Los toros dan y quitan

CARLOS AGUIRRE Y SÁNCHEZ (1902 - 1923)

CARLOS AGUIRRE  Y SÁNCHEZ

Estatua de Carlos Aguirre y Sánchez (en Cuba)

Refiere "don Víctor", el ejemplar cronista coetáneo que mantiene la página de Internet "A los Toros", que el 2 de septiembre de 1923, en la plaza de toros de Bayona se celebró una corrida con seis toros de Saltillo para los diestros Manuel Jiménez "Chicuelo", Antonio Márquez y Francisco Peralta "Facultades". Al descabellar Márquez el último toro saltó el estoque al tendido, con tan mala fortuna, que hirió en el pecho a un espectador que falleció mientras era llevado a la enfermería. La víctima se llamaba Carlos Aguirre y era de nacionalidad cubana, contaba veintiún años de edad.
Al respecto, en el libro "París 1924-1933 Periodismo y Creación Literaria" de Miguel Ángel Asturias (página 114), refiere que Carlos Aguirre y Sánchez murió en la plaza de toros de Bayona, en plena juventud, cuando sus ideales de veinte años comenzaban a tomar cuerpo, después de una adolescencia llena de promesas. Nacido en desahogada cuna, hijo de una de las más distinguidas familias cubanas, el joven pensador y escritor víctima de una inesperada fatalidad, nos alcanza a dejar de herencia un libro póstumo. Hechos aislados se encadenaron curiosamente para que sucediese esta desgracia. Un contratiempo lo detuvo ese día en Bayona. Llevados a la corrida por otros amigos que habían comprado las localidades, al estar en la plaza, en vista de que al lado de Miss Strauss había un lugar vacío, Aguirre cambia de asiento, quedando al lado de la norteamericana, con quien había hecho el viaje a Europa, cerca de un poste que le impedía ver libremente la lidia. El último toro de la tarde, con media espada en el cuerpo, en sus desesperados saltos por arrancarse el acero salvaje, lo arrojó hasta la fila cercana en la que estaba Miss Strauss, cayendo de punta en el pecho de Aguirre, encargándose el peso de la empuñadura de bajar el acero y partirle el corazón. Cuba ha hecho honor al que fuera su promesa, bautizando en el nombre de Carlos Aguirre y Sánchez uno de sus más bellos parques.
Fuente:
http://books.google.com.mx/books?id=xuhxuHN7kuMC&pg=PA114&lpg=PA114&dq=Carlos+Aguirre+%2BBayona&source=bl&ots=2chRTHXYAV&sig=hyualI37y9N_63ki1C-RqWNpUTk&hl=es&ei=oNZgTrqhL-nnsQLgt9Em&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&sqi=2&ved=0CCMQ6AEwAA#v=onepage&q=Carlos%20Aguirre%20%2BBayona&f=false

Don Pablo Méndez Piña, periodista independiente y narrador, publica en un Blog den la Internet denominado "A Vox Populi" una nota editorial: "Monumento por Muerte Insólita" donde refiere que.- En un parque franqueado por las calles Mazón y Valle en el municipio Plaza de la Revolución, se yergue la estatua de Carlos Aguirre y Sánchez, que según la inscripción del zócalo, fue un ejemplar estudiante universitario que a principio del siglo XX perdió la vida por hallarse en el lugar y momento equivocados. Lo cierto es que según averiguaciones, Carlos Aguirre hijo del general mambí José María Aguirre, no fue un estudiante "tan ejemplar" como cita el rótulo del monolito, sin embargo, sería incuestionable reconocer que murió a consecuencia de un extraño accidente, puesto que disfrutando de vacaciones en España, cumplimentó su deseo de asistir a una plaza de toros, sin embargo en dicha corrida el matador malogró la estocada sobre el espinazo de la bestia, y esta como respuesta dio un sacudión, expulsó la espada sobre el graderío, y atravesó el cuerpo del joven que bajo la mirada y el asombro de los presentes murió instantáneamente. Asimismo en el vergel de marras podemos observar otra inscripción con los nombres de aquellos estudiantes universitarios que incubaron sueños a las sombras de sus arboledas, entre los que se destacan: Rafael Trejo, Ramiro Valdés Daussa, y Félix E Alpizar. Igualmente en otro soporte labrado bajo la presidencia del doctor Ramón Grau San Martín, y por conducto de su secretario de obras públicas "Pepe Plazoleta" se apunta oficialmente que dicho parque se nombra "Carlos Aguirre". Sin embargo como en otros tantos jardines capitalinos se perpetúa el descuido de sus céspedes, aceras quebradas y omnipresentes regueros de basura.
Fuente:
http://mendezavoxpopuli.blogspot.com/2010/11/las-tribus-urbanas.html