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http://www.cope.es/sociedad/01-08-10--fallece-un-hombre-al-ser-empitonado-por-un-toro-embolao-godella-valencia-201070-1

Un aficionado de 46 años  falleció la madrugada del 1 de agosto de 2010 al ser empitonado en el cuello por un toro embolado (bou embolat) en Godella (Valencia), cuando participaba en el primero de los festejos taurinos que se celebran en el municipio. El hombre ya había sido amonestado y expulsado dos veces del recinto ferial por los organizadores del evento, porque manifestaba un comportamiento "errático" que podría deberse a que estaba bajo los efectos del alcohol. El animal, que le echo por los aires y le corneo cosa de seis veces en el suelo hasta matarlo,  era el segundo toro de la noche, de la ganadería Cometa. El accidente tuvo lugar en la calle Mayor sobre las 00.45 horas del domingo 1 de agosto de 2010, a los cinco minutos de haber sido embolado el toro. La víctima, un hombre de 46 años, natural de Jaén y vecino de Burjassot (Valencia), que fue alcanzado cuando intentaba trepar una farola para esquivar la embestida del bicho, recibió una herida de carácter "muy grave", que le seccionó la arteria aorta del cuello, al herirlo con el herraje que ancla las bolas de fuego a los cuernos. De inmediato fue trasladado por los miembros de la Peña Taurina "La Cuna"  de Godella --organizadora del acto-- a una posta sanitaria muy cercana,  lugar donde se encontraban un médico y una enfermera, acompañados de una ambulancia medicalizada. El hombre fue atendido por los facultativos sanitarios, quienes no pudieron hacer nada para salvar su vida  debido al grave derrame sanguíneo.  A las 3.15 horas  levantaron el cadáver y lo trasladaron hasta el Instituto Anatómico Forense de Valencia para practicarle la autopsia. Como es lo acostumbrado, el concejal de Godella, que colaboraba con la Peña Taurina "La Cuna" en la organización de este evento, destacó que el espectáculo "cumplía toda la normativa". La fiesta del toro embolado, en la que se le sujetan y encienden al animal,  unas bolas de alquitrán en los pitones y se le suelta en la calle, es tradicional en muchas localidades españolas, pero pasa a veces que los aficionados se alcoholizan y se arriesgan demasiado, o se utilizan a veces reses resabiadas, que tras sus muchas sueltas, ya no atienden a trapos ni a quiebros, sino que  hacen por el bulto, con fatales consecuencias; luego en esto hay que andarse con los cinco sentidos bien a punto para salir indemne.