Los toros dan y quitan

JOSÉ FERREIRA GRILO (XXXX - 1825)

Solo para efectos ilustrativos

“Plaza de Toros”

José Jiménez Aranda (1837-1903)

Banderillero de toros portugués, que comenzó a actuar como tal en la temporada de 1817, recorriendo durante casi ocho años la mayoría de las Plazas de Toros de su país. En la temporada de 1825 recibió una cornada que le ocasionó la muerte. Es toda la información que tenemos. (Crónica de d. Juan José Zaldívar Ortega).  Al respecto de este personaje de la Fiesta, el eminente historiador, don Juan José de Bonifaz Ybarra refiere que << No he encontrado más datos de la muerte del portugués José Ferreira Grilo que el de su trágica muerte, ocurrida en fecha y lugar no concretados del año 1825.

Cita el historiógrafo taurino Juan José Zaldívar Ortega en su obra: "Más de Bernardo Gaviño" (Tomo II, página 79) que Manuel Ferreira Hernández (el Portugués), banderillero de novillos, nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1817. El año 1835 recibió una cornada que le ocasionó la muerte. Al respecto me asalta la duda si éste Manuel Ferreira Hernández (el Portugués) nacido en 1917 y fallecido en 1835 no será acaso José Ferreira Grilo, nacido en fecha indeterminada y fallecido en 1825, ya que por su parte, don Juan José Bonifaz Ybarra no consigna entre sus víctimas de la fiesta el fallecimiento de Manuel Ferreira Hernández, luego esto me hace suponer con fundamento, que se trata del mismo rehiletero, que se llamaba, en su caso, de una u otra forma, y que habría de seguirse investigando.

SEBASTIÁN GARCIA (XXXX - 1825)

El matador Sebastián García fue confidente del rey Miguel I, de Portugal

Refiere el afamado erudito taurino hispano-zacatecano, Juan José Zaldivar Ortega en su obra “Víctimas del Toreo” (Tomo I-página 38).- Sebastián García, matador de toros español, que trabajó en Plazas de Toros de su patria por los años de 1816 a 1820. A pesar de tener buena figura y gran simpatía en el ruedo y fuera de él, su trabajo no era muy aceptable. En vista de ello, marchó a Portugal, toreando allí y haciéndose popularísimo. Hasta tal punto llegó su influencia en los medios más selectos de Lisboa, que fue confidente del rey Miguel I (1802-1866); al ser deportado este monarca a Quinta de la Loma vivió allí con él varios años. En cierta ocasión en que se verificaba una fiesta en una cerrada o entrenándose simplemente, recibió una gravísima cornada, hacia el año 1825, de la cual dejó de existir este torero, primero quizá de los que habían de tener una relación efectiva con la política.