Los toros dan y quitan

PEPE SOMOZA XXXX - 194?

PEPE SOMOZA          XXXX  - 194?

Pepe Somoza, en el antiguo Sanatorio de Toreros tras torear en Madrid
Cortesía de
https://www.glorietadigital.es/2023/08/17/no-veras-amanecer-o-un-drama-en-el-campo-charro/

En la Zamora enlutada de la pasada década de los 40, marcada por la postguerra y las cartillas de racionamiento, destacaba la figura de Pepe Somoza. De alta estatura, con prestancia y guapura natural, en esa época compatibilizaba con brillantez los estudios de Medicina en la Universidad de Valladolid con la de novillero, en la búsqueda de su sueño de ser figura del toreo. Pepe era hijo de don Pedro Somoza, una eminencia que firmaba con el seudónimo de Pedro Duero artículos generalistas y críticas taurinas en las páginas de "El Correo de Zamora", además de ser un reconocido fotógrafo y un personaje de amplia relevancia social, amigo personal de Miguel de Unamuno -a quien acompañaba en sus frecuentes viajes a Zamora- y de la intelectualidad. Don Pedro, desde el advenimiento de la II República, está divorciado de Aurora Iglesias, una hermosa mujer, madre de sus dos hijos y antigua trabajadora de un burdel del Barrio Chino de Salamanca, de la que se enamora y a quien saca de allí para casarse. Ese matrimonio acaba convertido en un escándalo en la clasista sociedad charra de la época hasta el punto que la madre de don Pedro rompe todo vínculo con su hijo, por lo que este decide establecerse en Zamora.

Pepe, siendo aún un niño, nada más mas estallar la Guerra Civil, se marcha voluntario a la Legión, siendo condecorado en varias ocasiones y resultado herido hasta tres veces, alcanzando al final de la contienda los galones de sargento y siendo protagonista de un libro titulado Episodios de la Guerra Civil (aventura del más joven legionario), editado en 1940 y del que es autor el vallisoletano Luis Montán. Su paso por la Guerra Civil lo tendrá muy presente en el resto de sus días, además del orgullo de haber sido legionario.

Al regreso de la contienda, con toda la vida por delante, a nadie deja indiferente y por él suspiran las jovencitas casaderas de la ciudad. Es tal su elegancia, con trajes a medida cosidos en García Casado o por el afamado sastre Celso García, junto a su guapura, que la gente hasta se para a observarlo cuando camina por la calle de San Clara, o en algún otro punto de la capital. Pepe es íntimo amigo de Manuel Martínez Molinero, joven abogado de Zamora, también muy aficionado a los toros y que firma artículos en los periódicos locales. Es Martínez Molinero, además de su padre, a quien acompaña desde niño a las corridas celebradas por San Pedro o las septembrinas en honor a la Virgen de la Concha, además de las plazas vecinas de Salamanca y Valladolid, quienes le facilitan el camino para que se aficione a los toros. En esa época son fundamentales sus visitas a la finca San Pelayo, cercana a Coreses y propiedad del Marqués de Villagodio, el noble bilbaíno que cría toros de gran fama y son lidiados en las grandes ferias por las figuras de postín. Una de ellas es Luis Miguel Dominguín, quien disputa a Manolete el cetro del toreo y gusta de disfrutar temporadas en la finca San Pelayo en las semanas previas al inicio de la temporada española, dándose el caso que en esos años, donde la mayoría de los toreros pasan el invierno en las ganaderías del Campo Charro, Luis Miguel lo hace en Zamora, en una divisa a la que está tan unido su nombre.

Pepe Somoza comienza a frecuentar la finca San Pelayo, inicialmente en compañía de su padre -muy unido a esas familias- y allí se impresiona de Luis Miguel. De su capacidad y torería hasta el punto que quiere seguir su camino y es el pistoletazo de su carrera torera. Luis Miguel, desde el momento que le comunica su intención de ser torero, le habla del duro sacrificio que supone y la entrega que requiere esa profesión. Pepe comienza a torear y es coetáneo de otro paisano, de Lorenzo Pascual "Belmonteño", con quien comparte varios carteles en sus días de novillero en diferentes ruedos de la región. También entrena con la torería de Valladolid, donde cursa la carrera de Medicina, en unas eras situadas en la carretera de Zaratán y allí pronto logra conocer a Fernando Domínguez, un genio del lance a la verónica, que apura sus últimos días en los ruedos y le da varios consejos.

