RAFAEL MEJÍAS JIMÉNEZ (1917 - 1933)
Rafael Mejías Jiménez, matador de novillos, nacido en Sevilla el 7 de agosto de 1917. Hijo y hermano de toreros, no pudo sustraerse de la tradición familiar, y si bien su padre procuró darle la más esmerada educación, pronto hubo de acceder a que torera en tientas y becerradas, como preparación de mayores empresas toreras. Vistió por primera vez de luces en México, el año 1912, toreando con sus hermanos Manuel y José. Sus aptitudes y su afición eran relevantes, y en España, a su regreso, toreó hasta quince becerradas, todas en plazas de primera categoría, obteniendo grandes triunfos, principalmente en Zaragoza y Barcelona. Vaciló, sin duda en su profesión, y, pese a los auspicios inmejorables de sus actuaciones, cesó en ellas para ocuparse con más ahincadamente en auxiliar a su padre en la complicada administración del patrimonio familiar. El 17 de marzo de 1933 murió en Sevilla dramáticamente asesinado, cuando contaba tan sólo dieciséis años de edad. (Fuente: Crónica del historiador, Juan José Zaldívar Ortega)
El 20 de agosto de 2007, el afamado cronista taurino don Antonio Santainés Cirés publicó una brillante editorial en el español diario ABC titulado "Bienvenida VI y su cruel destino" donde apunta lo siguiente: Fue Rafael Mejías Jiménez (Bienvenida VI) como un dorado sueño en el toreo, truncado por manos asesinas. Nació en Sevilla el 31 de agosto de 1917 en la calle Trajano, número 21, piso primero y bautizado en la parroquia de la Magdalena, de la citada ciudad. Se enroló siendo un chavalín con sus hermanos y su debut -de rosa y oro vestía- cabe fijarlo el día 1 de enero de 1929 en la plaza "El Toreo de México" alternando con Manolo y Pepe y con ganado de Atenco. La crítica se mostró favorable por unanimidad. De México pasan a Guatemala debutando en la plaza «La Reforma» de la capital el día 20 de enero, matando dos becerros de San Mateo, de México, saliendo en hombros con sus hermanos. Vuelve a triunfar el 3 de febrero saliendo nuevamente en hombros. La juvenil cuadrilla se traslada a Perú y el 21 de marzo de este 1929 Rafaelito Bienvenida debuta en Lima en el beneficio a Manolo y Pepe, estoqueando dos becerros del señor Leguía Swayne, obsequio del ganadero. La plaza se llenó por completo, asistiendo el Presidente de la República don Augusto B. Leguía. La prensa limeña elogia y destaca en jugosos titulares la presentación de este Bienvenida. «Debut de Rafaelito, el torero más joven del mundo...». El 31 de marzo se despidió del público de Lima lidiando con sus hermanos dos becerros de «La Rinconada de Mala» con los que obtiene un gran éxito. Se le advierte ya más sereno y dueño de sí mismo y corta una oreja. Unos días después embarcan rumbo hacia España. Hablando con Ángel Luis de finanzas, le pregunté si con el dinero que había ganado en América Rafaelito le había comprado la finca San Rafael su padre.- No. El compró una finca al lado de la de San Rafael. Manolo compró la finca de La Gloria. El año 1933 o 1934 y después se compró otra finca, San Rafael, que ésta la compraron entre Manolo y Pepe. Y después, lindando con San Rafael le compró mi padre a Rafaelito, con la temporada que echó en México y las becerradas que toreó allí una finca que estaba sólo a nombre de Rafael, que era Los Vínculos, así se llamaba la finca esa. En marcha la temporada debuta con traje de luces el 16 de junio en Ceuta alternando con su hermano Pepe con el que sale en hombros hasta el hotel después de cortar orejas y rabo. El debut con traje de luces -rosa y oro- en la península, es en Cartagena, el 21 de julio con becerros de Manuel Santos y Pepito Bienvenida y Alfredito Corrochano que estoquean cuatro erales de la misma ganadería. Corta la oreja del sexto y sale en hombros. El 18 de agosto torea en La Coruña con los mismos compañeros y reses de Antonio Fuentes y el 25 de dicho mes en Barcelona estoqueó dos becerros de Fuentes también, de nombre, «Bonito» número 25 negro y «Cucharero» número 31 negro, respectivamente y seis novillos de Alipio Pérez T. Sanchón, Pepito Bienvenida y Alfredito Corrochano. Con un lleno absoluto. La prensa se volcó en elogios. Don Eduardo en la Hoja Oficial del Lunes escribe: «Haciendo el paseo las cuadrillas destacaba en el centro de la