GUILLERMO PEREGRINAL "CHATILLO DE MADRID " (XXXX - 1924)
Rehiletero que fue cogido por un toro el 5 de octubre de 1924 y que murió a resultas de las heridas el día 10 del mismo mes de octubre de 1924.
Relata don Juan José Zaldívar Ortega que fue un << banderillero en novilladas, madrileño que toreando el 5 de octubre de 1924 en la Plaza de Toros de Moralzarzal fue cogido por un toro de la ganadería de Zaballos, que le infringió dos tremendas cornadas, al par que la fractura de un brazo. Falleció en un hospital de Madrid, el día 10 del citado mes. "
Por su parte, el erudito Juan José de Bonifaz Ybarra detalla que << en el madrileño Hospital de la Princesa dejó de existir, el 10 de octubre de 1924, Guillermo Peregrinal (Chatillo de Madrid), como resultado de las importantes heridas que le produjera un novillo del hierro de Zeballos en el pueblo de Moralzarzal, en la provincia de Madrid, el día 5 del mismo mes. "
El respetable cronista coetáneo, don José Ramón Márquez, comenta de la muerte de este valeroso novillero, que << una pequeña nota en el diario madrileño "La Voz", en su edición del 8 de octubre de 1924, daba cuenta del ingreso, en el Hospital Provincial de Madrid, del novillero Guillermo Peregrinal (Chatillo de Madrid), a causa de una cornada recibida en una capea celebrada en Moralzarzal. Cossío, a quien siempre acabamos recurriendo, da una brevísima información del humilde diestro. Dice: "Banderillero en novilladas, madrileño. No pasó de modestísima categoría. Toreando el 5 de octubre de 1924 en Moralzarzal fue cogido por un toro de Zaballos, que le infirió dos tremendas cornadas, a par de la fractura de un brazo. Falleció en Madrid, adonde fue trasladado, el día 10 del citado mes". Aclara don José Ramón Márquez que el novillo de Zaballos, lidiado en un ruedo hecho de carros, tenía la edad de nueve años y dio un peso, una vez muerto, de veintinueve arrobas y media; la corrida era un festejo sin picadores. El Zaballos, al parecer de desproporcionada cuerna, sin castigo y sin tener enfrente a toreros con experiencia y recursos suficientes para lidiarlo y someterlo, se hizo el amo del improvisado ruedo. Además de las tremendas cornadas en la ingle y en el muslo que infirió a Chatillo, incluida la reseñada triple fractura de uno de sus brazos, corneó a otro novillero, cuyo nombre no consta, en la pierna. Se mató al toro como se pudo, casi a tiros dicen las crónicas. Mientras tanto, tras una cura de urgencia hecha por el médico del pueblo, se evacuaba urgentemente a Madrid al Chatillo en un automóvil para darle ingreso en el Hospital Provincial, donde fallecería a los pocos días. >>
Fuente del resumen de la crónica y fotos de Guillermo Peregrinal (Chatillo de Madrid):
http://deltoroalinfinito.blogspot.com/2010_01_01_archive.html