JOAQUÍN GIL PEIRE "HUEVATERO" (1825 - 1862)
Torero español que nació en Zaragoza el 27 de junio de 1825 y que fue cogido en la última corrida de la feria del Pilar en Zaragoza por el toro “Gallardo” de la ganadería brava de Juan Piñeiro, el 26 de octubre de 1862 falleciendo al día siguiente.
el cronista y médico veterinario d. Juan José Zaldivar Ortega, al describir un toro famoso de nombre “Caimán” que: << en las fiestas de San Lorenzo (Huesca, Aragón), el 10 de agosto de 1862, -otros dicen que fue el 10 de junio del mismo año-, al poner Juan Martín (el Pelón) una vara a “Caimán”, colorado, de Pérez Laborda, sufrió una caída al descubierto. Al intentar incorporarse le acometió el astado y le clavó en la tetilla el asta, cuya punta salió por el cuello, llevándolo arrastrado unos instantes. La cogida no podía tener tintes y características más dramáticas. Intentaron los espadas Manuel Pérez (el Relojero) y Joaquín Gil (Huevatero) auxiliar al desgraciado torero, y cuando lograron que la bestia soltara al “Pelón”, fue trasladado a la enfermería del hospital, donde murió a la media hora escasa de ingresar. " Luego, por la fecha, esta debió ser una de las últimas corridas de Joaquín Gil “Huevatero”.José Vallejo Zamora al referirse a la “Plaza de Toros Vieja de Tarazona”, cita: "que hasta 1870 en que se inauguró el coso taurino actual, la Plaza del Prado cumplió fielmente los fines para los que se edificó. En ella se vivieron emocionantes tardes de toros; unas veces a cargo de diestros de la tierra como nuestro paisano Manuel Pérez, “el Relojero”, o el zaragozano Antonio Gil, “Huevatero”; pero, en otras ocasiones, fueron espadas de renombre nacional, como Francisco Arjona “Cúchares”, los que mostraron su arte en esta plaza".por lo que se deduce, que se le tenía por un torero modesto o de carácter local. No se sabe a ciencia cierta si tomó o no la alternativa, pero pareciera ser que sí, ya que lidió toros. Las crónicas al respecto de su muerte refieren que sucedió de una cornada al entrar a matar que le destrozó el recto y la vejiga de la orina, cuando toreaba en Zaragoza el 26 de octubre de 1862, por el toro: "Gallardo" de Juan Piñeiro y que tras soportar terribles dolores durante esa noche, fue difunto al día siguiente. Esa tarde toreaba con “El Relojero”.
Por su parte el erudito taurino d. Juan José de Bonifaz Ybarra refiere de su trágica singladura en los ruedos, que << actuó en las corridas de la feria del Pilar de 1862 el zaragozano Joaquín Gil Peire (Huevatero), y en la última del serial, celebrado el 26 de octubre –un mano a mano con el también aragonés Manuel Pérez (el Relojero) -, recibió una grave cornada en la región anal cuando estoqueaba al toro “Gallardo”, de la vacada de Juan Piñeiro. Tras soportar muy agudos dolores durante aquella noche, dejaría de existir el día siguiente. "
Refieren en las efemérides de octubre 26 de 1862 en la página web: “A los Toros” http://alostoros.blogsome.com), <<que Joaquín Gil Peiró “El Huevatero”, cuando estaba toreando como tercer espada en Zaragoza junto a Antonio Sánchez “El Tato” y Angel López “Regatero” -uno de los más sobresalientes banderilleros de su época que fué en la cuadrilla de Cayetano Sanz que le alternativó en Madrid el 11 de julio de 1858-, fué cogido por el toro “Gallardo” de la ganadería portuguesa de Juan Piñeiro que le infirió dos cornadas, una de ellas gravísima en la región anal, que fueron la causa de su fallecimiento al día siguiente. Había nacido en Zaragoza el 27 de junio de 1825 y se le consideraba como un matador torpe con los engaños pero diestro y seguro en la suerte final, no llegó a torear en Madrid. "
Citan en el libro "Necrología Taurina", de Tomás Orts Ramos, "El Niño de Dios" (1866-1939) publicado en 1889: Joaquín Gil (El Huevatero).- El día 26 de octubre de 1862, se jugó en Zaragoza una corrida, cuyos pormenores no son del caso. Así llegaremos al toro "Gallardo", de Piñeiro, ganadero portugués, de gran trapío, negro, bravo y bien armado. Tomó seis varas y mató tres caballos. Variado el juego, le pusieron dos y medio pares de rehiletes. "El Huevatero" se fue al toro sereno y valiente. Este estaba receloso, y con pocas piernas; después de varios pases sin arte y con recelo, dominado por el toro y queriendo deshacerse de él a todo trance, no aguardó a que quedase igualado y se le arrojó encima con una gran estocada a volapié hasta la mano, que se quedó con el toro, pero dándole tiempo para que éste le recogiese lanzándolo al aire tres veces e infiriéndole dos heridas, una de ellas de tanta gravedad que le hizo morir a las 18 horas. La misma tarde salió herido de gravedad otro espada, el Relojero.
Fuente:
http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/consulta/registro.cmd?id=14529