes de Carnaval. “La tragedia confirmada produjo verdadera angustia en la ciudad. En el Hospital el cuadro era tremendo y cuantos allí acudían no podían contener las lágrimas viendo llorar a todos los maletillas en torno al cadáver de su compañero. Todo Ciudad Rodrigo se aprestaba a contribuir en pro de tan desgraciada familia.

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72 de marzo de 1964, el alcalde de Alcantarilla envió esta carta de agradecimiento al alcalde de Ciudad Rodrigo: “Mi querido amigo y camarada: Después de la desgracia ocurrida en esa población al vecino de esta Julio Canovas Torres, debo manifestarte en mi nombre y en el de la Corporación que me honro en presidir, así como de toda esta villa, la forma cómo se ha portado, no ya tu Autoridad y todas las autoridades de Ciudad Rodrigo, sino todo el pueblo entero, según mis informes, cosa que debemos agradecer por tu mediación para hacerles llegar a todos la gratitud de la familia afectada y la de todos nosotros en esta lamentable desgracia del mencionado mozo. Con mi gratitud, recibe también la expresión de mi reconocimiento y queda a tu disposición con un fuerte abrazo, tu buen amigo y colega.” Fdo. Diego Riquelme Rodríguez. La carta se vio en la comisión permanente del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo en la sesión celebrada el 13 de marzo de 1964, acordando que fuese publicada en el semanario local La Voz de Miróbriga.

“La capea de la mañana tuvo unas ausencias. Ni un solo capote, ni una sola muleta de los maletillas aparecieron en el ruedo. Solo se veía a estos en sus idas y venidas en torno al Hospital, con los ojos enrojecidos por el llanto, enlutados con negros brazaletes... En los tablados, no había ya esa alegría consustancias con las fiestas... “La tragedia, además, tenía su coincidencia tremenda. Por la tarde, el toro de muerte iba a ser lidiado por el más caracterizado y veterano de tantos y tantos maletas de hoy: por El Conrado8 , que conseguía de esta forma su única oportunidad... “¡Qué cosa más triste el paseíllo de la tarde! ¡Cómo nos impresionó a todos ver a El Conrado con su traje corto y su camisa rizada haciendo el paseíllo descubierto! ¡Al saludar ante la presidencia toda la cuadrilla inclinó sus frentes a la tierra con respeto en silente oración por el amigo muerto! Toda la plaza, que había dedicado una ovación enorme a la cuadrilla humilde, se quedó muda también, pensando, rezando... “Al Conrado, triste también es decirlo, no le salieron las cosas bien. Le tocó un toro con mucho poder, con genio, desigual, y mientras la cosa estaba en las verónicas o en los pases de muleta –que es lo suyo-, todavía se lució el muchacho y consiguió auténticos clamores. Pero cuando tuvo que agarrar esa cosa tan seria y a la vez tan nueva para él, que es el estoque, la cosa cambió. No pudo con la papeleta y tras larga porfía y algunos débiles pinchazos, fueron sonando los tres fatídicos avisos y el toro se devolvió a los corrales. El Conrado, que tuvo el bello gesto de hacer primero un brindis señalando al cielo en memoria del amigo muerto y luego al público, impresionado como estaba por las emociones del día, tuvo que retirarse. Y lo hizo llorando...”, se apunta en la crónica de La Voz de Miróbriga. Jesús Huerta da mas detalles de lo ocurrido: “Si el intermedio del día anterior había señalado la alegría de la carroza, la rondalla, las comparsas, el intermedio del martes tuvo un signo: la caridad. Don Joaquín Martín Báez, nuestro alcalde, pronunció un emotivo discurso invitando a todos a sumarse a la colecta en pro de la familia de Julio Canovas, y al ruedo salieron señoritas de la ciudad en compañía de los maletillas, sosteniendo varios capotes que iban recibiendo los donativos del público de los tablados. En los balcones se hacían cuestaciones particulares, que luego volaban en envoltorios, en pañuelos, en gorras, hasta los capotes que en el ruedo sostenían las chicas y los maletas. “En el centro del redondel, el señor interventor del Ayuntamiento se iba haciendo cargo, en otro capote allí colocado, de las cuestaciones parciales que le iban llegando. Al final, un buen montón de monedas y billetes señalaba la caridad del pueblo mirobrigense de la plaza. Más de dieciocho mil pesetas se recogieron allí, lo que, unido a los mil duros que otras señoritas mirobrigenses recaudaron en el baile del mediodía del Casino, a las dos mil pesetas conseguidas en el Club Juvenil en la misma ocasión; a otras cuestaciones que se hicieron por la noche por miembros de esta organización, y a lo que en la capilla ardiente se fue también obteniendo, creemos se acerque a las treinta mil pesetas con que se ha socorrido de modo tan espontáneo a la familia del infortunado Julio Canovas Torres”. Aunque se avisó telegráficamente, la familia de Julio Canovas llegó a Ciudad Rodrigo sin tener noticia de su muerte. Se enteraron nada más bajar del coche. Y las escenas, como es de prever, fueron patéticas al llegar al Hospital de la Pasión. El cadáver del maletilla había sido amortajado con un “traje negro y una camisa blanca, calcetines grises y zapatos marrones” aportados por el alcalde mirobrigense.

