Los toros dan y quitan

ANTONIO MORENO "MORENITO DE PUEBLA " (XXXX - 1902)

Eduardo García
Cortesía de D. Rafael Gómez Lozano
http://torerosmexicanos.blogspot.mx/search/label/Eduardo%20Garc%C3%ADa%20%28Morenito%20de%20Puebla%29

Refiere el cronista Juan José Zaldívar Ortega en su obra “Víctimas del Toreo” (Banderilleros), que <<Antonio Moreno (Morenito de Puebla), porque tal parece que fue el nombre y apellido de este oscuro banderillero mexicano, del sólo tenemos la referencia de que falleció trágicamente en la Plaza de Toros de Mazatlán (México) la tarde del 15 de junio de 1902, en la que sufrió una cornada mortal. Su nombre o apodo no aparece en el Cossío ni en la “Antología Taurina Mexicana” de don Ángel Villatoro. "

Investigando en el libro del erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra, “Víctimas de la Fiesta”, viene relacionado en el apartado de banderilleros con el nombre de EDUARDO GARCÍA (MORENITO DE PUEBLA) ,refiriendo que << un peón mexicano, caía mortalmente herido  cuando participaba en un festejo taurino que tuvo por marco la plaza de toros de Mazatlán (México), la tarde del 15 de junio de 1902 ", por lo que colijo que se trata del mismo rehiletero, cuya  verdadera identidad, sigue siendo materia de investigación para los estudiosos de la Fiesta.

Por su parte, Don Adiel Armando Bolio, refiere en las efemérides taurinas del 14 de febrero de 1902, que el banderillero Eduardo García (Morenito) muere en Mazatlán Sinaloa víctima de una cornada. Fuente: http://suertematador.com/index.php?option=com_content&task=view&id=2498&Itemid=312

El docto cronista, don Luis Ruiz Quiroz, en las efemérides que publica en la página de Internet: "Campo Bravo-México", de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, cita que el 16 de Junio 1902, muere en Mazatlán el banderillero Eduardo García Morenito de Puebla a consecuencia de cornada recibida el día anterior.

ANTONIO GIL BARBERO "DON GIL " (1823 - 1902)

De la hemeroteca de don José Antonio Román Romero
http://gestauro.blogspot.mx/

Fue un Señorito romántico que acabó en la miseria. Nacido en Madrid, recibió la alternativa en Sevilla,  y con sesenta años se despidió del toreo en Antequera, convirtiéndose en apoderado y burócrata. Tuvo una existencia larga, llena de frustraciones y penalidades sin cuento, que le llevaron a quitarse la vida por propia mano en fecha indeterminada de 1902. (Fuente: Hemeroteca del Diario ABC de Sevilla del martes 22 de noviembre de 1977, Página 47)

 

Por su parte, en el sitio web: Historia del Torero, refieren de este personaje, que << Nació en Madrid el 27 de enero de 1823, llamábase Antonio Gil y Barbero y era pequeñito, de naturaleza poco lozana e hijo de bien acomodada familia, de la que recibió esmerada educación. Pero le dio por emular a los Romeros y Montes, y los diestros de su época, al verle tan fino y atildado, comenzaron a llamarle “Don Gil”... y con “Don Gil” se quedó el señoriíto torero. Con medios para alternar con toreros, ganaderos y aficionados de mucho viso, después de torear en becerradas se animó a vestir el traje de luces; alentado por (el Chiclanero), con la promesa de darle la alternativa, cobró nuevos bríos; pero dicho diestro murió antes de cumplir lo que le prometiera. Marchó “Don Gil” a Sevilla, donde le ayudaron Manuel Domínguez y Juan Lucas Blanco; tomó allí una alternativa, que le confirmó dicho Domínguez en Madrid el 24 de junio de 1856; estuvo eclipsado después mucho tiempo; pobre de metales en 1877, pidió protección a “Lagartijo”, que escurrió el bulto... En fin, que Antonio Gil no tuvo significación alguna en el toreo y no pasó de ser un comparsa más. A fuerza de revolver a Roma con Santiago, Logró torear en Madrid el 25 de septiembre de 1881, alternado con José Machío, “Cara-ancha” y Ángel Pastor, y la última corrida en que tomó parte fue en Antequera, cuando contaba sesenta años. Obtuvo luego un empleo en el ministerio de la Gobernación, fue apoderado de (el Gallo) y de (Cara-ancha), y en el año 1884 publicó cuatro numero de un periódico taurino titulado <>. Con setenta y nueve años a cuestas, enfermo y sin recursos, en su desesperación, se suicidó en Madrid el día 4 de febrero de 1902. " Fuente: http://.historiadeltorero.com

