CÁNDIDO ROIG ROURA (1898 - 1934)
La tragedia acaeció en la plaza de toros de Marineda en La Coruña. El 6 de agosto de 1934, Juan Belmonte, al intentar descabellar con el estoque de matar, lo pierde al revolverse el toro y el estoque sale despedido y se clava en el espectador que ocupa "el asiento 34 de la fila sexta del tendido 1", detalla Jesús Reiriz en su libro Anecdotario Coruñés. El herido se llamaba Cándido Roig Roura, de 36 años, quien murió al poco rato. Dejó viuda y cinco hijos. "A raíz de este suceso, el Gobierno modificó el reglamento taurino, prohibiendo el estoque de matar para el descabello, y naciendo así el verduguillo", escribe Reiriz.
Refiere el sevillano Diario ABC-Edición Andalucía, del 7 de agosto de 1934, que " el herido por el estoque falleció en brazos de las asistencias cuando pasaba a la enfermería. El desgraciado Sr. Roig era concejal del Ayuntamiento de Noya. "
Cita "Don Víctor", el cronista coetáneo que mantiene en la Red el Blog taurino "A los Toros", que el 6 de agosto de 1934, en la plaza de toros de La Coruña se celebró una corrida en la que con toros de Albaserrada actuaron los diestros, Juan Belmonte, Sánchez Mejía y Ortega. Al que abrió plaza, manso como el resto de sus hermanos, el trianero le hizo una templada faena y tras un pinchazo hondo se dispuso a descabellar. El animal le tiró un derrote a la muñeca derecha saliendo despedido el acero a gran velocidad hacia el tendido 1, donde se clavó en el lado derecho del pecho del espectador Cándido Roig Roura, vecino del cercano pueblo de Noya. El infortunado con su propia mano se quitó la espada mientras sus vecinos de localidad le levaron a la enfermería, los médicos comprobaron que el aficionado presentaba una herida penetrante en el tórax, parte derecha, atravesando el pulmón, mortal de necesidad, instantes después falleció en la cama de operaciones. El mismo estoque que acabó con la vida de Cándido hirió en su trayectoria, antes de su fatal destino, al periodista local Carlos García Puebla, colaborador de "El Ideal Gallego". También fue asistido el diestro Belmonte de una distensión ligamentosa en la muñeca derecha. Al no ser esta la primera vez que ocurría algo parecido, el 27 de noviembre de ese año se probó en el Matadero Municipal de Madrid ocho modelos de estoques de descabellar. Idea original de Vicente Pastor que hizo colocar una cruceta en su parte inferior para delimitar la longitud que debía profundizar en la testuz del toro y así evitar que hiciese ballesta y saliese disparado. Se encargaron del ensayo Diego Mazquiarán (Fortuna) y Pepe Bienvenida; el 6 de enero de 1936 se implantó la Orden para su obligado cumplimiento.