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8Conrado Abad Bullón había ganado la edición del Bolsín Taurino en la edición de 1963. Tuvo la oportunidad de volver a torear un novillo, de José Martín, de Aldeavieja, actuando como sobresaliente Julio González Moraleja, El Ordenanza.

Simultáneamente a la instalación de la capilla ardiente, se van sucediendo los preparativos para el traslado del cadáver a Alcantarilla. Lo solicita el padre del maletilla, Alfonso Canovas, a quien se le hace entrega de los efectos personales del finado. Se concreta el traslado con la funeraria La Inmaculada. Pero antes hay que practicar la autopsia al cadáver que se realiza en el depósito municipal a las diez de la mañana del Miércoles de Ceniza. La realizan los doctores Pérez Fernández y Lorenzo Brusi y en ella emplean 45 minutos. Tras explicar cómo iba vestido, y afirmar que el cadáver estaba ya en avanzado estado de descomposición, los susodichos médicos practican el análisis de las cavidades craneal y torácica, sin que encuentren ninguna anomalía. “A continuación se abrió la cavidad abdominal, la cual se encontraba dañada sobre todo en la región esplénica de sangre y un líquido turbio en cantidad de unos 200 cm cúbicos. Se exploró el intestino, apreciándose en colon transverso y en su proximidad con el ángulo esplénico una perforación de unos 3 cm suturada en dos planos y un desgarro de mesocolon transverso también suturado. Se abrió la transcavidad de los epiplones apreciándose el trayecto seguido por el asta de toro que contusiona fuertemente la pared posterior del estómago, destrozando el páncreas y rasgando, de atrás adelante, el pequeño epiplón, donde hay un gran hematoma9

Tras la práctica de la autopsia, “el cadáver fue trasladado a la capilla del Hospital, donde fue oficiado un solemne funeral de corpore insepulto, con asistencia de las primeras autoridades, familiares del difunto, representaciones religiosas y de la junta del Hospital, Banda Municipal de Música y el pueblo en masa, que llenaba no solamente el templo, sino las calles de los Colegios y Velayos, constituyendo una manifestación de duelo como no se recuerda en nuestra ciudad. “El féretro, después del funeral, fue transportado a hombros de los maletillas que pugnaban por llevarlo, por las calles de Velayos, Sánchez Arjona y la Plaza Mayor, donde al pie mismo del lugar donde fue herido por el toro, se detuvo la triste comitiva y en medio de la más honda emoción de todos los presentes, se rezó un padrenuestro por su alma. “Seguidamente, la comitiva se puso en marcha hasta Amayuelas, desde donde, ya en la carroza automóvil y seguido por otros dos vehículos con familiares del difunto, se inició el traslado a la tierra murciana, donde reposará para siempre el infortunado muchacho”, relataba Jesús Huerta en el referido semanario mirobrigense.