Refiere el mexicano Diario El Universal del 23 de mayo de 2006 que " En el año de 1823, en la castiza Madrid, nació Antonio Gil el 27 de enero. Desde pequeño se aficionó a la fiesta brava y empezó a verle la cara a las vaquillas en la ganadería del duque de Veragua. Caminar en el medio taurino sin ser sevillano costaba mucho trabajo lograr sobresalir ante la pléyade de maestros de la fiesta que surgían en la región andaluza. En 1851, ya con 28 años de edad, propone Antonio Gil a varios aficionados construir una plaza para lidiar becerros. Tarea que se llevó a cabo de inmediato y bien puede afirmarse, se dieron gusto como aficionados. Al año siguiente, en 1852, el 25 de marzo, alentado por el matador José Redondo El Chiclanero, participó en un festejo benéfico e hizo cosas importantes, de indudable mérito, como para tomársele en cuenta. Y ese mismo año, en septiembre, actuó en Aranjuez, en un festejo en que Cayetano Sanz mató cuatro toros y los dos últimos Antonio Gil, a quien identificaban como Don Gil. Maduró con rapidez y estaba listo para recibir la borla de matador de toros. Se le anunció en Madrid y el padrino sería El Chiclanero. Pero no hubo tal ceremonia, porque el maestro murió de tuberculosis y la familia de Antonio se empeñó en que no se realizara el espectáculo. Entonces, sus pasos se encaminaron hacia la catedral de la torería: Sevilla. Aduce la enciclopedia de Cossío que el torero armó la que no estaba escrita desde en su modo de vestir. Nunca se había visto en la barroca capital andaluza a un matador engalanarse de frac azul, con botonadura dorada, pantalón blanco y sombrero de copa. Sin embargo, los empresarios no le tomaban atención y un ganadero, que le había visto condiciones, abogó e influyó para que fuese anunciado. Actuó con regularidad en la región andaluza y su éxito motivó a Manuel Domínguez Desperdicios ponerlo bajo su amparo. Y el 25 de mayo de 1854 debutó en Sevilla y es ahí donde, por fin, recibe el codiciado título de matador de toros. Los triunfos se eslabonaron, lo que, ante sus cualidades, se le abrieron las puertas de las plazas. Este hecho le valió presentarse en Madrid y confirmar el doctorado el 24 de junio de 1856. A la Villa del Oso y el Madroño volvió hasta 1862, en festejo que alternó con Cayetano Sanz y José Antonio Suárez. Su peregrinar taurino fue recorrer los kilómetros que separan a Madrid de Sevilla. La familia intervino nuevamente y a instancias de ella se vio obligado a retirarse de la profesión. Los toreros nunca se dan por vencidos, jamás aceptan que han perdido facultades y menos que no puedan ya con los astados. Es la fijeza en los ideales de quienes se "calzan" de seda y metal. Antonio Gil, no obstante, el 23 de septiembre de 1881 consiguió contrato para actuar en Madrid, lo hizo con José Sánchez del Campo Cara-Ancha. Y mató en forma por demás eficiente y clásica, al primero de sus enemigos de esa tarde. La actuación lo llenó de ilusiones y deseos de retornar a la actividad, sin considerar su edad. Tuvo hasta una entrevista con el Rey Alfonso XII. No consiguió el propósito de torear, pero sí un empleo en un monasterio. El tratadista González de Ribera dice de Don Gil: - Combatido por una terrible afección al estómago, relegado a humilde y dolorosa estrechez, torturado su ánimo por la nostalgia del pasado y de lo que hubiese podido ser, "Don Gil" vivió largos años. Y agrega: Su conversación era muy amena y muy agradable; su trato correcto, y en su persona veíase uno de esos destinos incumplidos, grandes y plenos de gloriosos horizontes en sus albores, que luego la vida derrumba y arruina -. No hay duda que Antonio Gil, cada vez más doliente y esclavizado de la enfermedad, más nostálgico y, asimismo, más hipocondríaco, llegó a los 79 años de edad el 27 de enero de 1902, en los albores del siglo XX. Sin embargo, días después, el 4 de febrero, decidió poner fin a su existencia y, desde luego, también a los males que le aquejaban. Nadie da fe justa y precisa de lo que pensó, lo que le hizo tomar la decisión de escapar por la puerta falsa. Por la edad quizá desvariaba, es lo lógico. Lo incongruente, en esta historia, es que Antonio Gil Barbero, tomó un revólver y se disparó dos tiros en su domicilio de la calle Luciente 10 en Madrid, arrebatándose la vida. Dicen que los genios actúan así... ¿Será verdad? " ;

