Los toros dan y quitan

ENRIQUE CANO IRIBORNE "GAVIRA" (1893 - 1927)

ENRIQUE CANO IRIBORNE "GAVIRA"

Foto cortesía del Site Taurino de Dale Pierce Who´s Who

Nació en Cartagena (Murcia) el 9 de enero de 1893.  Alternativa el 22 de abril de 1923 en Cartagena.   El 3 de julio de 1927 fue corneado este respetado torero por "Saltador" de la dehesa de  Pérez de la Concha, al entrar a matar en la plaza de Madrid en su primera corrida del año.  Murió mientras era conducido a la enfermería. El 3 de julio de 1927–día en que se presentó la ganadería de los señores hijos de don Tomás Pérez de la Concha, biznietos de don Joaquín-, salió al redondel madrileño para torear su primera corrida aquella temporada con ganado de Pérez de la Concha y en unión de Ángel Nava (Gallito de Zafra) y Manuel Álvarez (el Andaluz). La cogida mortal de Gavira: Uno al Sesgo y “Don Ventura”, nos relatan así los pormenores de la cogida mortal que sufrió el diestro cartagenero. Anodina y vulgar había sido la intervención de Gavira en lo que iba de corrida, el citado día, cuando pisó la arena el toro tercero, “Saltador”  de nombre y ostentando en los lomos el número 47. Era grande, con mucha cuerna, bastante astifino y manso de solemnidad. Lo capotearon insistentemente los peones y el propio Gavira, sin lograr que el bicho pasase un solo momento, y en vista de ello, la presidencia ordenó que se foguease, menester que cumplieron Rufat y Toreri, sobresaliendo este último. Andaluz devolvió los trastos a Gavira, y terminada la ceremonia, y cuando ambos diestros se disponían a estrecharse las manos (Enrique Cano confirmaba la alternativa aquel día al Andaluz), hallándose Gavira dando la espalda al sitio en que estaba el toro, se arrancó éste de improviso, y gracias a las voces del público, corrieron los dos espadas unos metros, y no ocurrió en percance. Lleváronle a “Saltador” los peones, y al fin, con el consabido apretón de manos, terminó la devolución de espada y muleta que hizo el nuevo doctor a su padrino. Gavira saludó a la presidencia y retrocedió, con la montera en mano, hasta los terrenos del 1, parándose frente a la barrera que ocupaba don José Semprun Alzurena, a quien brindó la muerte del toro. Fue hacia el burel y aliñó unos cuantos pases y medios pases, entre carreras, sustos y capotazos de los peones. El toro había llegado muy bien a la muleta; pero el diestro, o no lo veía, o no quería hacer otra cosa que lograr cuadrarlo, lo que no consiguió. En vista de ello, y cuando habían transcurrido tres o cuatro minutos del brindis, Gavira, estando el toro adelantado de la mano izquierda, arrancó desde largo, entrando a matar excesivamente despacio por falta de facultades, dejando materialmente muerta la mano izquierda, y agarró un volapié superior, en todo lo alto, a cambio de ser cogido por el vientre y volteado. La cornada fue seca y dada con el cuerno derecho en la parte izquierda del hipogastrio del espada, que se puso en pie, se sujetó con las dos manos la parte herida y se dejó caer en brazos de las asistencias, diciendo: ¡¡Me ha matado!! Y agarrado con una mano al cuelo de un monosabio y con la otra al hombro de una de las asistencias que lo llevaba en brazos a la enfermería, frente al tendido 2, antes de pasar frente al 3, cayeron inermes los brazos del infortunado torero, y su cabeza se abatió sobre el lado derecho. En aquel preciso momento debió fallecer. “Saltador”, a los pocos segundos, rodaba hecho una pelota... He aquí el parte facultativo: "Durante la lidia del tercer toro ha ingresado en esta enfermería el cadáver del diestro Enrique Cano (Gavira), que presenta una herida por asta de toro en la fosa ilíaca izquierda. El fallecimiento fue debido al shock traumático.- Doctor Segovia." Fuente: Crónica del historiador Juan José Zaldívar Ortega.

El erudito Juan José de Bonifaz Ybarra, relata en su libro “Víctimas de la Fiesta”  de su trágica jornada, que" el fogueado “Saltador”, de la ganadería de Pérez de la Concha, mató en Madrid, el 3 de julio de 1927, al modesto espada cartagenero, Enrique Cano Iriborne (Gavira). En tal función apadrinó a Manuel Álvarez (Andaluz) al confirmarle la alternativa en presencia de Ángel Navas (Gallito de Zafra), y la efeméride ocurrió al propinar una estocada hasta la bola al toro, quien, a su vez, introdujo su cuerno derecho en la fosa ilíaca izquierda de su matador. El óbito se produjo en el callejón de la plaza, cuando era conducido por las asistencias a la enfermería. Por ello pudo escribir el doctor Segovia, prestigioso cirujano-jefe del coso madrileño, en el correspondiente parte facultativo, que había ingresado en la enfermería el cadáver del espada. "

Entierro de Enrique Cano
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