MARÍA LUISA NOECKER (XXXX - 1909)
En el libro íntimo “Mis Veinte Años de Torero”, publicado en 1924, Rodolfo Gaona y Jiménez, “el Califa de León” (1888-1975), contó al escritor Carlos Quirós “Monosabio”, que una señorita hija de alemanes, María Luisa Noecker, se aficionó a los toros y se hizo “gaonista", pretendiendo conocer al torero a través de un hermano de Refulgente Álvarez (de nombre Cirilo Pérez y quien tenía un puesto de huevo y otros artículos en el mercado de San Juan) y de Enrique Frutos, sobrino de “Ojitos”, quienes la invitaron a una fiesta, a la que supuestamente asistiría Rodolfo. Al parecer, la dama asistió al festejo de marras, bebió más de la cuenta y después alguno de los asistentes abusó de ella aprovechándose de su estado inconveniente, lo que motivó que ella optara por suicidarse (entre 1909 y 1910). Entre las cosas que se encontraron en la cercanía de su cadáver, estaba un retrato de Gaona y un medallón con una fotografía del diestro. Al iniciarse las averiguaciones del hecho, se logró saber que para trasladar a la señorita Noecker a la fiesta, se presentó un automóvil en su domicilio y el conductor indicó que iba de parte de Rodolfo Gaona, motivo por el cual, se le llamó a rendir declaración ante las autoridades investigadoras, pero al establecer fehacientemente que estuvo en el teatro y en algún restaurante acompañado de Remigio Frutos “Algeteño”, su mozo de estoques, fue dejado en libertad. Los periódicos “El Imparcial”, “El Heraldo” y “El País” iniciaron de inmediato una campaña en contra del torero, exigiendo su detención y enjuiciamiento y así, se libró en su contra una orden de captura, por lo que fue ingresado en la cárcel de Belén, donde fue compañero de celda de “El Tigre de Santa Julia”. Rodolfo Gaona y Jiménez fue dejado en libertad veintiún días después de su captura, al quedar claro para la autoridad judicial que no había tenido absolutamente nada que ver en los hechos que culminaron con el suicidio de María Luisa Noecker. Dijo el Petronio al respecto: A los veintidós días, una mañana me dijeron que estaba libre, por… falta de méritos. Me privaron de la libertad, me difamaron, me escarnecieron y luego: Puede usted retirarse, porque no hay méritos… La justicia ni siquiera me dijo ‘Usted dispense’… A las puertas de Belén me esperaban como dos mil personas que, cuando me vieron aparecer en las puertas de la cárcel, me dieron una ovación. Esa ovación no podré olvidarla. Es de las que más he agradecido: era la satisfacción que se me dio por lo que la prensa y la justicia me habían hecho…
Fuentes:
Don Xavier González Fisher
http://crisolplural.com/2008/10/30/posada-y-los-toros/
Don Rafael Gómez Lozano (Dientefino)
http://www.mediotiempo.com/mas-deportes/noticias/2010/03/15/rodolfo-gaona-un-idolo-revolucionario