FERNANDO ELES VILLARROEL "EL CHOCOLATE" (1954 - 1981)
El 14 de septiembre de 1981 resultó muerto Fernando Eles Villarroel Sánchez de 27 años, apodado “El Chocolate”, y que se lanzó al ruedo en Albacete como espontáneo.
Toreaban “El Cordobés”, Rafael de Paula y Palomo Linares, en una tarde que no había empezado nada bien para los dos primeros espadas, quienes sortearon hábilmente con cabeceos y quiebros de mozuelos una lluvia de objetos, almohadillas e improperios por lo desastroso de sus deslucidas lidias.
El quinto bovino de la dehesa de Los Guateles, y de nombre “Sospechoso”, con 485 kgs y pitones respetables, acababa de saltar al ruedo, cuando por el tendido 7 se lanzó un chaval con el torso desnudo y camisa en mano, que al parecer había bebido. Se dirigió hacia el astado y lo citó, el toro se le arrancó, corneándole en repetidas ocasiones, dándole, entre otras, dos cornadas mortales de necesidad. Una le rompió la aorta, y otra le hizo un boquete en el bazo, por lo que el joven murió en la arena desangrándose en cuestión de segundos ante la reserva de la cuadrilla de “El Cordobés” y los demás toreros, que tardaron más de lo normal en echar un capote.
El propio “Cordobés” y su cuadrilla, visiblemente perturbados por el suceso y por la bronca de adjudicarles su muerte, abandonaron Albacete a pocos minutos después de terminada la corrida, por temor a los reclamos. Fernando de 27 años, estaba casado con una joven de 23 y tenía tres hijos; era encofrador de oficio. Había entrado en la plaza colándose por la tapia, sin pagar, y ya antes había dicho que "iba a tirarse a un toro para que “El Cordobés” supiera quién era".
La concurrencia sumida en una tensión generalizada y matizada con incidentes, desmayos y abandonos en protesta, reprendió enérgicamente a “El Cordobés” y a su cuadrilla de lerdos, llamándoles "asesinos", por gamberros, al no haber intervenido a tiempo. El primero en saltar al ruedo a asistir al desventurado espontáneo fue el matador conquense “Curro Fuentes”, que se encontraba en el callejón de espectador, el cual recogió a la víctima con el apoyo de varias almas piadosas, entre ellas la del distinguido crítico taurino don Alfonso Navalón. Así la tarde se anubló de oscuras tachas y, aunque muchos pensaban que la corrida debía suspenderse, al conocerse la muerte del espontáneo, ésta continuó como si nada hubiese ocurrido, en medio del caos en que se había convertido la plaza de toros de Albacete al conjuro de justicia para con este pobre aficionado que ignoraron los protagonistas de la lidia y las autoridades de la plaza, en abono a su descrédito y a su falta de misericordia para con esta alma desventurada, que en medio de sus sueños de grandeza, no deseaba mejor logro, “que el Cordobés supiera quien era”… cosa que consiguió a deshonra de salpicar al Quinto Califa del Toreo, con la tinta encarnada de la ignominia y del repudio de la afición; suceso trágico que incluso se piensa que aceleró el retiro del admirado maestro de Palma del Río, quien al parecer como a “Guerrita” (El Segundo Califa) , se le había olvidado mirar hacia atrás, hacia los tiempos duros aquellos en que también fue un espontáneo malquisto, al que volteaban los toros sin que nadie le echara un capote para salvarle de las cornadas.
El erudito taurino, Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere del discutido suceso que << gran resonancia produjo la muerte del espontáneo Fernando Elez Villaroel, registrada en la plaza de toros de Albacete la tarde del 14 de septiembre de 1981, al ser corneado por un toro de la vacada de “Los Guateles” , ya que el público culpó con rotunda injusticia, a peones y espadas actuantes de pasividad en el momento de hacer el quite. La posterior retirada de los ruedos de Manuel Benítez (el Cordobés) se achacó a aquella lamentable circunstancia, pues el cornúpeta homicida formaba parte de su lote. "
Refiere el historiógrafo Pedro José Jaén Sánchez, que las fotografías de don Manuel Podio de esta muerte (parte superior) dieron la vuelta al mundo, consiguiendo uno de los premios más importantes del periodismo gráfico: una Mención Honorífica en el "World Press Photo", en un certamen en el que participaron más de 900 reporteros de 54 países. El 14 de septiembre de 1981, toreando el Cordobés, el espontáneo Fernando Villarroel de Albacete, se arrojó al ruedo. El toro le dio dos espantosas cornadas que le produjeron una abundante hemorragia en el cuello causándole la muerte en la propia plaza.