Los toros dan y quitan

CARLOS PUERTO Y SANTO (1813 - 1852)

CARLOS PUERTO Y SANTO

Foto cortesía  de “La Garrocha”

Picador de toros que aunque naciera en Alicante el 4 de diciembre de 1813, siendo aún niño, se trasladó con sus padres a El Puerto de Santa Maria, siendo el motivo de que fuese considerado como hijo de esta ciudad. Fue discípulo de los varilargueros Pinto y Juan Mateos Castaño.

En 1836 se marchó en la cuadrilla de Manuel Domínguez a Montevideo, regresando de hecho en 1849. Ese mismo año, se presentó como picador en Madrid.
También figuró en la cuadrilla de José Redondo "El Chiclanero". El 25 de junio de 1852, el toro “Medialuna”, cornialto, de pelo colorado, bermejo, careto, algo salpicado y ojo de perdiz, de la ganadería de D. Anastasio Martín, lidiado en la plaza de toros de El Puerto de Santa Maria, sale abanto y con muchos pies, consiguiendo parárselos “El Salamanquino”, con cinco lances de capa, y emprende una faena dura con la gente montada, dejando seis caballos en la arena á cambio de nueve puyazos. Se aploma un tanto el toro, y Puerto trata de obligarle citándole muy en corto. En ese crítico instante, el gobernador civil de la provincia, da orden a un salvaguardia para que arree al caballo del picador, momento en que el toro arremete con espantosa violencia y saca al picador de la silla, clavado en su cuerno derecho. La herida es verdaderamente horrible. El cuerno derecho ha penetrado por la ingle, y le ha atravesado todo el cuerpo, hasta salir por un costado, destrozándole el vientre y algunas costillas. A las cuatro y media de la tarde del día 29 de junio de 1852 dejaba de existir  Carlos Puerto con apenas 32 años de edad en la casa ubicada en la calle portuense de San Francisco No 3, y donde vivía Erasmo Olvera (también picador), amigos desde la infancia. Refiere don José María de Cossío: Debemos agregar que a Erasmo Olvera  le unía una gran amistad con su infortunado compañero y paisano Carlos Puerto, que cogido de muerte en nuestra Plaza, fue trasladado a la casa de Erasmo Olvera –en la calle de San Francisco- donde expiró en brazos del amigo de su niñez.

Refiere el maestro don Juan José Zaldívar Ortega respecto de este lidiador, que fue un << picador de toros, nacido en Alicante el 4 de diciembre de 1813, y que falleció a los 39 años de edad y 22 de profesión, por asta del toro, llamado “Medialuna” -cornialto, colorado, bermejo, careto, algo salpicado y ojo de perdiz-,  a las cuatro y media de la tarde del 29 de junio de 1852, por cogida sufrida el 24 de junio de 1852, en la Plaza de Toros de madera -en la que se construyó tras ser derribada la que estuvo en funciones hasta 1842-, de El Puerto de Santa María. Salió el toro abanto y con muchos pies, pero él se estrechó de un modo magistral con la fiera, cuando el gobernador civil de la provincia, que en mal hora presidía la corrida, indicó a uno de sus agentes que arreara al caballo, y castigado el animal con los latigazos en los cuartos traseros se cruzó ante el toro y éste le entró con tal violencia que lo sacó de la silla y lo enganchó, llevándoselo clavado en el cuerno derecho, y campaneado por espacio de varios segundos, lo arrojó con furia sobre la arena. La herida del diestro era verdaderamente horrible. El cuerno del toro penetró por la ingle derecha, y le atravesó todo el cuerpo, hasta salir por un costado, destrozándole el vientre y algunas costillas. Heroica fue la serenidad de Carlos Puerto en tan espantoso trance. Marchó por su pie a la enfermería, teniendo que sujetarse con ambas manos los intestinos. "

El erudito taurino,  don Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere de esta víctima de la fiesta, que << también alcanzó gran renombre Carlos Puerto Santo, que figuró en las cuadrillas de los más destacados espadas de mediados del siglo XIX. Actuaba en el coso de Santa María (Cádiz), el 25 de junio de 1852,  a las órdenes de Julián Casas (el Salamanquino), cuando, por una imprudencia manifiesta de la primera autoridad civil de la provincia, el toro “Medialuna” de la ganadería de Anastasio Martín, le propina una profunda cornada en el vientre, que le ocasionó la muerte al día siguiente. "