Aunque la cuestación popular había sido generosa10

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9AHP. Ibídem.
10El 23 de marzo de 1964, Alfonso Canovas Romero, padre de Julio Canovas Torres, escribe una carta al alcalde mirobrigense en la que el pide el favor de que le remita la “carta de difunció de mi desafortunado hijo”. Afirma que le han escrito desde Madrid “para mandarme la indenizazió que le corresponde”. También le pide que le confirme si ha recibido “los recordatorios que mandé, y dígame si le han fartado para mandale má”. El alcalde solicita al “juez comarcal” el certificado de defunción con fecha 23 de marzo de 1964. Se lo remite el día 30 y se registra en el Ayuntamiento el 2 de abril. El 4 de abril se le envía el certificado al padre y se le confirma que “a su debido tiempo se recibieron los recordatorios y han sido distribuidos entre las autoridades y parte de la población”.

compañero Julio Canovas Torres. Salieron de Ciudad Rodrigo como llegaron, andando, para desplazarse hasta Murcia, en donde se había organizado una novillada, patrocinada por Radio Popular y el Club Taurino de Murcia, “en homenaje a los tres maletillas postulantes y a beneficio de la familia del infortunado torero de Alcantarilla muerto por un toro, en una capea, en Ciudad Rodrigo, y que han hecho el recorrido a pie desde dicho pueblo a Murcia”, rezaba el cartel, fijando el festejo para el domingo 12 de abril, dos meses después de la muerte de Julio Canovas, con la intervención de Ramón Ortiz Caro, José Antonio de los Reyes –El Jerez- y Basilio Repiso –El Marqués-, quienes se las vieron con novillos de Gabriel García Sánchez, vecino de Aranjuez, cortando el primero una oreja y el resto se conformaron con ovaciones y sendas vueltas al ruedo.


Momento de la tragedia de Julio Cánovas Torres
De la hemeroteca de don Juan Tomás Muñoz Garzón

Recordatorio que de su muerte hizo su familia,
De la hemeroteca de don Juan Tomás Muñoz Garzón

Julio Cánovas con una mujer en los días previos a la tragedia.
La instantánea está tomada en la plaza de San Salvador, en Ciudad Rodrigo.
De la hemeroteca de don Juan Tomás Muñoz Garzón

Partida de defunción de Julio Cánovas Torres
De la hemeroteca de don Juan Tomás Muñoz Garzón

MANUEL LEYTON PEÑA " EL COLI o MANUEL VARGAS " (1920 - 1964)

Foto cortesía del Sitio Taurino de Dale Pierce Who´s Who

Novillero y Rehiletero oriundo de Jerez de la Frontera (Cádiz),  nacido el 3 de marzo de 1920 y fallecido el 15 de agosto de 1964 en la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid. Esa tarde gris, salió como banderillero en la cuadrilla de José González Copano. Su primer toro le atrapó al bregar con el capote, para sesgar la vida de un buen torero y mejor ser humano.  Manuel Leyton "El Coli" sufre una herida en la cara posterior del hemitórax izquierdo que alcanzó el corazón, provocando su muerte en el acto. El toro causante del percance fue el toro "Cuatrero", de la dehesa de d. Ángel Rodríguez de Arce.

El destino cuenta y las circunstancias se cruzaron para que esa tarde el jerezano “Coli” toreara en Madrid, cuando no pensaba hacerlo. Como buen profesional, sabía llevar muy bien a los toros a una mano, y poseía gran valor. La muerte se lo llevó a la temprana edad de 46 años. Dicen quienes estuvieron ahí, que le perdió la cara al toro, que en realidad era un novillo, y éste pudo ser su error fatal. Tras su muerte, lo llevaron a Jerez, para ser enterrado en la tierra que le vio nacer. Fue Bernardo Muñoz “Carnicerito de Málaga”, con la ayuda de don Álvaro Domecq y Díez quienes posibilitaron la voluntad de la familia de traer su cuerpo a descansar en Jerez. En su adolescencia se fue a vivir a Madrid para labrarse un futuro en el difícil mundo del toro. Vio truncada su carrera de novillero por la Guerra Civil, aunque no terminó de cumplir su servicio militar. Vivía en Madrid, pero frecuentaba mucho Jerez para ver a su madre. Fue en la capital donde se creó su mundo y su círculo de amistades, entre los que se encontraban el “Príncipe Gitano” y “Bojilla”.