También viaja con frecuencia a Salamanca, tierra de la que procede su familia. En Salamanca reside su abuela, doña Juana Somoza, viuda de un magistrado y dueña de una magnífica finca llamada Campo de Yeltes -conocida por Pinilla entre las gentes de esa comarca-, perteneciente al término de Aldehuela de Yeltes y que Pepe comienza a acudir al estar muy cerca de las afamadas ganaderías de Atanasio Fernández -a la sazón su padrino de bautizo-, de los Galache, los Cobaleda, Manuel Arranz, Sepúlveda… y a la que invita a muchos de sus amigos, entre ellos el citado Belmonteño o Félix Rodríguez II, el diestro de Fuentelapeña, al coincidir con el regreso a España tras varios años de permanencia en Colombia. También íntima con Pepe Amorós, un matador charro de magnífica proyección y hombre culto, que fue amigo personal de Federico García Lorca y tras no alcanzar sus metas de ser figura acaba de banderillero, incluso forma parte de su cuadrilla en la tarde de la presentación en Las Ventas. La vinculación con Salamanca propicia que al cabo de un tiempo, Pepe, traslade su matrícula a la Universidad de esa ciudad, con intención de finalizar allí la carrera de Medicina, al tener el favor de las casas ganaderas, que le abren de par en par las puertas de sus casas, siendo además amigo personal de Juan Mari Pérez-Tabernero; de los hermanos Alipio Pérez-Tabernero y Fernando, con quienes torea a menudo en el campo e incluso en festivales.

En esa época, Pepe Somoza goza de enorme popularidad y su vida artística es habitual en los medios de comunicación de Zamora, Valladolid y Salamanca, las tres provincias sobre las que gira su existencia y en las que se convierte en un joven que no deja a nadie indiferente. En una de esas ocasiones que está en Valladolid, al coincidir con las fiestas del Carnaval, acude al baile del ‘Círculo de la Victoria’, el más elitista de la capital, al que acude la alta sociedad y conoce a la guapa Lolita Aparicio, hija de un coronel.

Se enamoran apasionadamente y, en contra de la voluntad de la familia de ella, se casan a los pocos meses, en noviembre de 1946, en una ceremonia celebrada la monumental iglesia de San Pablo y posterior fiesta en el hotel "Conde Ansurez" que desplaza a la ciudad del Pisuerga a relevantes personalidades del mundo torero y de la cultura. Pepe, que está a punto de finalizar Medicina y tiempo atrás ha decidido abandonar los ruedos, al poco tiempo decide reaparecer para anunciarse, el domingo de Resurrección de 1947, en un mano a mano en Zamora con "El Príncipe Gitano".

Aquel festejo, para el que se ha lanzado una impactante campaña publicitaria, acaba en escándalo y ambos diestros, al ser incapaces de matar un solo novillo, son detenidos y pasan varios días encerrados en un calabozo. Recuperada la libertad tras pagar la cuantiosa multa de 3.000 pesetas impuesta por el Gobernador Civil, cantidad altísima para la época, Pepe se retira, junto a Lolita Aparicio, a la finca de Campo de Yeltes para poner en marcha el proyecto de montar una ganadería brava y, al paso de los días comienza a enloquecer. Entonces, su afición a las armas nacida en los años de la Guerra Civil, lo convierte en un peligro, siempre con una pistola en la mano y disparando a todo lo que sale a su paso, hasta sembrar la alarma en los trabajadores de la finca, al igual que en vecinos de pueblo de alrededor y, más que en nadie, en Lolita Aparicio, quien embarazada es incapaz de poner freno a las locuras de Pepe, quien además se ha vuelto una persona sumamente agresiva y con adicciones al alcohol.

Pasan las semanas y Lolita, a punto dar a luz, es envenenada por Pepe, quien le pone cada días inyecciones, en principio para menguar las molestias del embarazo, pero realmente se trata de un veneno para acabar con ella. Descubierto el mismo día que ella fallece y a punto de ser detenido por la Guardia Civil decide acabar con su vida descerrajándose la cabeza de un tiro en un crimen que causa una enorme conmoción en la sociedad de la época, especialmente en la zamorana, donde Pepe contaba con tantos amigos, al igual que su padre, don Pedro, quien continuó al frente de su tienda fotográfica situada en la calle de Santa Clara hasta finales de la pasada década de los 60.

Desde entonces se cantaba esta canción:

"Veinticinco calabozos tiene la cárcel de Zamora

La mitad para el Príncipe Gitano y la otra para Somoza".
Fuentes:
https://www.laopiniondezamora.es/zamora/2023/10/29/triste-final-pepe-somoza-93959503.html
https://www.glorietadigital.es/2019/06/27/pepe-somoza-el-apuesto-novillero-zamorano/
https://www.laopiniondezamora.es/zamora-ciudad/2023/10/29/canamero-pepe-somoza-libro-93938267.html