TOMÁS FERNÁNDEZ ALCALDE "ALFARERITO " (1883 - 1909)
Refiere don Juan José de Bonifaz Ybarra, el historiador, en su libro “Víctimas de la Fiesta”, que << el 7 de junio de 1909 fallece en Madrid Tomás Fernández Alcalde (Alfarerito), como consecuencia de la cogida sufrida la víspera en el coso carabanchelero de Vista Alegre. El novillo “Cuquito”, de la ganadería de García Bueno, fue el causante de la desgracia, al cebarse en su presa, pese a que, por su manifiesta mansedumbre, había sido condenado a banderillas de fuego"
Tomás Fernández Alcalde (Alfarerito)
Cortesía de don Rafael Gómez Lozano
Don Juan José Zaldívar Ortega, en su obra “Víctimas del Toreo” (Apartado de Banderilleros), refiere que fue un << banderillero de toros, nacido en Vallecas (Madrid) el 17 de agosto de 1883, falleció por astas de toro la tarde del 7 de junio de 1909, a los 26 años de edad. Comenzó a torear en novilladas y capeas de los alrededores de Madrid, figurando después en la cuadrilla del matador de novillos Agustín García Malla. Con éste toreó en algunas plazas de segundo orden, destacando Alfarerito por su valentía. El 6 de junio de 1909 se dio una corrida en la plaza madrileña de Vista-Alegre, lidiándose toros de García Bueno, de Salamanca, por las cuadrillas de Luis Mauro, Alfonso Cela (Celita) y Agustín García Malla. En último lugar salió el toro, llamado “Cuquito”, que resultó ser manso; en vista de ello, el presidente ordenó que fuese banderilleado con las de fuego. “Alfarerito” clavó bien el primer par, y al intentar clavar el otro salió perseguido, siendo alcanzado al tratar de saltar la valla y fue lanzado dentro del callejón. El animal, de la ganadería de los Hermanos Arriba, saltó tras él, volteándole y enganchándole; seguidamente hirió al picador gaditano Rafael Alonso Bertolesi (el Chato), hirió a tres policías, contusionó a un guardia civil; hirió a un municipal; contusionó a un sereno y mató a “Alfarerito”; como estaban abiertas las puertas, el cornúpeto entró nuevamente en el redondel llevando al torero en la cabeza y arrojándole frente a la puerta de entrada. Llevado a la enfermería se le apreció una herida de seis centímetros de extensión situada en la parte posterior inferior del muslo izquierdo, interesándole todo los tejidos blandos, atravesándole el asta por debajo el paquete muscular. Murió en su domicilio a las seis de la tarde del día siguiente. “Recortes”, al hacer la semblanza del infortunado diestro, dijo: "Este desgraciado muchacho hubiera sido con el tiempo un buen banderillero; era muy valiente y procuraba agradar al público." ".
Cortesía de
http://gestauro.blogspot.mx/
Cita el historiador José Antonio Román Romero en su Blog en Internet "De Hombres, Toros y Caballos", que Tomas Fernández (Alfarerito) cambió las seguridad del sueldo que en su oficio ganaba por los toros, y ansiando llegar a conseguir gloria y dinero, llevó durante muchos años la triste vida del que sin medios ni elementos pretende abrirse paso en profesión tan peligrosa. Tomó parte en infinidad de capeas, y cuando ya se consideró con los conocimientos suficientes lidió en plazas de alguna importancia al lado de novilleros de cartel. Posteriormente quiso probar fortuna e intentó hacerse cantador; pero bien porque espontáneamente reconociese que carecía de condiciones para ello, ya porque el público se encargara de disuadirle, es lo cierto que Alfarerito volvió a figurar como banderillero en las cuadrillas de los que toreaban en las plazas de Carabanchel, Tetuán y otros pueblos de esta provincia.
Tomas había también toreado en Madrid, al lado, como ya hemos dicho, de diestros que hoy son matadores conocidos, como Cocherito, Mazzantinito, y otros; pero su modesta categoría lo tenía alejado hace ya mucho tiempo de aquellos que fueron sus maestros. Toreando en la plaza de Carabanchel, Alfarerito colocó un par de banderillas al sexto toro, que pertenecía a la vacada de García Bueno, y al salir de la suerte fue perseguido por el bicho, viéndose obligado a saltar la barrera. El toro saltó tras a, y lo estrelló contra una columna de piedra, recogiéndolo después del suelo, corneándolo y zarandeándolo horriblemente. Conducido a la enfermería, se practico al infeliz muchacho una cura provisional, y en una camilla fue trasladado a su domicilio. En un principio se creyó que no tenía más que un puntazo atrás del muslo, y ésta fue la herida que el facultativo de la plaza le apreció; pero al día siguiente sintió en el pecho tales dolores, que la familia hubo de llamar al médico de la Casa de Socorro para que lo reconociera y aplicase algún calmante. Por la tarde visitaron también al herido un ayudante y el médico de la plaza, a las seis y media, del día 7 de junio de 1909 en medio de agudísimos dolores, falleció Alfarerito. El Juzgado se trasladó, a la calle de la Ruda, núm. 3, donde habitaba el desdichado banderillero, tan pronto como tuvo noticia de su muerte, y ordenó la conducción del cadáver al Depósito. Tras el furgón marcharon Malla, a cuya cuadrilla pertenecía Alfarerito, y Claudio y Pedro Fernández, hermanos del difunto. Estos tres velaron el cuerpo del torero durante toda la noche. Tomas Fernández (Alfarerito) contaba treinta y un años de edad y era natural de Vallecas. Estaba casado dejo un hijo, y a su mujer encinta. La precaria situación de la familia del pobre banderillero obligo a Malla, Infante, Celita y otros diestros a abrir una suscripción para socorrer a la viuda e hijo del torero muerto.