El historiador Juan José Zaldívar Ortega,  refiere que <<Manuel Leyton Peña (el Coli o Manuel Vargas), banderillero y novillero, nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz) el 3de marzo de 1920, que falleció el 16 de agosto de 1964, cuando contaba 44 años de edad. Aquel día estaba a las órdenes del novillero José González Copano, y al parar los pies al primer novillo, de don Ángel Rodríguez de Arce, fue derribado y empitonado con tan funesto acierto que el cuerno penetró en el vientre destrozando el bazo y en su ascensión el asta alcanzó de lleno el ventrículo izquierdo del corazón. El fallecimiento del desventurado banderillero fue instantáneo, por lo que el conocerse la noticia se suspendió la corrida tras el arrastre del tercer astado. El cadáver fue trasladado de su ciudad natal donde fue inhumado. El apodo de (el Coli) lo heredó de su padre, notable cantaor gitano. "

Don Juan José de Bonifaz Ybarra relata de su suerte que << Manuel Leyton Peña (el Coli), gitano de Jerez de la Frontera, había utilizado el apodo de Manuel Vargas en su época de novillero de cierta categoría. Ya como banderillero figuró algunas temporadas entre la gente de Antonio Ordóñez. El 16 de agosto de 1964 es herido en el coso de Las Ventas, de Madrid, por el novillo “Cuatrero”, de la divisa de Ángel Rodríguez de Arce, en el bazo y corazón, con lo que el óbito se produce prácticamente en el acto. Como en ocasiones anteriores ocurridas en la misma plaza, se suspendió la corrida antes de de su normal término. "

La afamada revista "Aplausos" No 1769 del 26 de agosto de 2011 refiere que Manuel Leyton "El Coli", es cogido y muerto por un novillo en la plaza de las Ventas.- Ocurrió el 15 de agosto de 1964. Aquel día, el banderillero Manuel Leyton Peña "El Coli", vestido de morado y azabache, hizo su último paseíllo. Su último paseo en Las Ventas, su último paseo en la vida. Actuaba a las órdenes del entonces novillero José González "Copano" cuando el primer utrero del festejo, de nombre "Cuatrero" y perteneciente a la vacada de Rodríguez de Arce, le hirió mortalmente. "El 15 de agosto, día de la Virgen, no hay pueblo de este suelo que Dios nos dio sin su fiesta grande, y mueren muchos toros en este día. En la primera plaza del mundo también ha muerto un torero". Así arrancaba el semanario El Ruedo -en su número del 18 de agosto de 1964- la crónica de aquella fatídica tarde, que proseguía: "El novillo, "Cuatrero" de nombre, número 88, negro bragao, ligeramente bizco, fuerte, con presencia y potencia y a las puertas de ser toro, trotó por la arena con la seriedad caliente de una guadaña al sol de agosto. En el 8 le esperó Manuel Leyton Peña "El Coli", de morado y azabache. Dos lances dio, que nunca los hubiera dado; le atropelló "Cuatrero", le recogió y empitonó, lanzándole contra las tablas. Cuando el milagro del quite se produjo en el capote del subalterno Mario Cuhelo, "Cuatrero -de la vacada de Rodríguez de Arce- había sacudido la muerte de sus pitones". El texto continuaba: "La noticia de la muerte llegó arañando los tendidos cuando las mulillas arrastraban a "Rondeño", tercer novillo de la tarde, y aquí terminó la corrida.Copano, a cuya cuadrilla pertenecía El Coli, corrió la plaza para venir a llorar entre dos picadores. El Pepe lloró contra las tablas. El Estudiante y los demás toreros en el ruedo hacían gestos negativos a la presidencia. Cayó el silencio y se elevó un padrenuestro. Después, un clamor dio la vuelta al ruedo y los altavoces suspendieron la corrida". "Más tarde, en el Sanatorio de Toreros, donde se instaló la capilla ardiente, se sucedieron las indescriptibles escenas de dolor por parte de la familia y amigos del subalterno muerto". La crónica concluía: "En la mañana del domingo se le hizo la autopsia, y a las seis de la tarde, mientras en la plaza otras cuadrillas hacían el paseíllo, El Coli viajaba por última vez hacia su Jerez natal".
Fuente:
http://www.aplausos.es/noticia/7696/

Manuel Leyton "El Coli"

"Cuatrero", le recogió y empitonó, lanzándole contra las tablas.

