LOS FRANCESES AJUSTICIADOS EN LA PLAZA DE TOROS DE RUZAFA EN VALENCIA EN 1808
Refiere, entre muchas otras cosas, el ilustrado cronista, don José Aledón, en su muy completo ensayo "La Fiesta de los Toros. Bien de Interés Cultural", sobre la tragedia ocurrida en la plaza valenciana de Ruzafa en 1808, que la Guerra de la Independencia tapó lo que hubiera sido un sinfín de reformas que además de caras y engorrosas, hubieran obligado a erigir otro coso provisional en Valencia –una vez más las compañías de carpinteros hubieran hecho su agosto –para dar las corridas concedidas.
Precisamente este conflicto, que, en Valencia, al menos al principio, tenía sus puntos de revolución social, cubrió con velo lúgubre el ruinoso esqueleto del tauromáquico edificio. Ese párrafo, que en la ya tantas veces citada “Memoria sobre la Plaza de Toros de Valencia” elaborada por D. Juan Miguel de San Vicente, dice: “Un accidente propio de una conmoción popular de 1808 dio a este circo cierta celebridad...” fue nada más y nada menos que la matanza masiva de ciudadanos franceses en su arena. Así describe el hecho Vicente Boix, haciéndose eco de lo narrado por familiares de aquellos infelices: “Una multitud, seducida y embriagada, lanzándose sobre las casas de los pacíficos franceses, que habitaban de largo tiempo en esta ciudad, les arrebató de sus hogares y so pretexto de asegurar sus vidas, fueron encerrados en la ciudadela (bastión existente entonces en la actual calle Cronista Carreres). Pocas horas después, cerca de doscientos individuos eran asesinados confusamente en las cuadras del fuerte... Los que pudieron salvarse de aquella noche de horrible memoria fueron despedazados al día siguiente (7 de junio) en medio de la plaza de toros, situada entonces fuera de la puerta de Ruzafa”. Sanchis Guarner da la cifra de 143 franceses asesinados en tal suceso. En el lapso que va desde el lunes 25 de agosto de 1800 (fiesta onomástica de la Reina) en que fue inaugurada la plaza a mediados de junio de 1808 en que fue derruida, se dieron unas cuantas corridas de toros y novillos. Después de la demolición de la plaza de la puerta de Ruzafa se volvió al viejo sistema de plazas de madera provisionales. Así, finalizada la Guerra de la Independencia se dan corridas de toros y novillos en el lugar donde había estado la plaza derruida, en la Plaza del Mercado y en la de Sto. Domingo.
Fuente:
http://xa.yimg.com/kq/groups/1025512/851416102/name/Ensayo__Fundamentacion_de_la_Fiesta_como_b_i_c_.pdf
En la página en la Internet del Grupo de Recreación de la Asociación Napoleónica Valenciana, con texto de don Fernando Boan Montenegro, cita que el 23 de mayo (de 1808), el pueblo de Valencia, declaraba la guerra a Napoleón por medio de Vicent Doménech "El Palleter", siguió a esto una revuelta contra los ciudadanos franceses que residían en la ciudad, en su mayor parte comerciantes, optando la Junta, con el Capitán General Duque de la Conquista, por ponerlos en prisión a fin de salvaguardar sus vidas, pero una parte de la población encabezadas por el canónigo Calvo, ajusticiado después, asalto las prisiones asesinando a una gran parte de estos.
Fuente:
http://www.valencia1808.com/v_02_grupo_recreacion_02_milicias.htm
A bien de comprender el momento y circunstancia en que se dieron estos terribles hechos, ha de estudiarse la Guerra de la Independencia de España (1808-1814): Valencia fue una de las últimas ciudades de España que controló el ejército francés, después del levantamiento popular de mayo, en Valencia cuando llegaron las noticias de lo sucedido en Madrid, la indignación popular fue en aumento y la chispa que desató la insurrección fue la famosa declaración de Vicent Doménech "El Palleter" declarando la guerra a Napoleón.
Poco después del 2 de mayo llegaron las noticias a Valencia con la gaceta. Las noticias de lo sucedido en Madrid llenan de indignación a los valencianos y pese a que las autoridades intentar someterse a Bonaparte, el pueblo lidera los acontecimientos forzando el 25 de mayo a la Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia, a reclutar tropas y declarar la guerra.