PEDRO PEÑA "CARTAGENA" (XXXX - 1902)

Solo para efectos ilustrativos
Obra del egregio pintor español
Antonio Guzmán Capel

Me cuenta el perseverante historiógrafo taurino Rafael Gómez Lozano (Dientefino), propietario del visitado Blog enciclopédico taurino “Toreros Mexicanos”, haber leído textualmente en  el “Cossío” (Tomo 3, Página 719) que: PEÑA (Pedro), Cartagena. Banderillero cartagenero, que comenzó a ejercer su profesión en la plaza de su ciudad, en novilladas, el año 1901. El 10 de junio del siguiente año murió ahogado en la playa de dicha población estando bañándose. Parecía prometer.

MANUEL CAMACHO "EL BEBÉ" (XXXX - 1902)

Solo para efectos ilustrativos
“Banderillas Negras”
Obra del lustre pintor mexicano Antonio Navarrete (1925-2004)

El afamado y muy docto cronista taurino, don Luis Ruiz Quiroz, quien publica sus leídas efemérides en el portal en la Internet: “Campo Bravo-México” de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia (ANCTL), refiere que el banderillero Manuel Camacho “El Bebé” muere el 7 de junio de 1902, en una riña en Chihuahua, México.

JOSÉ GIRÁLDEZ DÍAZ "JAQUETA" (1837 - 1902)

De la hemeroteca de Rafael Gómez Lozano
Semanario "El Ruedo"

