Los toros dan y quitan

JOSÉ MARÍA PONCE ALMIÑANA (1830 - 1872)

Foto cortesía del Site Taurino de Dale Pierce Who´s Who

Nació en Cádiz el 31 de marzo de 1830 (otros cronistas refieren que nació en 1836) siendo carpintero antes que torero. Se presenta en Madrid sin mediar alternativa, recibiéndola en Sevilla el 2 de octubre de 1859 de manos de Manuel Domínguez “Desperdicios”, atestiguando José Carmona “El Panadero”, con el toro "Chamuso" de Atanasio Martín. Casó con una hermana de los banderilleros Cuco y Lillo. Siendo un torero modesto en España, para su mala fortuna probó suerte en Sudamérica, donde fue cogido en la región glútea,  por un toro de la dehesa de Bujama en la Plaza de Acho de Lima (Perú) el  2 de junio de 1872, donde compartió cartel con Julián Casas "El Salamanquino" y Pedro Cortijo "Valladolid", dándole posteriormente gangrena, al infectarse,  y muriendo en Lima el 14 de julio de 1872. Era un torero de arrogante presencia y de más valor que arte. Era sereno y reposado.

El afamado cronista taurino peruano, don Dikey Fernández Vásquez,  refiere de este lidiador, que << el torero gaditano José María Ponce Almiñana  debutó en la plaza de toros de Acho el 10 de diciembre de 1871. El matador español falleció en Lima, tras sufrir una cornada en Acho 42 días antes, víctima de las astas de un toro bravo de la Hacienda "Bujama". La corrida celebrada en la Plaza de Toros de Acho fue a beneficio de la Compañía de Bomberos de Lima el 2 de junio de 1872. "

Por su parte el erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra,  refiere que << en mala hora marchó a Perú el gaditano José María Ponce Almiñana, ya que al participar en la corrida que tuvo por marco la limeña plaza de Acho, el 2 de junio de 1872, un astado de la ganadería de Bujama le propinó una cornada en la región glútea, herida que, posteriormente gangrenada, provocaría la muerte del espada el 14 de julio siguiente. "


Retrato de José Ponce publicado en la Lidia (1915) por Pedro Tejera
http://larazonincorporea.blogspot.mx/2011_11_01_archive.html

El lunes 28 de noviembre de 2011, se publicó en el Blog Taurino "La Razón Incorpórea", del arquitecto José Morente, una hermosa editorial titulada: "Pobrecito Ponce que en Lima murió llamando a Cristina" y donde cita entre otras cosas interesantes de esta víctima del toreo, que José Sánchez de Neira en su monumental obra "El Toreo" nos dice que José María Ponce y Albiñana, tal era su nombre completo, nació en Cádiz en 1831, en el barrio de los Usías (un barrio de gente acomodada) y tenía por profesión la de calafate (carpintero de ribera). Parece también (aunque esto no nos lo dice Sánchez de Neira sino Aurelio Ramírez Bernal) que no tenía nada que ver con el ambiente taurino, pero que conoció a una guapa gitana de la que se enamoró. Ella se llamaba Cristina Ortega y pertenecía a una familia famosa de toreros gaditanos y entre cuyos descendientes figuran -nada más y nada menos- que Joselito y Rafael el Gallo. Más concretamente, Cristina era hermana de Francisco de Asís (Cuco), de Manuel (El Lillo), de Gabriel (Barrambín) y de Enrique Ortega (padre de Gabriela Ortega, la madre de los Gallo). Todos toreros y el último también flamenco. Lo de ser torero en esa familia era una especie de obligación, tanto que cuando Ponce empezó a salir con Cristina está le exigió para mantener relaciones que abandonara sierra, garlopa y martillo y que lo sustituyese por capa y muleta, lo que nuestro protagonista hizo.