MANUEL ALPEÑEL POLVILLO (1943 - 1964)

Solo para efectos ilustrativos
Monasterio de Santa María la Real de Nájera
Cortesía del Sitio Web: www.ranimirum.com/monasterios/najera.jpg

Matador de novillos, nacido en Cantillana de la Cuesta (Sevilla) en el año de 1943, pero que en la localidad sevillana de Camas vivió con su familia desde muy corta edad. El 18 de septiembre de 1964 torea como único espada, llevando de sobresaliente a Enrique De la Calle, en la Plaza de Toros de Nájera (Logroño), siendo empitonado por su primer enemigo, que le infringió un puntazo en el triángulo de Scarpa izquierdo y schock traumático, produciéndole la muerte a los cinco minutos de ingresar en la enfermería, cuando contaba 21 años de edad. Los gastos de traslado y entierro en Camas fueron costeados de manera loable por el ex matador y hoy ganadero, Francisco Camino (El Niño Sabio de Camas). Fuente: Crónica de don Juan José Zaldívar Ortega, de su obra “Víctimas del Toreo”.

El maestro Juan José de Bonifaz Ybarra, en su libro “Víctimas de la Fiesta”,  relaciona al modesto espada como MANUEL ALPIÑEL POLVILLO, y refiere de su persona que << nace en Cantillana de la Cuesta (Sevilla), el 13 de junio de 1943. Como único matador actúa el 18 de septiembre de 1964 en la localidad riojana de Nájera, donde es herido en el triángulo de Scarpa, presentándose un alarmante cuadro de shock traumático del que fallecería a los pocos minutos de ser ingresado en la enfermería. "

En el segundo Anuario Taurino que amablemente me envía el cronista Rafael Gómez Lozano (Dientefino) consignan que el 18 de septiembre de 1964, fallece el novillero MANUEL ALPAÑEL POLVILLO en la plaza de Nájera (La Rioja) por cogida de un astado del ganadero Policarpo Rivas.

ANTONIO CAMPOS " EL IMPOSIBLE " (1931 - 1964)

