CARLOS HERNÁNDEZ GANDARILLA 1995 - 2013
"El Imparcial" de Oaxaca, México, informó en su portal en Internet, el 10 de diciembre de 2013, de la pluma de su editorialista Pablo Peralta, que tras jaripeo, un joven de apenas18 años, y aficionado a los jaripeos rancheros, había sido asesinado a balazos en Santiago Tetepec, Jamiltepec, Oaxaca.- El fin de semana pasado, Carlos Hernández Gandarilla, joven de 18 años de edad, fue asesinado de cinco balazos en la avenida principal de ésta población, precisamente a un costado del templo.
Los hechos ocurrieron a las 23:30 horas del sábado (7), cuando al parecer el joven se dirigía a su domicilio luego de acudir a un jaripeo; sin embargo mientras caminaba cerca del Palacio Municipal y del templo, al parecer fue alcanzado por un solo hombre, quien al tenerlo cerca le propinó al menos cinco disparos con un arma de fuego calibre 38 Súper.
Personas que escucharon las detonaciones de inmediato salieron y vieron muerto al joven. Elementos municipales y estatales acordonaron el área. Por su parte, elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) realizaron la inspección ocular y ordenaron el levantamiento del cuerpo. Más tarde una joven realizó la identificación de su hermano Carlos Hernández Gandarilla, de 18 años, con domicilio en el barrio Chico de Santiago Tetepec, Jamiltepec. De los hechos el fiscal en turno inició el legajo de investigación en contra de quien o quienes resulten responsables del delito de homicidio. (Fin de la nota)
Fuentes:
http://www.imparcialenlinea.com/
http://www.escondido-dd.com/article/al-volver-de-jaripeo-fue-ejecutado-tiros
Una falta recurrente en los jaripeos de pueblo en México, es el hecho que las autoridades y los organizadores, no efectúen revisión de porte de armas antes de permitir la entrada del público a los recintos; luego entran ahí amigos y enemigos que al influjo de bebidas alcohólicas que les venden sin medida, discuten y pelean, dentro o fuera del recinto, y seguido pasan desgracias como ésta, que resultan profusas, y que afectan el devenir futuro del jaripeo y que ponen en riesgo a todos los asistentes. Todos lo dicen y todos lo saben, empero sigue habiendo gente armada en los jaripeos, como si nada ocurriera, como si a nadie importara que sucedan tantas muertes. (Q.E.P.D.)
Difícil también resulta para los historiógrafos de tragedias que acaecen en los jaripeos rancheros mexicanos, es el conteo y la identificación de las víctimas, porque pasa seguido que a los montadores de toros, generalmente gente humilde, cuando resultan heridos en los jaripeos, los remiten para su atención a los hospitales públicos gratuitos, donde las carencias y las limitaciones médicas son pan de todos los días; entonces, al empeorar el herido de tan graves lesiones, los remiten a otros hospitales de las cabeceras municipales o estatales, donde seguido fallecen, perdiéndose la huella de su suerte. Copio como ejemplo ilustrativo la reciente tragedia ocurrida a 3 montadores potosinos en una población del estado de Querétaro:
El portal en Internet de "Noticias 40", publicó una nota editorial, el 9 de diciembre de 2013, de la pluma de don Cipriano Morales (Noticias de Arroyo Seco, Querétaro, México) donde cuenta que.- Tres jóvenes del estado potosino (se refiere a San Luis Potosí) resultaron lesionados en un jaripeo que se llevo a cabo en la población de Purísima de Arista (en el municipio de Arroyo Seco, Querétaro). Personal de rescate del municipio referido tuvieron que auxiliarlos y trasladarlos al Hospital General de Jalpan (HGJ) en el estado de Querétaro, donde los médicos encargados del área de urgencia valoraban el traslado de uno de ellos a (Querétaro) la capital del estado.
Sobre estos hechos señala un informe de los rescatistas de Protección Civil Municipal (PCM) que los lesionados –Liborio Olvera, Ricardo Mendoza y Abraham “N” de 27, 24 y 19 años de edad, con domicilio en la localidad "El Pitayo", perteneciente al municipio de San Ciro de Acosta, San José del Tapanco, Rio Verde, en el estado de San Luis Potosí, resultaron todos con lesiones que ameritaron su traslado al HGJ. Sin embargo Abraham, el más grave, presento traumatismo craneoencefálico al ser golpeado salvajemente por un toro en el ruedo. (Fin de la nota).
Quiera Dios que Abraham, el jinete sin apellido, el más grave de ellos, libre el trance de su agonía y se recupere, en contrario, si Dios lo recoge, quedará su tragedia en el anonimato. Lo más triste de su suerte, es que son chamacos que montan por unos cuantos pesos y el amor a su afición. Ahí en esos jaripeos de pueblo, no hay cascos ni chalecos protectores, ni ambulancia a mano que les brinde los primeros auxilios, tampoco organizador que los haya protegido con seguros de gastos médicos, ni contra incapacidades parciales o permanentes, ni con seguros de vida por si mueren y dejan en el desamparo a sus familias. Ahí no hay nada, solo tratos de palabra, jaripeos trashumantes, de feria, donde sus organizadores poco dan y mucho quitan, y donde si ocurren tragedias, se esfuman con la complacencia de las policías, que solo se ocupan de compartir las ganancias de los organizadores en forma de disimulos, o de venta de diversos permisos, por eso ni siquiera molestan a los asistentes con revisiones de porte de armas. Seguro han de saber que la violencia generada por el consumo del alcohol en estos recintos, es un negocio que genera multas y corrupción. Toda esta ralea de arredomados, conforman una amenaza real para la subsistencia futura del hermoso arte del jaripeo, donde lo que menos importa es la seguridad de los jinetes y de los espectadores.