Matador de toros español, nacido en Sevilla el 17 de abril de 1837, y muerto en La Línea de la Concepción (Cádiz) en los primeros días del año 1902. En el planeta de los toros es conocido por el sobrenombre de “Jaqueta”. Natural del taurino barrio de San Bernardo (que tantos y tan excelentes toreros ha criado en sus calles), José Giráldez Díaz se presentó como novillero ante sus paisanos hispalenses el día 27 de marzo de 1864. Tras cinco años de prolongada andadura novilleril, el día 2 de mayo de 1869, a través de la arena de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, hizo el paseíllo que había de granjearle la borla de doctor en tauromaquia. Iba acompañado por una colosal figura de aquellos años, su paisano Antonio Carmona y Luque (“El Gordito”), quien le cedió los trastos con los que había de dar lidia y muerte a estoque a un toro criado en las dehesas de don Joaquín Pérez de la Concha. El día 5 de septiembre de la siguiente temporada, José Giráldez Díaz “Jaqueta” se presentó ante la siempre severa y rigurosísima afición madrileña, dispuesto a confirmar la alternativa que un año antes había tomado en la plaza de su ciudad natal. Y si en aquella pasada ocasión se hizo apadrinar por el talento valeroso de “El Gordito”, para pasar mejor este emotivo trance (sin duda, el más trascendente en la carrera de un matador de toros) quiso ampararse en el insuperable padrinazgo de una de las mayores figuras del toreo de todos los tiempos, el Gran Califa cordobés Rafael Molina Sánchez “Lagartijo”; el cual cedió su turno al toricantano para que diera lidia y muerte a estoque a un astado procedente de la ganadería de don Anastasio Martín. Con tan brillantes cartas de presentación, y haciendo gala de un toreo valiente y decidido, “Jaqueta” firmó una substanciosa cantidad de contratos hasta la fatídica temporada de 1874, en la que dejó de vestir el terno de luces debido a los estragos que en sus facultades mentales había causado su escandalosa afición a la bebida. No logró reponerse de esta perniciosa adicción hasta la campaña de 1877, en la que -humildemente- reapareció en Sevilla, en calidad de novillero, el día 5 de agosto. Aquel mismo año volvió a contar con la generosa entrega del genial Rafael Molina Sánchez (“Lagartijo”) para tomar de nuevo la alternativa en el coso hispalense. Sin embargo, tras un par de campañas en las que sólo reunió ánimo y facultades para enfrentarse a la lidia de novillos, se cortó definitivamente la coleta el día 7 de septiembre de 1890, ante la apesadumbrada atención del público hispalense, conocedor de sus constantes recaídas en su antiguo vicio. Desde entonces hasta la fecha de su muerte, acaecida en 1902, “Jaqueta” vivió envuelto en una nebulosa de alcohol y demencia, recogido en La Línea de la Concepción en casa de una hermana suya que se había apiadado de su triste situación.
Fuente:
http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=giraldez-diaz-jose

El 26 de agosto recibí un amable correo electrónico de don Rafael Gómez Lozano, propietario del Blog enciclopédico en la Red "Toreros Mexicanos, donde me allega la digitalización del Semanario Gráfico de los Toros "El Ruedo", número 694, del 10 de octubre de 1957, y donde publican una editorial de "D. Ventura" de nombre "Remembranzas Taurinas - Sucesos Raros y Curiosos", donde anota:

EL TORERO LOCO

José Giráldez, "Jaqueta", tenía perturbadas sus facultades mentales; por esta causa, permanecía largas temporadas alejado de los ruedos, y mejor hubiera hecho alejándose definitivamente. Perdía la alternativa, la volvía a tomar y oficiaba de sobresaliente de espada, según los casos. A pesar de haber alternado con "Lagartijo" en Barcelona en el año 1872, cinco años después tomaba la alternativa de manos del propio "Lagartijo". Esto ocurrió en la corrida verificada en Sevilla el 30 de septiembre de 1877, en la cual se lidiaron seis toros de la Viuda de Várela, que fueron estoqueados por los dos mentados diestros y "Chicorro", que actuó como segundo. "Lagartijo" cedió a "Jaqueta" los trastos para matar al primer toro, llamado "Baratero", colorado y ojo de perdiz, y aunque dicho recipiendario pinchó mucho e hizo una faena pesadísima, le aplaudieron ruidosamente los que se compadecían de su desgracia. "Lagartijo" estuvo admirable en la muerte de sus toros, y "Chicorro", muy mediano. En la muerte del bicho que cerró plaza, llamado "Llavero", berrendo en colorado, sustituyó "Jaqueta" la muleta por una cadena de reloj en el momento de entrar a matar, y tenaz en su propósito de dar así cuenta de la res, metió numerosos pinchazos y acabó con un bajonazo horrible. En verdad que no se explica cómo permitir las autoridades que aquel diestro saliera al redondel cuando quedaron trastornadas sus facultades mentales.