Los toros dan y quitan

CINCUENTA MUERTOS EN MÉRIDA YUCATÁN, MÉXICO (XXXX - 1981)

CINCUENTA MUERTOS EN MÉRIDA YUCATÁN, MÉXICO

Mérida Yucatán, Cortesía del Sitio Web: http://www.skyscrapercity.com

El 15 de noviembre de 1981 fallecen cincuenta personas al hundirse una parte de la plaza de toros de Mérida Yucatán, México durante un mitin político y artístico. Con medio centenar de muertos y otros tantos heridos concluyó ese domingo la campaña política del general Graciano Alpuche Pinzón, candidato del PRI a la gobernación del estado de Yucatán. Dado que el evento fue gratuito, la afluencia esperada rebasó toda expectativa al congregarse 20,000 espectadores en una plaza de toros con capacidad para 8,000 personas. Debido al sobrepeso y a la fatalidad, un muro de 2 metros de espesor que soportaba una grada de 8 metros de longitud crujió de pronto y en segundos se vino abajo, arrastrando a los espectadores que sobre ella había y aplastando a los que se encontraban debajo y a los que caían entre los escombros. De las víctimas, 10 fueron niños y el resto adultos. (Fuente: Información del madrileño diario ABC del 17 de noviembre de 1981)


http://www.informativoquintanaroo.com.mx/index.php/yucatan/4985-a-30-anos-de-la-mayor-tragedia-en-yucatan

