Los toros dan y quitan

EMILIO RUIZ "LAGARTIJITO" (XXXX - 1890)

EMILIO RUIZ

Obra del ilustre pintor bilbaíno Luis García Campos (1928-2011)

Un 30 de Marzo de 1890 se suicida el novillero Emilio Ruiz "Lagartijito" a consecuencia del fracaso que había obtenido en su actuación en Madrid
Fuente:
http://www.mediaveronica.com/Curiosidades-del-Toreo_es_23.html
http://www.cultoro.com/Noticias/17551/debuta-picadores-cordoba-fernando-cepeda-1986

En contraposición con la afirmación anterior, el diario "El País" del 14 de agosto de 1996 publicó una editorial de nombre "Los Toros de Agosto" donde cuenta entre otras cosas que: También agosto ha visto cosas tristes, como el suicidio de Emilio Ruiz, "Lagartijito", el 3 de dicho mes de 1890. La historia se remonta a marzo, cuando el joven Ruiz se presentó ante don Jacinto Jimeno, empresario de la plaza de Madrid, para exigir que le pusiera en una novillada. Según lo cuenta don Ventura, "no llevó carta alguna de recomendación, ni el señor Jimeno le conocía, ni había oído su nombre hasta entonces; pero vio en su firme actitud y en su mirada algo tan extraño que no vaciló en acceder a sus deseos". "Lagartijito" actuó en una novillada el 30 de marzo. Se vio enseguida que había equivocado la vocación. Estuvo torpe en todo, y sus dos enemigos fueron devueltos vivos al corral. Un público enfurecido le bombardeó con naranjas (el refresco más común en los toros de aquellos tiempos), y el presidente le multó con 50 pesetas por no retirarse al estribo al aparecer los cabestros. También fue multada la empresa por presentar tan lamentable espectáculo. "Después de aquel fracaso, vagó el desdichado Emilio Ruiz por Madrid triste y agobiado, por el recuerdo de su derrota". El 3 de agosto entró en el Café Continental de la calle de San Bernardo. Cenó, escribió dos cartas y se pegó un tiro en la sien. Murió en el acto. Cuando se enteró don Jacinto, el empresario, palideció. "El tiro que se ha disparado me lo hubiera soltado a mí de no haber accedido a su petición el día que me visitó para que le pusiera en el cartel. Lo leí en sus ojos. ¡De buena me libre!".
Fuente:
http://elpais.com/diario/1996/08/14/madrid/840021854_850215.html

En la revista "Los Toros", No 37 (publicada en Madrid, el 20 de enero de 1910)/ Sección Averiguador Taurino (página 21) citan que: "durante 1890 debutaron en Madrid los novilleros: Juan Antonio Cervera el 9 de marzo; José Rogel (Valencia) el 23 del mismo mes; Emilio Ruiz "Lagartijito", el 30, y Manuel Comeche "Espartero de Valencia" y "Bonarillo", el día 24 de agosto". (Fin de la Nota), con lo que se invalida la fecha de fallecimiento del 30 de marzo de 1890 que manejan varios cronistas en sus efemérides taurinas, siendo más veraz la información que provee el diario "El País".
Fuente:
http://www.bibliotecavirtualmadrid.org/bvmadrid_publicacion/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1032353

El 19 de marzo de 2020 recibí un correo electrónico del emérito cronista hidrocálido don Pedro Julio Jiménez Villaseñor conteniendo un recorte de añosa revista española que reza:
Hoy, hace años, un desdichado 30 de marzo de 1890 para cerrar la primera temporada de novillos del año 1890, organizó la Empresa en la plaza de toros de Madrid una función para el día 30 de marzo, anunciando cuatro toros defectuosos de Aleas que debían ser estoqueados por José Rodríguez (Pepete), el segundo diestro de este fatídico apodo, y Emilio Ruiz (Lagartijito), nuevo en la plaza de la corte. Desde los primeros pasos que dio el novel torero pudo verse que había errado la vocación. Torpe en todos sus movimientos, el capote de Pepete le libró de un serio disgusto. El primer toro que debía matar Emilio Ruiz, llamado "Bordador", colorado, ojo de perdiz y mogón del izquierdo, fue retirado al corral por orden del presidente, don Gustavo Morales, después de haber demostrado el debutante el más completo desconocimiento del toreo. En el bicho que cerró plaza vio también salir los mansos y por no retirarse al estribo la presidencia le impuso una multa.
Al propio tiempo fue multada la Empresa por haber presentado tal lidiador, contra el que se desató el público a naranjazo limpio.
Después de aquel fracaso vagó el pobre Emilio Ruiz por Madrid triste y agobiado por el recuerdo.
Al poco tiempo, entró una noche en un café de la calle ancha de San Bernardo, cenó, escribió dos cartas y se descerrajó un tiro en la sien derecha, quedando muerto en el acto. La detonación produjo el consiguiente sobresalto en la concurrencia. Rodaron vasos, copas y botellas. Pasado el primer momento de estupor, vióse rodeado por numerosas personas el cadáver del infeliz suicida, en el que fue pronto reconocido el fracasado torero del 30 de marzo.
Así acabo sus días aquel desdichado que quizá en ensueños había llegado a forjarse la ilusión de gozar de la gloria y de la fortuna.