El 29 de mayo se creó, por la Junta de Gobierno de Valencia, el Regimiento de la Reina 2º, integrado por 3.732 personas, y que se denominaba Cazadores voluntarios de Valencia o Cazadores de Caro, porque su primer coronel fue el General Caro, quien hizo Generala de los ejércitos del Reino a la Virgen de los Desamparados. Este regimiento se mantuvo hasta 1855, pasando a ser un regimiento de línea con el nombre de la Reina.
Durante el mes de junio Moncey venía desde Madrid, en el camino derrotó a las tropas valencianas que le salieron al paso en Contreras, Buñol donde se ensañó con la población, especialmente con el párroco y, arrasó con animales y víveres, días después alcanzó San Onofre en las proximidades de Valencia, derrotando a los restos del ejército que quedaba. Moncey estableció su campamento en el camino de Cuart de Poblet, y llevó sus tropas ante las puertas de Quart, estableciéndose en los entornos del antiguo Convento del Socorro, donde hoy se encuentra la Parroquia de San Miguel y San Sebastián desde donde exigió la rendición de Valencia. Durante el día y la noche se cerraron y reforzaron con maderos las puertas que se consideraban más vulnerables, Russafa, Portal Nou, Serrans y Trinitat, también se cubrió con batería y foso la puerta de Sant Vicent. La de Quart fue objeto de más detalle, porque enfilaba el camino por donde Moncey avanzaba: se abrió una gran foso y una tronera con su cañón dirigido al camino de acceso a las Torres en la puerta de madera. Según algunas fuentes unos veinte mil valencianos se aprestaron a la defensa, ayudados por los marineros del Grao, y el Regimiento de Cazadores desplegado a la otra parte del río, por la huerta de Campanar. A las ocho de la mañana del 28 comenzó la batalla del primer Sitio de Valencia, duró todo el día.
A las doce Moncey reiteró su petición de rendición, ordenando avanzar a dos columnas francesas hacia la puerta, pero se vieron detenidas por el foso abierto y sorprendidas entre dos fuegos. El Teniente Rafael Maroto, defendió la ciudad con las baterías de santa Catalina y de Torres de Quart, que tenía a su cargo, destacar la acción del pueblo valenciano que liderado por una personaje anónimo apodado el torero y con un cañón de grueso calibre, fue capaz de rechazar al ejército francés disparando desde la puerta de Quart. Obligó a retirarse al enemigo en una hazaña bélica, por lo que fue reconocido posteriormente como benemérito a la patria y se le concedió un escudo de honor. Dos horas después los franceses seguían sin alcanzar la puerta y las bajas ya eran innumerables, la artillería disparó a las Torres, causando algunos desperfectos que aún hoy son observables. Moncey se retiró a una alquería próxima pero el fuego de artillería de la muralla les alcanzó y uno de sus ayudantes perdió una pierna de un cañonazo, forzando su retirada a más distancia. Por la noche los valencianos inundaron la huerta impidiendo la movilidad a las tropas francesas y Moncey, con unas dos mil bajas, ordenó la retirada a Madrid. El Conde de Toreno calificaba la defensa de maravillosa, porque nunca antes el pueblo civil había derrotado, hasta el ridículo, a un ejército profesional.
Valencia resistió hasta la conquista por el mariscal Suchet el 8 de enero de 1812. Mientras, suministró armas, víveres y hombres a las tropas españolas, llegando el ejército valenciano hasta Madrid, y Zaragoza, donde en el sitio de la ciudad pereció en su mayoría, teniéndose que reclutar nuevas fuerzas. En París siguen los estandartes conquistados por el francés en Zaragoza. La capitulación ante Moncey llegó tras un duro asedio, en el cual las tropas españolas destruyeron el Palacio real de Valencia (para impedir que lo tomara el francés), junto a la pérdida de otras plazas fuertes como Sagunto.
Tras la capitulación, los franceses impulsaron algunas reformas en Valencia, y la situación tras las lógicas cazas de brujas, fue llevadera en los meses que permaneció bajo control francés, llegando a ser capital de España cuando José I, trasladó aquí la Corte José I, en el verano de 1812. Con la retirada de los franceses, el general Elío en Valencia, organizó una revuelta militar que sirvió para reponer en el trono de España a Fernando VII, e iniciar el Sexenio Absolutista (1814-1820).
Fuente: Historia de la ciudad de Valencia
http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_ciudad_de_Valencia