Abundando en la vida de este afamado personaje de la Fiesta, el erudito taurino Juan José Zaldívar Ortega consigna en su libro "Víctimas del Toreo"- Apartado de Picadores (Páginas 74 a la 76) que Carlos Puerto y Santos, picador de toros, nacido en Alicante el (04-12-1813) era hijo de Domingo Puerto y de Francisca Santos, y éstos se trasladaron, cuando Carlos tenía quince meses de edad, a El Puerto de Santa María, de ahí que sea considerado como natural de esta bella y mítica ciudad. Aprendió el oficio de carpintero de carruajes, cuando tuvo edad para ello, y cuando, ya a los 17 años era un buen oficial en su oficio descuidó su trabajo para ocuparse en faenas de acoso y derribo, en novilladas -con las que la ciudad de El Puerto obsequió al infante don Francisco de Paula y su esposa Mª Carlota, durante los años de 1830 al 1832, y labores de campo, decidiéndose a subir a caballo en público. En 1833 se presentó en el ruedo de El Puerto como picador, procurando ganar en su nuevo oficio para el sustento de su madre, recientemente enviudada. En 1833 murió su padre y desde entonces se tomó más en serio, y además ya profesionalmente, su labor de varilarguero, presentándose esa temporada en la Plaza de Toros de El Puerto, procurando ganar en su nuevo oficio para el sustento de su madre, recientemente enviudada; alternando con los más famosos piqueros de su tiempo, tales como Juan Pinto, Bernardo Botella o Juan Mateo Castaño, al que vio morir la tarde en que picaban juntos en la Plaza de Toros de nuestra ciudad, en la temporada de 1844. De todos ellos recibió Carlos lecciones y consejos. El (04-01-1837) se embarcó en Cádiz hacia Montevideo como piquero en la cuadrilla de Manuel Domínguez, junto con otros diestros de la misma. Allí hizo fortuna y adquirió algunos bienes, no regresando a España hasta el mes de abril de 1841. Aquí logró resonadas actuaciones, una de ellas en la Plaza de Toros de Jerez de la Frontera, en la cuadrilla de Francisco Montes (Paquiro), que alternaba aquella tarde en un mano a mano con Juan Yust, quedándose admirados ambos diestros de la destreza y arte de Carlos Puerto, quien regresó seguidamente a Uruguay junto a su madre. Ocho temporadas (1841-1849) trabajó por Plazas de Toros americanas y, tras perder una gran fortuna por culpa de las revoluciones políticas, decidió por fin regresar a su patria y afincarse definitivamente en El Puerto. Al volver Carlos a El Puerto traía consigo poco dinero, pero una gran fama de excelente picador, por lo que la misma temporada de 1849, se presentó en la Plaza de Toros de Madrid, en la 16ª corrida de la temporada, junto con el famoso Trigo, en una corrida en la que actuaron en un mano a mano Francisco Arjona Herrera (Cúchares) y su hermano Manuel, picando Puerto los seis toros, pertenecientes a las ganaderías de Aleas, Elías Gómez y Suárez. En 1850 ingresó en la cuadrilla de José Redondo (Chiclanero), a las órdenes del cual picó en Madrid seis corridas a satisfacción del público. El (16-09-1850) le ocurrió a Puerto en el circo madrileño un percance digno de mencionar: «Salió en cuarto lugar el toro, llamado Ballenato -describe Bruno del Amo (Recortes) al ocuparse del famoso piquero-, de pelaje negro azabache, de don Luis María Durán. Puerto le ponía la séptima vara casi pegado a la puerta del toril; el toro recargó, elevando el derrote más de lo regular, y enganchó al piquero por la juntura de la armadura de hierro, cerca de la rodilla. De tal modo enganchó el asta, que no podía el animal desasirla de la juntura. En esta disposición llevó arrastrando al jinete hasta los medios, en donde al fin pudo sacar el pitón. El picador sólo sufrió leves contusiones al ser arrastrado, y fue objeto de una ovación de simpatía.