Cortesía del Sitio Web: http://aulataurinadegranada.blogspot.com

Refiere el distinguido cronista Antonio Casanueva, en una sentida editorial dedicada a este valeroso espada mexicano, que << Antonio Campos “El Imposible”, fue un torero de personalidad única, oriundo del estado de Puebla, aunque hay quienes lo hacen natural de San Luis Potosí. Junto con Joselito Huerta - una de las mas grandes figuras nacionales de todos los tiempos-, fue “El Imposible” de quien se conocieron públicamente, dos nombres, dos carreras y al menos dos historias completas como hombre, torero y persona. “El Imposible” triunfó mas en España que en México. Si bien es cierto que el final su carrera se vio un tanto opacado por el dolor y desconcierto que le produjeron fuertes cornadas, tanto aquí como allá. Su personalidad, arrojo y sobre todo la espectacularidad de su toreo, siguen en el recuerdo de los aficionados. Su nombre real era Carlos Moreno, y como tal, debutó en tan difícil como arraigada profesión. Nació en la ciudad de Puebla el 4 de Noviembre de 1931, Se dice, que inició su carrera como Carlos Moreno en las regiones taurinas tanto de Puebla como de Tlaxcala a inicios de la década de los 50s. Su lanzamiento formal fue en Plaza de Toros “El Toreo” de Cuatro Caminos, en Naucalpan, Edo. de Mex, en un festival efectuado el 3 de julio de 1960, causando tal impresión que para el día 17 de ese mismo mes, debutó formalmente como novillero en esa misma plaza cuatrocaminera, en cuya temporada actuaría en dos tardes y debido a la gran expectación causada, pasara a la Plaza México en donde se presentó el 14 de agosto para completar la gesta actuando en cinco actuaciones, ganando La Oreja de Plata de aquella temporada. Continuó presentándose como novillero en diversas plazas hasta tomar la alternativa en Tijuana, B. C., el 14 de junio de 1961 de manos de Jesús Córdoba, siendo testigo Raúl García, con toros de Javier Garfias. En su siguiente actuación en esa misma plaza sufrió un doloroso accidente provocado por la cogida de un toro de Santo Domingo ocasionándole una punzante desviación en la columna vertebral, impidiéndole actuar varios meses. Luego de su recuperación, en 1962 viajó a España en donde actuó en 14 corridas y al año siguiente otras diez, confirmando la alternativa de Matador de Toros en la Plaza de Madrid, durante La Feria de San Isidro, el 12 de mayo de 1963 siendo padrino Pedro Martínez “Pedrés” y de testigo Andrés Vázquez con un toro de don Carlos Núñez. En su estancia de ese año en España, sufrió varias cornadas; el 14 de abril en Málaga por un toro de Samuel Flores, el 9 de junio en Plascencia, por un toro de Manuel Arranz, el 25 de julio en Palma de Mallorca, y finalmente el 12 de agosto en San Sebastián por un toro de la incipiente ganadería de Antonio Ordóñez. Algunas de ellas -cabe aclararlo- fueron cornadas de mucha gravedad,  por lo que llegó a temerse por su vida, para que las consecuencias de alguna de ellas, finalmente le causaría una dolorosa enfermedad que lo llevó a la muerte prematura. De regreso en México, confirmó la alternativa en la Plaza México, el 9 de febrero de 1964, siendo el padrino Alfonso Ramírez “El Calesero” y de testigo Diego Puerta; el toro se llamó “Soldadito” de la ganadería de queretana de Tequisquiapan, en cuya temporada, actuó en 2 ocasiones, la ya referida de la alternativa y una segunda el 1 de marzo de ese mismo año, actuando nuevamente con quien fuera su padrino de confirmación “El Calesero” y Luís Procuna con toros de Rancho Seco. Fue ésta un homenaje al maestro Agustín Lara, quien bajó al ruedo después de efectuado el paseillo, dando una vuelta al ruedo en compañía de los diestros actuantes. “El Imposible”, con problemas de salud, que fueron agravándose a lo largo del tiempo siguió toreando, siendo la última vez que se vistiera de luces, el 12 de octubre de 1964 en la Plaza de Torreón, Coah. en donde sufrió su postrer cornada, inferida por un toro de Peñuelas. Falleció el 28 de diciembre de 1964, en la ciudad de México víctima de cáncer en el hígado, provocado por alguna de las gravísimas cornadas recibidas a lo largo de su vida. El entierro de “El Imposible” fue la manifestación pública de duelo impresionante hacia un torero que dio la vida sin inmutarse, pensando siempre en los posibles avances de su profesión. Ya que nadie podía imaginar que haría unos cuatro años que padeciera tan terrible enfermedad alojado en el hígado y que poco a poco se le fuera trasladando al páncreas, con lo que poco a poco fuera perdiendo los ímpetus físicos de su juventud, que lo llevaban a sufrir graves cornadas y desengaños. Antonio Campos “El Imposible”, pasó de inmediato, con su muerte a formar parte de los llamados toreros heroicos, si así se les pudiera llamar, que padeciendo tan grave enfermedad, nunca se echó para atrás, ni ante los pitones de sus enemigos, ni tampoco ante la mala suerte que pareciera atravesarse en su camino, luchando siempre a brazo partido por convertirse en figura del toreo, lo que una vez conseguido por permanecer en ese sitio. No obstante toda su vida, que ahora podría parecer una sola tragedia, la sobrellevó como un hombre íntegro, de carácter indómito y cuyo profesionalismo ha servido a las siguientes generaciones de toreros como un ejemplo a seguir. 

EDMUNDO GUERRERO PERRUSQUÍA (XXXX - 1964)

Solo para efectos ilustrativos

Jabonero número 12 de Xajay en 1944

Cortesía de don Javier Gonzáles Fisher:

http://laaldeadetauro.blogspot.com/2008_12_01_archive.html

 

El 9 de mayo de 1964 muere asesinado en su propia ganadería de Xajay, don Edmundo Guerrero Perrusquía.

