SIMAO DA VEIGA (1903 - 1959)
Simao da Veiga, hijo del famoso rejoneador del mismo nombre, ha sido uno de los caballeros portugueses más importantes de todos los tiempos. Nacido en Lavre el 27 de junio de 1903, recibe de su padre sus primeras lecciones del arte del rejoneo. Con 17 años toma la alternativa en Lisboa, el 4 de junio de 1922, y su brillante actuación hace que comience a alcanzar gran fama en los ruedos lusos, una fama que muy pronto se extendería más allá de su país. Fue el 13 de junio de 1924 cuando actuó por primera vez en España, con motivo de la corrida de toros que se celebró para agasajar a los reyes de Italia. Su labor fue muy del gusto de los aficionados, por lo que 6 días después se presentó en Madrid, dejando de nuevo gratísima impresión. Regresa a España en 1927, año en el que sumó 27 actuaciones, un cifra que no había sido alcanzada antes por ningún rejoneador portugués, lo que da una idea cierta de su categoría profesional.
Refieren los cronistas que tenía la habilidad de gobernar su cabalgadura solamente con las piernas, lo que le permitía colocar banderillas a dos manos llegando mucho a los toros. La gran espectacularidad de la suerte caló hondo en los aficionados y le proporcionó gran fama. Esta circunstancia continuó vigente durante los primero años de la década de los treinta y le llevó a compartir cartel casi todas las tardes con la máxima figura de la época, el cordobés Antonio Cañero. En su país, por supuesto, logró mantenerse como número uno de los rejoneadores durante muchas temporadas, pero también logró ser uno de los más populares en España. Una de sus virtudes fue, además de las ya expuestas, intentar aclimatar el rejoneo portugués a las costumbres taurinas españolas, haciendo alarde de gran destreza sobre la monta, algo que no había conseguido antes ningún compatriota suyo.
Simao da Veiga estuvo unido a su profesión hasta su prematura muerte a los 56 años y en plena madurez taurina, sobrevenida el 16 de agosto de 1959. El día anterior, tras matar a su primer enemigo en la plaza de Caldas da Reinha donde alternaba con Joao Branco Nuncio, se sintió enfermo en el callejón de la propia plaza. La causa, una dolencia cardiaca que, finalmente, terminó con su vida al día siguiente en el hospital del Montepío.