EL AJUSTICIAMIENTO DE JOAQUÍN (o MARIANO) ÁVILA XXXX - 18??
Refiere el historiógrafo taurino, don José María Coello Ugalde, en su página en la Internet “Aportaciones Histórico Taurinas Mexicanas” que: Luis, Sostenes y José María Ávila se encargan de mantener en circunstancias parecidas a las que representaron Pedro, Antonio y José Romero en la España de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. Y es que los hermanos Ávila (Luis, Sostenes y José María) por más de cincuenta años aparecen como los representantes taurinos de México, dado que se convierten en las figuras más importantes que dan brillo al espectáculo en nuestro país. Fue así como desde 1808 y hasta 1857 ocupan la atención de la afición estos interesantes y a la vez misteriosos personajes, cuya principal actividad se concentró en la capital mexicana. Pocos datos existen al respecto de los tres, que son cuatro, con Joaquín (también nombrado como Mariano en otra efeméride), mencionado por Carlos María de Bustamante en su “Diario Histórico de México”. Desafortunadamente este último (hermano de los Ávila) cometió homicidio que lo llevó a la cárcel y más tarde al patíbulo.
En otra efeméride de don José María Coello Ugalde titulada: “Noviembre de 1908 muere Sostenes Ávila”, consigna textualmente: La efeméride de que me ocupo, se remonta al mes de noviembre de 1908. Si nos atenemos a lo publicado en LA VOZ DE MÉXICO, D.F., del 8 de nov., de 1908, p. 2: “DEFUNCIÓN.-Falleció en el Rosario (Sinaloa) Sostenes Ávila, que fue matador de toros y últimamente comerciante de ese lugar”, se podría concluir que este personaje murió de una muy avanzada edad, puesto que los datos conocidos nos remontan hasta la mitad del siglo XIX donde Sostenes, junto a sus hermanos Luis, José María y antes Mariano (aunque éste, por problemas judiciales, al parecer ligados con un asesinato, dejó de torear) ejercieron dicha práctica en forma por demás prolongada. Algunas fuentes remontan su presencia hasta el año de 1808, momento en que esos nombres comenzaron a aparecer en diversos carteles.
Manuel Bravo en compañía de los hermanos Ávila, Luis, Sostenes y José María se van a convertir, por entonces, en las figuras que aclama el pueblo mexicano, mismo que aceptará con agrado al español Bernardo Gaviño y con el que se desentenderán de los posibles prejuicios de que se vio saturado el ambiente político de un país que no alcanzaba a despertar de la pesadilla de su independencia, y ya se encontraba frente a otra, traducida en la lucha del poder por parte de los distintos grupos que lo desean. Los hermanos Ávila sostuvieron el andamiaje del toreo mexicano decimonónico, un toreo que vive con ellos serias transformaciones que se van a dar entre los años de 1808 y 1857, largo periodo en el que son dueños de la situación. Desde luego, la mayoría de los datos que la historia nos da de estos toreros, ocurre entre la tercera y quinta décadas del siglo XIX para luego desaparecer del panorama, ya sea porque su ciclo había terminado o por el hecho de que se enfrentaban a Bernardo Gaviño, un torero que tuvo muy clara la extensión de sus dominios, no importando la formación de pequeños feudos, donde los Ávila pudieron tener el control de los mismos. Diversos carteles, sobre todo los que dan alguna luz al respecto, provienen de la plaza de toros de San Pablo, así como de diversas actuaciones que tuvieron en la plaza de Toluca. Como se puede colegir, Sostenes eligió el norte del país y en particular la ciudad de Rosario, Sinaloa, para continuar con su vida, ahora metido como “comerciante de ese lugar” y que murió, ya lo sabemos ahora, en noviembre de 1908. ¿A qué edad? Imposible saberlo, pero bien pudo tratarse de un personaje longevo, un auténtico matusalén.
Fuente:
http://ahtm.wordpress.com/2011/03/21/noviembre-de-1908-muere-sostenes-avila/
Con base en tan importante como revelador hallazgo del erudito Coello Ugalde, nos queda de tarea el investigar sobre la vida y tragedia del torero mexicano Joaquín (o Mariano) Ávila, que lo llevó al patíbulo, y que no consignan hasta hoy la mayoría de los historiógrafos taurinos.
El 26 de septiembre de 2011 recibí una amable carta del erudito taurino, don José Francisco Coello Ugalde, donde refiere: Me permito enviarle un saludo y un agradecimiento. He pasado por su página y he visto la cita que hace usted de una de las entregas que he integrado a mi blog: APORTACIONES HISTÓRICO-TAURINAS MEXICANAS, relacionada con los hermanos Ávila. Lamentablemente casi no existen datos que aclaren el destino de Joaquín, debido a un hecho en el que se involucró -hasta donde se sabe-, con un asesinato. De igual forma, sus otros tres hermanos tampoco tienen la fortuna de contar con referencias claras aludiendo sus hazañas, debido a la poca difusión que los toros tenían en la prensa, mientras que las plumas nacionales de reconocido prestigio tampoco les dieron demasiada importancia, y si así lo hicieron los viajeros extranjeros, estos desconocían el nombre de nuestros personajes. Así que todo queda como al principio: sin saber poca cosa de ellos. Sin embargo, mi compromiso es seguir divulgando este tipo de datos, que son poco conocidos mismos que, luego de haber investigado e interpretado, me estoy tomando la libertad de ponerlos al alcance de los interesados que, como usted, tienen además, la atención de citar la fuente de que provienen dichas informaciones, por lo que no me resta sino agradecerle ese detalle. Quedo a sus órdenes y mientras tanto, reitero mi saludo. M. en H. José Francisco Coello Ugalde
Refiere el ex matador de toros y escritor Manolo Ureña "El Indultado", en una editorial de nombre: "Historia de las Corridas de Toros en México", que en 1808 se construyó la plaza de "El Volador" en la Plazuela del mismo nombre. Otra plaza inaugurada el 13 de agosto del mismo año se ubicaba donde está actualmente la calle 5 de febrero en el mismo centro de la capital, figuraron como espadas los hermanos Sóstenes y Mariano Ávila, de sobresaliente su hermano menor Luis.