fila de matadores un muñeco -por el tamaño- vestido de luces, un terno flamante verde y oro con los cabos granate. Dentro pensábamos ¿irá también el torero? Naturalmente, sí.» Prosigue: «...Decían de Antonio Fuentes que "solamente por verle hacer el paseo justificaba el precio de la entrada." Si no hubiese sido lo que fue aquel hombre, ese dicho popular no hubiese tenido duración. Temple, gracia, finura, elegancia, son palabras manidas. Pero hágase el que lea, la ilusión de que no las leyó nunca, de que son nuevas y aplíquelas al debutante Rafaelito Bienvenida.» Pondera el crítico el valor que derrocha, pese los revolcones y termina: «...torero caro que justifica el traje que se viste.» El 9 de septiembre lidió en Murcia becerros de Rufino Moreno y seis del mismo ganadero los colegas habituales. El 29 en Badajoz, dos becerros de Anastasio Martín y seis novillos del mismo ganadero Pepito Bienvenida, Alfredito Corrochano y Antonio Pazos. En octubre toreó en Zaragoza. Pero sus hermanos Manolo y Pepe y el padre están inmersos en la vorágine del toreo y no pueden dedicarse a Rafaelito. El 2 de agosto de 1931 debe torear Rafaelito en la corrida de La Prensa en Cádiz. Una denuncia del inspector de trabajo lo impide por ser menor de edad. Se decide por los estudios y cursa el bachillerato en el colegio de los Padres Jesuitas de Sevilla, asistiendo a prácticas en el hospital pues su otra vocación es médica. Pero el 17 de marzo de 1933 en Sevilla, manos asesinas acaban con la vida de Rafaelito Bienvenida cuando tiene 15 años. Hace años me relató el suceso José Sánchez Elena, sobrino de Ignacio Sánchez Mejías: «El autor del asesinato se llamaba Antonio Fernández y era en la casa como administrador y además le daba clases a Rafaelito Bienvenida. Vivían entonces los Bienvenida en la finca La Gloria. Rafael se presentó un día en La Gloria y dijo que no quería volver a Sevilla. Todo el invierno estuvo recluido en el campo. Le tenía miedo venir a Sevilla. Llegó marzo y vinieron Manolo y Rafael a comer a nuestra casa, a la casa de Ignacio Sánchez Mejías que teníamos en la calle Génova, que después fue José Antonio y ahora Avenida de la Constitución. Allí estuvimos Manolo, Rafael, mi primo José Ignacio Sánchez Mejías, mi prima, mi tía y yo. Nosotros acompañamos a la estación a Manolo Bienvenida que marchaba a Valencia a torear en Fallas. Mi primo José Ignacio y Rafael se fueron a casa. Fue mi primo el que llamó a Antonio Fernández para que viniera a tomar café. Mi primo estaba sentado en la habitación que compartíamos mi tío Ignacio Sánchez Mejías, mi primo José Ignacio y yo. Era una salita en plan moro. Rafaelito se sentó en mi cama. Leía una revista que yo coleccionaba. La revista Campeón que hacía ABC. Llegó ese señor y mi primo le dijo: «Un momento. Ahora llamo a una muchacha para que traiga café.» Se supone que en ese intervalo, Antonio Fernández le insistió a Rafael en que se quedase a vivir en Sevilla, que si no le iba a hacer algo malo. Cuando llegó mi primo los dos estaban callados. Antonio seguía paseando por la habitación y Rafael leyendo. Mi primo sentado en el brazo del sillón de espaldas, seguía hablando con una novia. Al rato mi primo oyó un disparo. Se volvió creyendo que era una broma, una detonadora, cuando vio a Rafaelito que caía doblado con un tiro en el corazón. Sobresaltado mi primo tiró el teléfono. Antonio le puso la pistola en el pecho diciéndole: «Tu vete, que si no te mato.» Y mientras bajaba las escaleras oyó dos disparos. Uno que le dio ese hombre a Rafaelito en la cabeza y otro que se pegó él también en la sien, suicidándose. Cuando subí Rafael Bienvenida estaba en el suelo. Había tropezado con una mesa y había caído un cuadro de José Gómez Gallito que teníamos en la mesa. ¿Qué razones tuvo aquél hombre? Todo el mundo supuso que ese hombre tenía poco más que amistad con Rafael. Rafael era pequeño y se dejaba sobrellevar por él, que no fuera a ningún lado. Cuando Rafael ya fue un poco mayor quiso deshacerse de los cariños o de la amistad fuerte de ese hombre y decidió irse a la finca. Ese día vino y ese día pasó la desgracia.» Apenas empezaba Rafaelito Bienvenida su maravillosa floración, lo asesinaron en Sevilla.
Rafael Mejías Jiménez (Bienvenida VI) Cortesía del Diario ABC