El periódico digital "Informativo" de Quintana Roo, México, publicó el lunes 14 de noviembre de 2011una editorial de nombre "A 30 años de la mayor tragedia en Yucatán", donde refiere que: El derrumbe de un muro fue el detonante de la peor tragedia en la historia de Yucatán el domingo 15 de noviembre de 1981. Esa tarde, hace casi 30 años, fallecieron aplastadas y pisoteadas 45 personas durante una estampida en los pasillos interiores de la Plaza de Toros "Mérida", mientras que otras 48 resultaron lesionadas. De todos los hechos trágicos que se recuerden entre el siglo pasado y el actual, ésta ha sido la mayor catástrofe de pérdidas de vidas humanas de la historia del Estado. Ese aciago y frío domingo de hace casi tres décadas, numerosas personas de poblaciones del interior del Estado y colonias populares de la capital yucateca abarrotaron el viejo coso de Reforma. Era el cierre de campaña del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ya que el día 22 de ese mes serían las elecciones para Gobernador del Estado (periodo 1982-88) y Alcalde de Mérida (1982-84). Los candidatos del tricolor eran, para la gubernatura, el general Graciliano Alpuche Pinzón, y para la Alcaldía meridana, -¡qué ironía!- el empresario de funerarias Guido Espadas Cantón. Un interminable río de gente entraba a la Plaza Mérida, pues se había anunciado, como suele suceder en este tipo de eventos, un magno festival con numerosos artistas, así como regalos para los presentes, como camisetas, gorras, llaveros y plumas con el logotipo del partido, así como jugos, tortas y tacos. Los militantes tricolores acudieron en familias completas, con papá, mamá, hijos, abuelitos, tíos... El coso era un maremágnum, no cabía un alfiler, pues, como se dice en las crónicas taurinas, la plaza había registrado un lleno "hasta la bandera". Los artistas invitados para esa jornada eran la "crema y nata" del espectáculo yucateco de aquellos tiempos, algunos eran triunfadores en escenarios de toda la República y el extranjero. Estaban anunciados para desfilar en la tarima instalada en el centro de la arena los compositores y cantantes Luis Demetrio, "Coki" Navarro, Sergio Esquivel y Guadalupe Trigo, éste con su esposa Viola; las intérpretes María Medina e Imelda Miller; la también cantante Míriam Núñez (del dueto "Las Hermanitas Núñez"), el pianista Pastor Cervera, el cantante Enrique Cáceres, el cómico regional Héctor Herrera "Cholo"; el show de "Los Uxmal"; el grupo "Los Aragón", el Ballet Regional y la Orquesta Sinfónica de Yucatán; así como la actuación especial de los magos Chen Kai y Krotani. Una auténtica constelación de estrellas, y la entrada era, desde luego, gratis. Un elenco por demás atractivo para el populacho, que no quería perderse esta gran fiesta. Muchas calles alrededor de la plaza estaban cerradas por la Policía (la entonces DGSPTE), dirigida por Raymundo Vargas Cruz (hoy empresario camionero). Era una locura, pues no se podía transitar en varias cuadras a la redonda, ya que, además, infinidad de autobuses y camiones de redilas llegados de poblaciones del interior ocupaban los espacios, haciendo más difícil el paso de los vehículos por esa zona. El entusiasmo de la gente que llegaba a la arena era inmenso. Un espectáculo de ese tipo no se da todos los días, y más si es gratuito. Además, se había anunciado el posible arribo del entonces presidente de la República, José López Portillo (llegó al día siguiente, lunes), acompañado del dirigente nacional del partido, Pedro Ojeda Paullada (éste sí estuvo ese día en el coso taurino). El Gobernador del Estado, Francisco Luna Kan, estaba también presente. Así, tras unos largos y cansados discursos de los líderes y candidatos, empezó la fiesta, con los acordes de la música guapachosa de "Los Aragón", con la gente bailando y gozando canciones como "El Cable" y "La Sospechita". Pero a las 16:23 horas aconteció lo inimaginable. De pronto, por la presión de la gente y el retumbar de música, gritos y tumulto, un muro de bloques, de 2 metros de alto por 4 de extensión, se vino abajo, golpeando a las personas que se encontraban cerca. Y la hecatombe sobrevino cuando alguien gritó: "¡Se cae la Plaza, sálvese quien pueda!". Entonces, enseguida ocurrió lo peor: la gente, asustada por la falsa alarma, comenzó a gritar y a correr despavorida, produciéndose una mortífera estampida, y por lo apretujado que estaba el gentío, muchos murieron aplastados unos con otros, por empujones cuerpo a cuerpo, y algunos más cayeron al suelo, falleciendo pisoteados por los que huían de lo que creían era el "derrumbe" de todo el coso. Cuando poco a poco la gente fue despejando el área del desastre; el lugar parecía un campo de batalla. Cuerpos inertes regados por todo el piso. Todo era confusión y lamentos. La muerte no respetó sexo o edades, había niños, madres, padres y ancianos tirados sin vida, la mayoría era gente humilde, portando su ropa autóctona, hipil, sombrero, alpargatas... Los lesionados se quejaban y el llanto por el familiar fallecido no cesaba. La tragedia ocurrió en unos 8 minutos a lo sumo, tiempo suficiente para dejar ese reguero de muerte. Al momento del trágico incidente, los socorristas de la Cruz Roja se encontraban en una ofrenda floral en el Cementerio General. Estaban en el panteón cuando recibieron una llamada de auxilio "urgente", por lo que suspendieron la ceremonia luctuosa en el camposanto para dirigirse de inmediato al inmueble de la avenida Reforma. Al llegar, los camilleros (ahora llamados paramédicos) no esperaban encontrarse con ese dantesco panorama. No podían creer lo que veían. Jamás les había tocado estar en una catástrofe de esa magnitud. No se daban abasto para atender al casi medio centenar de lesionados, mientras revisaban los cadáveres para ver si alguna de las víctimas aún estaba con vida. La escena era desgarradora e inenarrable, ya que algunas familias habían perdido a varios miembros, y los llantos de esa gente que había venido a Mérida a divertirse, sólo había hallado la desgracia. Asimismo, los entonces pocos hospitales de Mérida se vieron de pronto abarrotados y sin darse abasto para atender a los 48 heridos graves y el más de centenar de lesionados que sólo sufrieron golpes diversos. El O'Horán, la T-1 del IMSS, el Hospital Juárez, Issste, Cruz Roja y el Hospital Militar se vieron atestados. No había cama desocupada. Por varias semanas, la población de Yobaín se vistió de luto, pues fue la localidad más golpeada, con cerca de una veintena de fallecidos. Hubo una familia, Uc Bacab, que perdió a tres de sus integrantes (madre y dos hijos). De pronto, su pequeño cementerio se vio lleno de cruces y lápidas. Hasta la fecha los yobainenses recuerdan esta tragedia con gran dolor. Por varios días muchos cadáveres quedaron sin identificar en la morgue, pues sus familiares no habían ido a reconocerlos, y como los fallecidos no portaban algún papel de identificación, se quedaron en el cuarto frío hasta terminar en la fosa común. Existe la versión de que esa tarde, partidarios del contrincante panista del general Alpuche Pinzón, Carlos Castillo Peraza, atentaron contra el acto, bajando el switch de la plaza, lo que atrasó el acto mientras se averiguaba qué pasaba. También se dijo que alguien lanzó a los cables de alta tensión una soga con piedras en los extremos, lo que provocó el misterioso apagón. La lista de los muertos: En total fueron 45 personas las que fallecieron en esa funesta fecha, en su mayoría niños y mujeres, que al ser los más indefensos, fueron aplastados por el numeroso gentío que huía del "derrumbe". Los muertos eran originarios, en su mayoría, de Yobaín y Mérida, pero también hubo víctimas de Hunucmá, Xocchel y Sacalum.