CAMILO REYES (1896 - 1936)
Camilo Reyes fue un legendario y afamado montador de toros que falleció la tarde del 7 de enero de 1936 en Liberia, provincia de Guanacaste, en la Centroamericana República de Costa Rica. Después de aquella fatídica corrida en Liberia, el eximio poeta Rodolfo Salazar Solórzano escribió: “Mas vino un día nefasto, unas vísperas recuerdo, cuando en la plaza caíste, por falta de vaqueteros. Las fieras astas del toro te iban quebrando las sienes, y tú siempre sobre el lomo, manando sangre a torrentes. Fuiste hombre entre los hombres, Camilo Reyes, Camilo...”.
Fuente:
Don Ufrán García/ Un Montador/ Revista SoHo, Costa Rica./ Grupo Nación GN, S. A.
http://www.revistasoho.co.cr/contenido/articles/569/2/Cero-Miedo/Paacuteginas2.html
Por su parte, don Roberto Cabrera Padilla, autor del libro "Tierra y Ganadería en Guanacaste" Historia de vida y trabajo de Virgilio Angulo Reyes- (Ed. Tecnológica de Costa Rica), refiere de estos testimonios, en su página 351, que Camilo Reyes fue un afamado y legendario montador de toros costarricense fallecido en 1939 a los 40 años de edad, al ser degollado con los cuernos por el toro que intentó montar en las fiestas y montaderas de Liberia, capital de la provincia de Guanacaste en Costa Rica. Personaje vuelto leyenda y mito del auténtico sabanero y montador de toros, del que poco se sabe con certeza y solo sus compañeros de trabajo se refieren y enaltecen su valentía, destreza y trabajo en las haciendas y montaderas, siendo un personaje de la fiesta de los toros perteneciente a la historia oral más que al documento histórico escrito. Los que lo conocieron testimonian su vida, corta pero intensa, en el duro oficio del peón montado que se realiza social y colectivamente, en los redondeles y plazas de toros en las fiestas de los Santos Patronos o en el campo abierto trabajando el ganado cimarrón y chúcaro, diestro en las labores de lazo o la soga, gran jinete y todo lo que caracteriza a los hombres curtidos por el sol, la lluvia, el viento, el polvo, y todo lo que son las inclemencias de la sabana y la montaña bruta. De ahí su grande fama en la cultura popular guanacasteca y los homenajes poéticos y musicales que se le han rendido. Así el poeta y músico regional Héctor Zúñiga Rovira, le dedicó el hermoso poema épico y canción: "La muerte del sabanero".
Se cuenta que estaba ebrio cuando montó ese toro. Es temerario montar un toro en ese estado. La montadera no solo requiere destreza y temple, sino integración refleja y consciente del montador con el toro. Es una especie de baile que dura pocos segundos, midiendo fuerza e instinto animal, además de energía y concentración humana. Por eso, sus compañeros y parientes dicen que el toro lo mató porque estaba ebrio. Otra canción -letra de Aníbal Reni y música de Isidro Fernández- pasó por alto este hecho e inmortalizó popularmente al "valiente", en la canción "La muerte de Camilo Reyes".