Los toros dan y quitan

ANTONIO SUÁREZ ÁLVAREZ (1930 - 1994)

ANTONIO SUÁREZ ÁLVAREZ

Arriba en la foto Antonio Suárez
Cortesía de D. Rafel Gómez Lozano

Refiere el erudito taurino Rafael Gómez Lozano (Dientefino), que Antonio Suárez Álvarez  fue un mozo de espadas madrileño al servicio del torero Pedrito de Portugal, que la noche del 27 de diciembre de 1994, con 64 años de edad y 50 en la profesión de los toros, falleció en la plaza de toros de Cali Colombia a causa de las heridas que le causó un toro de la dehesa de “Achury Viejo” de nombre “Marinero” de 438 kilos  de peso, con pinta de asesino, bizco del pitón derecho, cortico, mirón y certero, que saltó al callejón atacando al mozo de espadas, partiéndole la femoral y el tórax,  ocasionándole la muerte. La Asociación Colombiana de Mozos de Espadas apoyó al diestro de Portugal, para realizar los trámites necesarios para que el cadáver de Antonio regresara a su país natal.

Antonio Suárez Álvarez era un madrileño, de 64 años, más bien silencioso, bueno y muy profesional. Se había casado en dos oportunidades y deja tres hijos, uno de ellos es Juan, el conocido Juan Yusá, camarógrafo oficial de la plaza de Las Ventas de Madrid. Un mozo de espadas calificado como uno de los más consagradas, leales y eficientes. Al estilo de los de antes, por lo discreto, porque conocía como nadie su oficio, a los toreros, a los apoderados; porque entendía cabalmente ese complicado mundo de los toros. Pisó todas las plazas del mundo. Pues fue mozo de espadas de toreros que han hecho historia, como Manuel Benítez El Cordobés, con quien había impuesto una marca al vestirlo durante 62 tardes consecutivas; de Palomo Linares: de César Rincón, de Fernando Lozano y desde hacía dos años de Pedrito de Portugal, además de ser muy cercano colaborador de la casa Lozano, que administra actualmente la plaza de Las Ventas. El cuerpo de este nuevo mártir de la fiesta brava será traslado a España, donde lo esperan sus familiares. La mala suerte de Pedrito Este año que termina (1994) le ha traído desgracias a Pedrito de Portugal. Su padre tuvo un terrible accidente automovilístico y murió calcinado. El 14 de marzo se fracturó él su mano derecha y tuvo que dejar de torear por dos meses. Después, en San Sebastián de los Reyes un toro le propinó un puntazo que lo incapacitó otros 20 días. Y ahora, su mozo de espadas es muerto por un toro en Cali. No obstante el torero, de tan solo 19 años, se sobrepone. Ayer, vestido de blanco, con una cinta negra, conmovió a la afición que colmó la plaza cuando brindó su primera faena hacia el Cielo, o sea a Antonio Suárez. Y realizó una memorable faena, con arte y valor, en la que a pesar de pinchar tres veces cortó una oreja.

Fuente: ANTONIO ENCONTRÓ UN CALLEJÓN SIN SALIDA/ Autor: NULLVALUE/ eltiempo.com/ 31 de diciembre de 1994.

 

Su punto de encuentro con la muerte fue este jueves, tras tablas de una plaza, donde trabajaba, pasando casi inadvertido. Allí estaba con su boina, una guayabera y un capote bajo el brazo. Contento, expectante, alerta a los movimientos del matador, inocente de que la muerte, vestida de negro, astifina, la había echado el ojo. Como cosa rara, ya había saltado otro toro. Y eso no ocurre tan a menudo. Dos en una misma corrida, es cosa más rara. Pero Marinero, desparramó la vista hacia el callejón, se fue raudo, y voló la barrera. Todos saltaron, menos Antonio, quien no halló otra opción que colocarle ese grueso capote doblado en el testuz. Pero el toro iba por él y lo estrujó con toda su furia contra las tablas para rematarlo en el piso y dejarlo prácticamente muerto ahí mismo. No se conformó con partirle la femoral, la vena que buscan todos los toros asesinos, sino que le partió el tórax. Todos los esfuerzos de los médicos, en esta plaza con una enfermería con todas las dotaciones requeridas, con diez médicos de turno, fueron vanos. Victoriano Valencia estuvo hasta casi las tres de la madrugada a su lado en la Clínica de los Remedios. Pero a la muerte no se le puede dar la espalda. Y apenas se retiró a descansar a su hotel, Antonio expiró. El cirujano llamó a Rogelio Caballero, a Victoriano hijo y a dos o tres personas más que se hallaban allí para decirles que si querían verlo quizá por última vez. Y de ahí en adelante la cadena con la mala nueva. Y el doloroso compromiso de avisar a la viuda y a sus hijos en Sevilla. Fue un momento tremendo, porque ella, al escuchar la voz de Victoriano se puso feliz. Y parece que estaba de cumpleaños ayer. O por lo menos había motivo de regocijo, pues cuando supo que era él le dijo emotiva: ya sé, me llamas para felicitarme. Ha muerto Antonio. Dejó todo en este mundo. Ahí, silente reposaba, casi intocable ayer, el maletincito que le regaló en 1968 Alfonso Fernández “El Pegajoso”, hoy en una silla de ruedas, y a quien Antonio había dicho que iría a visitarlo tan pronto llegara a Bogotá, para darle uno dolaritos. Se lo llevó en sus cuernos “Marinero”, sin darle tiempo a retirarse a disfrutar de su pensión, pues esta era su última temporada, ya que había hablado para ello con Rafael Corbelle, presidente de la Asociación de matadores en España. Ahora se ha retirado para siempre.

Fuente: Extracto del artículo “ERA LA ÚLTIMA TEMPORADA DE ANTONIO”/ Autor: LUIS NOÉ OCHOA/ eltiempo.com/ 31 de diciembre de 1994

Cortesía Diario ESTO (México)
De la hemeroteca de don Rafael Gómez Lozano (Dientefino)