LIDIADORES FALLECIDOS EN EL SIGLO XVI
Refiere el erudito taurino, Juan José Zaldivar Ortega, en una editorial del 18 de abril de 2006, publicado en el sitio web “La Plaza Real”, sobre la cronología histórica en España en el siglo XVI, que en el año 1580, en pleno reinado de Felipe II (1527-1598), debieron producirse muchas muertes de caballeros y lidiadores de a pie en las plazas españolas, a tal punto que el monarca se vio obligado humanitariamente a divulgar un bando real para paliar tantas muertes, por más de doscientas vidas que han sufrido ante los toros. Ahí se cita que en Valladolid fue corneado por un toro el alguacil mayor en una pierna y muerto pocos días después, y como él infinidad de gente que muere o queda en mal estado. Por casos de gangrena son muchas las bajas que se producen al ser los caballeros montados y los lidiadores de a pie al alcanzados por los toros. Entre los fallecidos más notables mencionan a : Don Pero Ponce de León, hermano del duque de Arcos, don Pero Vélez de Guevara, don Diego de Acebedo; don Pedro de la Cueva, comendador de la Orden de Alcántara; don Diego Ramírez; don Luis Valenzuela Marrufo de Negrón, regidor en Cádiz; don Melen Xuárez; don Luis de Guzmán, hijo de la Algaba; don Francisco Zapata Puertocarrero,de Granada; don Ignacio de Médicis, hermano del duque de Florencia; el duque de Palma, y don Diego de Toledo*, hermano natural del duque de Alba, que sufrió un trance en una tarde que fue muerto por un toro durante la boda de su hermano (* ya considerado por separado en esta cronología). Resulta claro que todos estos casos de muertes debieron afectar anímicamente al rey Felipe II, con 300 nombres de diestros que resultaron corneados en las plazas por gangrenarse las heridas, siendo ese tipo de infecciones galopantes la causa principal de las muertes.
Algo de razón tenía Felipe V en su rechazo a la fiesta. En Castilla los espectáculos plebeyos se habían masificado, y eran tan peligrosos que en 1597 un médico elevó a Felipe II un informe que decía que cada año morían en España «más de trescientos hombres en cuernos de toros», a los que había que añadir los que quedaban heridos y lisiados. Para poner remedio a esa sangría sugería que se impidiera torear a los espontáneos, y limitar el acceso a los cosos a la gente experta, a la que se distinguiría con alguna señal especial como un bonete colorado. La propuesta no fue aceptada, pero con el paso del tiempo comenzaron a recorrer Castilla cuadrillas de matatoros navarros cuyas habilidades les permitían eludir al toro y dar espectáculo a cambio de una remuneración. Matatoros profesionales que para distinguirse de los toreros ventureros (estos salían sin contrato y recibían una gratificación si su trabajo resultaba satisfactorio) llevaban una banda de ancho tafetán de colores alegres y vistosos que colgaba del hombro derecho y anudaban con amplia lazada en el costado izquierdo. De este distintivo tomaron nombre, siendo conocidos los matadores como toreros de banda y estoque, y como toreros de banda los subalternos.
Fuente:
http://www.sasua.net/estella/articulo.asp?f=toreros