JUAN AGUIRRE ROMERO (EL COMPADRITO) (XXXX - 1891)
Refiere el erudito taurino (LRQ) en las efemérides de la página de Internet Campo Bravo-México de la Asociación de Criadores de Toros de Lidia, que el 15 de febrero de 1891 muere en San Luis Potosí por cornada de un Guanamé el novillero Juan Aguirre “El Compadrito”.
El 20 de agosto de 2012, recibí una amable carta de mi buen amigo y cronista taurino, don Rafael Gómez Lozano (Dientefino) desde la hermosa ciudad de Tijuana, donde me allega una brillante editorial del erudito taurino don David Lomelí, publicada en el diario "El Sol de San Luis Potosí", el 15 de febrero de 2012, y que a bien titula: " Lamentable Tragedia en El Paseo (de San Luis Potosí, México) el 15 de febrero de 1891".- En un día como el de hoy, pero del año 1891, la centenaria plaza potosina "El Paseo" fue escenario de una tragedia como fue la muerte del joven Juan Aguirre y Romero, apodado por sus compañeros estudiantes del Instituto Científico y Literario con el mote "El Compadrito". Había llegado por los años ochenta (o setentas) con intenciones de estudiar en dicho Instituto, pero habiendo sido contagiado por el mal de montera en la fragua de don Juan B. Torres, "El Herrero", un cubano nacionalizado mexicano, apasionadísimo aficionado y escritor, optó por abandonar las aulas y hacerse torero.
En el taller de don Juan, que se ubicaba en la calle Los Bravo, a un costado de la Catedral, el joven Aguirre trabó amistad con gente del toro, matadores españoles inclusive, que habían convertido la fragua en un centro de reunión y mentidero taurino. Logró que Fernando Gutiérrez, "El Niño", diestro español, lo incorporara a su cuadrilla en calidad de banderillero -"torero de paja", o sea el que vestido de luces permanecía en el burladero del que salía de vez en cuando a dar un capotazo-, después de mucho necearle. En tal calidad llegó a actuar algunas ocasiones en Saltillo y Monterrey; disgustado, Aguirre regresó a San Luis.
Por aquellos días toreaba en El Paseo Manuel Nieto, "Gorete", a cuya cuadrilla fue incorporado como banderillero participando en dos o tres ocasiones. Y llegó la tarde trágica del domingo 15 de febrero de 1891. Copio al escritor "Don Chaquetas" lo que escribe al respecto: "Había corrida en la Plaza de Toros "El Paseo". La cuadrilla de "Gorete" había sido sustituida por otra en que actuaba como primer espada Manuel Aguilar (alias) " El Macareno", diestro ya viejo en edad y en el oficio. Se lidiaban toros de "Guanamé". Con el carácter de banderillero continuaba Juan Aguirre. Transcurrió sin incidentes sangrientos la lidia de los cuatro primeros toros, pero la brega fue pesada porque los " guanamés" imponían respeto (...).
"Ya entrando la noche salió el quinto toro, negro zaino, grande, bien armado (corni-veleto y astifino). Nervioso, ligero, acometió a los picadores (...). Tocaron a matar. Algunos espectadores de sombra comenzaron a pedir a gritos que el tórtolo estoqueara Juan Aguirre...". Como el cuarto lo había matado el banderillero Antonio Durán, hermano de Juan José Durán", El Pipa", la petición fue atendida. "Concedido el permiso de la autoridad que presidía, que era el Gral. Antonio Jáuregui. Aguirre fue sonriente y decidido hacia el Guanamé...".
La faena fue una exhibición de impericia, y al intentar el neófito dar un pase de pecho fue enganchado con el pitón derecho y horriblemente zarandeado, cayo exánime a la arena. Al quite estuvo únicamente Pedro Nolasco Acosta, el viejo torero potosino que asistía a la corrida como espectador, quien saltó al ruedo al ver lo que acontecía. Juan Aguirre -por cierto, homónimo del piquero mexicano" Conejo Chico"- fue conducido al Hospital Civil donde se le apreció una cornada tremenda en el vientre, en la región hipo gástrica, el pitón rompió el diafragma y había penetrado en la cavidad torácica. Herida mortal por necesidad.
Culpables de la tragedia, señala "Don Chaquetas", al Jefe Político don Antonio Montero, a quien Juan V. Torres había enviado una carta solicitándole impedir que toreara Aguirre, y no le hizo caso, al matador "El Macareno" y al Presidente de la corrida, el ya citado Gral. Jáuregui.
"El Herrero", don Juan V. Torres, que muy bien conocía la insuficiente preparación de "El Compadrito", veía su inmadurez para lanzarse al ruedo antes de tiempo y sólo a impulsos de su afición. No oyó consejo, desgraciadamente.