Los toros dan y quitan

LOS TOROS QUE SE EMPLEARON EN LAS GUERRAS

LOS TOROS QUE SE EMPLEARON EN LAS GUERRAS

Obra del brillante pintor coetáneo Antonio Cáceres

Refiere el notable historiógrafo taurino, Plácido Gonzalez Hermoso, entre otras cosas interesantes, en su muy completa editorial: "El Toro Mediador de Litigios", que.- Amplias y abundantes son, también, las referencias históricas que encontramos sobre el empleo del toro en acontecimientos bélicos, donde la utilización de estos animales fue de una importancia decisiva, como se pone de manifiesto en los siguientes eventos:

El historiador griego Diodoro Sículo (fines del s. I a.C.) nos informa que: "Fueron los íberos quienes emplearon contra los cartagineses la estratagema, cuando el caudillo oretano Orissón acudió a Héliké (Ilici=Elche?) en socorro de los sitiados por Amílcar Barca (padre de Aníbal y suegro de Asdrúbal "el Bello"), de atacar a los cartagineses con carros de novillos bravos con teas encendidas en los testuces, en cuyo desastre Amílcar Barca (229 a.C.) pereció ahogado en la huída". Es posible que ese hecho luctuoso ocurriese en el río Vinalopó, o bien en el río Segura, ya que la desembocadura de ambos distan tan solo unos pocos kilómetros de Elche.(3)

Otra variante de este relato es la del historiador griego Apiano (fines del s. I d.C.), quien habla de carretas de bueyes cargadas con leños ardiendo que los reyezuelos del sur arrojaron contra los cartagineses: "Pero al fin, conjurados contra él los reyezuelos de diversos pueblos íberos y otros hombres de influencia, pereció de este modo: cargaron de leña unos carros y unciendo a ellos bueyes, se pusieron en marcha, siguiendo detrás armados. Cuando les ven los africanos sin entender su ardid, levantan gran des carcajadas. Pero ya más cercanos los íberos, encienden los carros y los lanzan con sus yuntas contra los enemigos. En su loca carrera los bueyes esparcen el fuego por doquier; una gran confusión se apodera de los cartagineses y se disuelve su formación; entonces los íberos, precipitándose sobre ellos, mataron al mismo Barca y a muchos que en su auxilio acudieron".(4)

Estas estratagemas no cayeron en el saco roto de los cartagineses, pues fueron no solo aprendidas sino puestas en prácticas por Aníbal, en la segunda guerra Púnica (218-201 a.C.), según un relato del historiador Polibio (200-120 a.C.): "Los íberos, mercenarios de Aníbal, emplearon la estratagema, para romper las formaciones enemigas en los pasos de Falermo, lanzando contra los romanos dos mil o más toros con sarmientos encendidos en los cuernos".(3). El historiador Tito Livio, XXII (59 a.C. – 17 d.C.) añade al respecto que "Aníbal empleó toros con las astas encendidas para fingir una marcha de soldados y además… usaron de una minoría de mansos para manejar a otros más bravos". (5)

El siguiente caso ocurrió en Tornavacas, valle del Jerte, provincia de Cáceres, en el sitio conocido como Vega del Escobar. "Durante la Reconquista (a mediados del siglo X), las huestes del rey leonés Ramiro II "El Grande" (reinó del 931-951), entablaron una dura contienda con las tropas musulmanas de Almanzor, el terrible Abu Amir Muhammad, quienes pusieron en graves apuros a los combatientes cristianos. De tal trance vienen a sacarles los vaqueros de las sierras cercanas, que recurren a la estratagema, utilizada ya por los cartagineses, de colocar teas encendidas en los cuernos de las vacas.

Al contemplar tan gran iluminaría, creen que desciende un ejército considerable que acude en auxilio de los cristianos. Los hijos de la media luna huyen despavoridos en medio de la noche. El engaño, una vez más había funcionado. El caudillo cristiano ordena el regreso de los astados, que bajaron el Puerto, al grito de "Torna-vacas". Y el punto exacto donde se produjo el retorno de las reses pasó a designarse, en conmemoración del acontecimiento histórico, Torna-vacas, manteniendo durante varios siglos esa misma grafía que separa las dos palabras". (8)

Igual estratagema, parece ser, utilizó Jaime I "El Conquistador" en 1239 cuando conquistó Sagunto a los musulmanes.

También "los portugueses de la isla Terceira (Azores), en tiempos de Felipe II, instruidos por un fraile agustino, rechazaron y destrozaron a los castellanos, atacándoles con una manada de toros feroces en vanguardia, a los que se agarrocharon para excitarlos y enfurecerlos…".(3). El hecho se refiere a las operaciones del desembarco y ocupación de la Isla Terceira (Azores) por la escuadra mandada por D. Álvaro de Bazán, tras el enfrentamiento y victoria sobre la flota francesa en la "Batalla de la isla Terceira" que acaeció el año 1583, ya que tales islas fueron las penúltimas en declararse en rebeldía contra la autoridad del Rey Felipe II, a la sazón Rey de España y Portugal. A este respecto cita Cossío que:… "fueron tropas al mando de Pedro Valdés y que murieron 400 españoles y menos de 30 portugueses, según el Padre Mariana…".

Esta estratagema del empleo de toros en contiendas bélicas, por parte de los portugueses, ya había sido utilizada contra los romanos, de cuya noticia nos informa: "Dión Casi (historiador y senador romano 155-229 d.C.), nos habla de la estrategia que un grupo de lusitanos llevó a cabo contra el ejército desplazado por Cesar a la Ulterior en la campaña del año 61 a. c., que consistió en bloquear a los romanos soltando sobre ellos varios hatos vacunos con el fin de distraer a las legiones y atacarlas por sorpresa".(6) Este hecho de utilizar manadas de toros en contiendas bélicas, como acabamos de reseñar, lo encontramos reflejado también en la Biblia, en la época de los Jueces -es decir, cuando Israel estuvo gobernado durante el periodo que va desde la muerte de Josué (sucesor de Moisés) hasta la unificación del reino de Israel y su primer rey Saúl (1200?-1051 A.C.) por un grupo de notables o ancianos, elegidos entre las doce tribus- cuyo texto describe el suceso de esta forma: "Después de él vino Samgar (posiblemente un príncipe cananeo, uno de los seis jueces menores, hacia el 1.100 a.C.), hijo de Anat. Derrotó a los filisteos, que eran seiscientos hombres, con una aguijada de bueyes, libertando también él a Israel". (Jueces, 3, 31) (7)

BIBLIOGRAFIA:
3.- Luis Iriarte, "El Toro de lidia español"
4.- Apiano, Iber. 5.
5.- Julio Caro Baroja, "El Estío Festivo", pag. 258
6.- Josefina Mateos, "El enigma de los Toros de Guisando"
7.- Biblia "Nacar Colunga" B.A.C.- Jueces, 3, 31.
8.- www.paspespuyas.com/…/index.php/latienta/2005/04/

Fuente:
http://www.losmitosdeltoro.com/?p=1968