Fuente: Efemérides del 9 de mayo/Don Adiel Armando Bolio

http://suertematador.com/index.php?option=com_content&task=view&id=2955&Itemid=312

 

El prestigiado diario ABC de Sevilla del 22 de mayo de 1964, publicó una nota procedente de México informando del coincidente  “Trágico fin de unos asesinos”, << El asesinato del ganadero mejicano Edmundo Guerrero ha tenido consecuencias funestas para dos de los culpables, muertos igualmente en forma violenta. Juan Abrego Ugalde, detenido en relación con el crimen, apareció ahorcado en su celda, y Alejo Osornio, que era buscado por el mismo delito, fue encontrado muerto a tiros en unos matorrales. Los incidentes se iniciaron por una disputa sobre reparto de tierras entre Guerrero y un grupo de campesinos.-EFE. >> Lo anterior acaeció durante el régimen Gubernativo Estatal de Manuel González Cosío de 1961 al 67.

 

La afamada dehesa de Xajay fue fundada en 1923 por los señores Edmundo y Jorge Guerrero Perrusquía en la Hacienda de Xajay en San Juan del Río, Estado de Querétaro, en México, con sangre de San Nicolás Peralta (reses propiedad de Doña Amada Díaz Quiñones, viuda de don Ignacio de la Torre y Mier, yerno del Presidente de la República, Porfirio Díaz) y dos sementales de Piedras Negras.

 

Fuente: Don Francisco Lazo/ Notas Taurinas del 3 de febrero de 2009

http://www.oem.com.mx/esto/notas/n1031350.htm

 

En 1925 agregaron vacas y sementales de Campos Varela; 22 vacas de José Julián Llaguno, cuatro de San Martín, dos de San Mateo y 50 de Garfias a partir de 1963 al igual que varios sementales de Garfias, San Martín y San Mateo desde ese mismo año. El (16-08-1925) debutó con novillos en la Plaza de Toros de El Toreo de la Condesa, con seis astados para Porfirio Magaña y  José Ortiz, además de dos becerros para Fermín Espinosa (Armillita). Lidió su primera corrida de toros en dicha plaza el (06-01-1935): seis astados para el mano a  mano entre Fermín Espinosa (Armillita) y el diestro español Domingo López Ortega. En 1945 adquirieron 3 sementales del diestro español citado (Parladé). Una muy buena época se vivió en esta casa ganadera con los triunfos cosechados, especialmente por los toros llamados: Luna Roja, Retoño y Escarcha.

 

Fue en 1963 cuando la adquirió don Juan Sordo Madaleno (fallecido en 1985) y a quien, durante algunos años, le dio la mano su hijo mayor don José Juan Sordo Bringas, que falleció en un accidente automovilístico en 1974, por lo que en ausencia de los dos, en 1985 toma las riendas Doña Magdalena Bringas Aguado, juntamente con sus hijos menores, el arquitecto D. Xavier y la señora Magdalena Sordo Madaleno Bringas, quienes la han manejado con acierto hasta la fecha. Queda en claro que desde 1963 la Ganadería de Xajay se cambió a su actual ubicación en el añoso Rancho La Laja ubicado en Tequisquiapan, Estado de Querétaro, en México.

 

Fuentes:

Don Víctor Cano Sordo/http://www.bisabuelos.com/lalaja.html

Don Juan José Zaldívar Ortega/ Toros Notables –Entrega No 44 del 26 de febrero de 2007. / http://www.laplazareal.net/torosnotables45.htm

Don Francisco Lazo/ http://www.oem.com.mx/esto/notas/n313694.htm

 

Don Jorge y Edmundo Guerrero Perrusquía, eran hijos del primer matrimonio de doña Concepción Perrusquía,  quien caso en segundas nupcias con don Julio Herrera, ejecutor testamentario para la venta de los bienes de don Ignacio de la Torre y Mier (Siendo la Revolución de 1910 de un fondo eminentemente agrario y habiendo fallecido Ignacio de la Torre y Mier en 1918 después de haber pasado casi 5 años en prisión por causas políticas, resultaba lógico que su viuda –hostigada por las deudas que heredara del controvertido marido- se deshiciera de la vacada, por lo que el ejecutor testamentario de De la Torre, Julio Herrera, comienza a encontrar interesados en adquirir esos ganados aptos para la lidia, logrando distribuirlos en cuatro grandes fracciones, ubicadas en las ganaderías de La Punta, Xajay, Peñuelas y Jalpa.)

