Los toros dan y quitan

RICARDO JIMÉNEZ DÍAZ (XXXX - 1960)

RICARDO JIMÉNEZ DÍAZ

Foto Cortesía del Sitio Web: Chicuelo II (http://chicueloii.com/)

 

Manuel Jiménez Díaz “Chicuelo II” nació en Iniesta (Cuenca) España el 16 de junio de 1929, aunque muy pronto se trasladó con su familia a Albacete, de donde es considerado. En la ciudad manchega trabajaba como dependiente de una ferretería cuando surgió la afición que cultivó en las capeas de zona con los otros toreros locales que más tarde también habrían de ser figuras. La fama que se granjeó en la comarca le ayudó a debutar de luces en 1950 en Albacete, la misma plaza donde el 24 de junio del 52 se presentaba con picadores alternando con César Girón y Fernando Jiménez. Un año más tarde, el domingo 12 de julio del 53, hacía su primer paseíllo en Las Ventas, al lado de  “Cagancho hijo” y Carlos Corpas, para estoquear ganado de José Tomás Frías. Logró dar una vuelta al ruedo que le valió su repetición en el mismo coso en la que iba ser la tarde de su meteórico despegue;  fue el jueves siguiente cuando mano a mano con Victoriano Posada le cortaba cuatro orejas a un encierro de Cobaleda y se ganaba definitivamente el cartel de torero valiente así como un gran número de contratos. El 24 de octubre de 1953 tomó la alternativa en la plaza de Valencia, Domingo Ortega, en una de sus últimas actuaciones de luces, le cedía la muerte del toro “Palomito”, también de Sánchez Cobaleda, en presencia de Dámaso Gómez. Tras una extensa campaña americana, que le supuso una cornada grave en su presentación en México, “Chicuelo II” confirmó su alternativa el 17 de mayo del 54, ahora con “Jumillano” y su paisano “Pedrés” en el cartel, y con el toro “Acusón” de Carlos Núñez, Las cuatro orejas que volvió a cortar ese día en Madrid, más las tres de un encierro de Barcial le proyectaron definitivamente a la primera fila, que ocupó durante temporadas consecutivas Su campaña más abultadas fue la del 55, en la que actuó en 67 ocasiones. Y si las demás apenas rebasaron la cuarentena de contratos se debió tanto a una reducción voluntaria en las dos últimas, como a los múltiples percances sufridos. Cosido a cornadas, precisamente a finales de ese año en que volvió a salir a hombros en Madrid, decidió retirarse momentáneamente, para volver con la ilusión y los bríos renovados en 1959;  en su última temporada en España actuó 38 tardes. Muchos intelectuales le abrieron su casa y fueron sus amigos. Picasso, que iba a todas sus corridas en Francia, Jean Cocteau y otros famosos escritores, artistas y políticos. En uno de sus muchos viajes a América, el 20 de enero de 1960 el avión en el que volaba desde Nueva York hasta Bogotá, se estrelló sobre la Isla de Jamaica, en Bahía Montego, muriendo en el acto junto a su hermano Ricardo y su picador José Díaz Gamendi. “Chuicuelo II” tenía 31 años y regresaba de comprar unas piezas para su famoso Cadillac azul, que representaba mejor que nada la fortuna que había logrado arrimándose a los toros.  Afortunadamente dentro de la tragedia, se dio la circunstancia de que Antonio Ordóñez debía haber tomado también ese vuelo, pero lo canceló a última hora. “Chicuelo II” fue, ante todo, un torero de masas, cuya entrega ante los toros le costaba tantas volteretas como beneficios le producía. Su toreo tenía la desmedida emoción del valor desnudo, del que enerva a los públicos, del que lleva la tauromaquia hasta los delicados límites ente la gloria y la tragedia, entre el “ole” y el “ay”. Contemporáneo y continuador de la angustiosa línea marcada por Pedro Martínez “Pedrés” y el “Grupo Albacete” (entre ellos el destacado Juan Montero Navarro), Manuel Jiménez apuró el tremendismo hasta sus últimas consecuencias, pisando terrenos muy comprometidos e indagando también en los nuevos espacios del toreo de espaldas, con el toreo encastado, cuajado y astifino de su década. La sensación de drama que tenía su impasible puesta en escena se acentuaba más por su reducida estatura y por los cientos de percances que se derivaban de su temeraria osadías, tras lo que volvía a ponerse en el mismo lugar aún más enrazado y dispuesto, como sucedió en la histórica tarde de su consagración novilleril en Las Ventas de Madrid. Fue natural de Iniesta, en Cuenca, pero se le consideraba albaceteño por todos, y él mismo, sin renunciar a su origen, así lo proclamaba con cierto orgullo, como un reconocimiento a la ciudad en la que se había hecho hombre y torero. Su estatua frente a la plaza es un testimonio de una recíproca identificación. Está enterrado en Albacete junto a su hermano Ricardo, en el mausoleo familiar. La figura yaciente, del escultor González Moreno, tiene ciertos rasgos renacentistas. Su muerte en Montego fue ocasional, Chicuelo iba a trasladarse desde Madrid a Colombia, pero eligió un vuelo con escala en Nueva York donde quería comprar unas piezas de repuesto para su coche. El aparato de Avianca que le conducía a Bogotá, el 20 de enero de 1960,  se estrelló y ardió como una antorcha. Sólo se salvaron nueve viajeros. Fuentes: Dr. Enrique Vázquez Legarreta/Diario “El Siglo de Torreón”; y el Diario La Verdad.es /Albacete.