Fuente: Don Javier González Fisher

http://laaldeadetauro.blogspot.com/2008_12_01_archive.html

EARL THODE (1900 - 1964)

Earl Thode

RAA&#39;s First &quot;All-Around Cowboy&quot; 1929

Cortesía del Sitio Web:

 http://ericksonartstudio.com/OurOils.aspx

Afamado e innovador jinete rodeo norteamericano, natural de Belvidere, en Dakota del Sur. Thode creció en un rancho en ese mismo estado y participó en su primer rodeo en  “White River” (Río Blanco) cuando tenía 20 años de edad. Compitió en los rodeos locales los fines de semana durante siete años más;  luego ingresó al circuito profesional como jinete de caballos broncos con silla  y lucha con novillos (steer wrestler). En 1927, ganó su primer título de monta de caballos broncos en silla  en la competición  “The Cheyenne Frontier Days” en Wyoming, y llegó a ganar tres títulos más,  que aún sigue siendo un récord  de este  evento tan prestigioso. Más tarde obtuvo los títulos de monta de broncos en silla en 1929 y 1931. A la edad de 37 años, ganó el campeonato de monta de broncos en el acreditado certamen “The Calgary Stampede”, y luego se retiró. Thode, había nacido un 7 de diciembre de 1900, y vino a morir  ahogado cuando su barco volcó mientras estaba pescando en un lago de Arizona el 18 de mayo de 1964.

Fuente:

http://www.worldofrodeo.com/stories/prcahalloffame.htm#Earl%20Thode

ANTONIO CHANCA BLANCO (PATATO) (1922 - 1964)

Solo para efectos ilustrativos
Obra del excelso pintor y grabador madrileño
Vicente Arnás Lozano

Refiere el historiador taurino Rafael Gómez Lozano (Dientefino) haber leído textualmente en la enciclopedia taurina el “Cossío” (Tomo 5, página 839) que CHANCA BLANCO (Antonio), Patato. Picador de toros, nacido en Fuenteguinaldo (Salamanca) el 9 de febrero de 1922, que durante los últimos años de su vida residió en Ciudad Rodrigo, en la provincia natal. Durante la temporada de 1959 figuró en la cuadrilla de Miguel Mateo (Miguelín) y como consecuencia de ciertos incidentes que provocaron la suspensión de la corrida que debiera haberse celebrado en Albacete, el 11 de septiembre, fue sancionado por la Dirección General de Seguridad con una multa de 25,000 pesetas y la prohibición de sus actividades en todo el territorio nacional durante el plazo de un mes. La campaña de 1963 la realizó a las órdenes de Pedro Martínez (Pedrés) para pasar en 1964 a la plantilla de Alfonso Vázquez (Vázquez II). El día 19 de julio de tal año actuó en Figueras (Gerona) y al regresar con varios compañeros en un taxi  se produjo una violenta colisión contra un camión en las proximidades de Fraga (Huesca), sobre las cuatro de la madrugada del día siguiente, resultando heridos varios de los ocupantes del turismo y de extrema gravedad este “Patato” que fallecería en una ambulancia antes de su llegada al Sanatorio de Toreros de Madrid.

VICENTE JULIÁN ESCRIBANO (1941 - 1964)

“El Viti”
Carboncillo y lápiz de color del afamado pintor taurino
José Cros Estrems

Refiere don Rafael Gómez Lozano (Dientefino), historiógrafo propietario del concurrido sitio en la Internet, “Toreros Mexicanos”, que ha leído textualmente en el “Cossío” (Tomo 5, página 884) que: ESCRIBANO JULIAN (Vicente). Matador de novillos en festejos económicos. Murió ahogado el 13 de agosto de 1964, a la edad de veintitrés años, cuando se bañaba en el pantano de Alarcón (Cuenca), España.