Y no fue mal torero. Al contrario, sin llegar a primera figura, el advenedizo Ponce -según Aurelio Ramírez Bernal- practicaba un toreo parado aunque seco y pausado, grave y valiente. Gustaba de recibir a los toros, suerte que practicaba con preferencia al volapié. La alternativa se la dio el conocido matador Manuel Domínguez en la plaza de Sevilla el 2 de octubre de 1859. Ponce pese a algunas críticas adversas tenía muy buen cartel en Andalucía. Al respecto de su buena aceptación por el público y mala por la crítica (algo que viene siendo recurrente en todas las épocas), es muy curiosa la reseña (que recoge José María de Cossío) de una corrida en Córdoba donde el torero tuvo un gran éxito lo que el revistero de turno (exigente y dogmático como todos los de la cáscara amarga) achacaba a la asistencia a la plaza de numerosos jornaleros, muchachos y (atención que la frase, que se pretende irónica, era y es de juzgado de guardia) "otros seres animados que el vulgo llama mujeres". Curioso personaje tuvo que ser este detestable crítico, elitista y misógino para más inri, del Boletín de Loterías y Toros. Una de las tardes más complicadas de la carrera de este torero, tuvo lugar en la plaza de toros de Cádiz en junio de 1867. El relato de esa corrida (cuya reseña también se puede leer en el Boletín de Loterías y Toros) lo hacía P.P.T. (pseudónimo de Aurelio Ramírez Bernal, crítico taurino malagueño) El segundo de la tarde se llamaba Caramelo, era colorado, ojo de perdiz, bien puesto de cabeza, de unas nueve yerbas (traducción: ocho años) y con mucho sentido. El toro tomó 27 varas de Pinto, Calderón, Gallardo y un reserva, rompió cuatro garrochas, dio siete caídas tremendas a los picadores (dejando a dos de ellos, Gallardo y el reserva, fuera de juego) y mató nueve caballos. Cada vez que salía de una vara perseguía al peón que estaba al quite, al que obligaba a tomar el olivo, donde el toro llegaba siempre antes pues cortaba el viaje escandalosamente. Al acabar, como se pudo, el tercio de banderillas el toro se entableró. El público viendo lo que había pidió que saliesen los mansos pero el Presidente dijo que nones. Por lo que Ponce (de azul y plata) salió muy resuelto con toda la plaza en expectante silencio. El toro se defendía con la cabeza en las nubes. Ponce pinchaba en hueso repetidamente y no conseguía matarlo. El torero en un momento dado, consiguió –embraguetándose mucho- darle una gran estocada en lo alto. El toro, al sentirse herido tiró un derrote y le enganchó por el brazo derecho, dándole un puntazo en la cabeza, un varetazo en el pecho y tirándole al suelo, cayendo el toro mortalmente herido al mismo tiempo. Cuando el torero se levantó, la ovación fue unánime y atronadora. Máxime cuando, pese a la oposición de los médicos y del Tato con el que alternaba, salió a matar a su segundo toro Copa-alta. Durante la lidia del toro sucedió un hecho curioso y es que al Cuco se le ocurrió quitarle la vara a un monosabio y, desde el callejón, descargar con ella un golpetazo sobre el lomo del toro escondiéndose tras la barrera a continuación. Según contaba este torero personalmente a Aurelio Ramírez Bernal, el toro al recibir el fuerte palo se volvió y poniendo las manos en el estribo asomó por el filo de la barrera el hocico para ver quien le había pegado el golpe. ¿Era o no sabio? Preguntaba el famoso banderillero.

Ponce, después de un periplo por Veracruz, la Habana y Matanzas llegó a Perú donde fue muy bien recibido, esta vez tanto por el público como por la prensa. Y en esa ciudad, el día 2 de junio de 1872, el diestro que estaba enfermo en la cama, se levantó para participar gratuitamente en una corrida de 14 toros con el Salamanquino, Gerardo Caballero y Pedro Cortijo (de Valladolid) celebrada a beneficio de la Compañía Nacional de Bomberos. El segundo toro de la tarde de la ganadería regional de Bujama, dio muestras desde el primer momento de estar toreado, lo que causó la natural prevención entre las cuadrillas. Nuestro torero no obstante, le dio varios pases naturales pero al pasarlo con la derecha, el toro alargando la gaita lo alcanzó por la espalda, lo levantó un palmo del suelo y le propinó un leve puntazo en la parte superior del glúteo derecho. El Salamanquino a la media vuelta remató al toro, mientras Ponce se retiraba a la enfermería. La herida que parecía poco importante se le fue complicando por días. Al final se le declaró la gangrena y el 14 de julio de ese año fallecía. La noticia de la muerte de Ponce llegó muy pronto a España, siendo difundida a través de la prensa de la época y causando el consiguiente impacto.

¡La tierra le sea leve! El Boletín de Loterías y Toros daba así (el 9 de septiembre de 1872) la noticia de la muerte de Ponce en Lima. Había muerto –según el periódico- un hombre digno: El desgraciado matador de toros José Ponce, murió en Lima a las nueve de la noche del domingo 14 de julio de 1872, a consecuencia de una cogida leve que tuvo, matando el segundo toro de la corrida celebrada en aquella plaza el domingo 2 de junio, a beneficio de la Compañía Nacional de Bomberos. Ponce trabajaba gratis en dicha tarde, y lo hizo con toda la abnegación de un hombre digno, porque es notorio que estaba enfermo de tercianas, y se levantó de la cama por cumplir su palabra; la mala asistencia que tuvo el paciente desde un principio, y el mal estado de su sangre, hizo que sobreviniese la gangrena, que no pudo dominarse. Ponce tenía grandes simpatías en Lima, y su muerte ha sido muy sentida, habiéndosele costeado lujosos funerales, y sido acompañado el cadáver al cementerio por una gran concurrencia. ¡La tierra le sea leve!
Su amigo Tomás "el Nitri" le hizo una sentida seguiriya cuya letra dice en una de sus versiones (hay varias):
"Pobrecito de Ponce
que en Lima murió
como murió llamando a Cristina
murió y no la vio"

JOSÉ BRUNO AHUJETAS Y QUESADA (1837 - 1872)

José Bruno Ahujetas y Quesada
Tomado del libro Víctimas del Toreo de
Don Juan José Zaldivar Ortega

Varilarguero afamado que fue herido de muerte  el 9 de agosto de 1872 en Valdepeñas (La Mancha, España),  por un toro de la vacada de don Valentín Gómez Navarro (otros cronistas lo refieren como de don Valentín Flores), de  nombre “Rubillo o Lechuzo”, muriendo el  día 14 siguiente. Refiere don Joaquín Monfil en la revista Terralia No 55 que: <<La vida de José Bruno Ahujetas y Quesada, que figuró en los carteles taurinos como "Ramón Agujetas", no fue la de un ciudadano cualquiera. Nació el 6 de octubre de 1837 en Almagro (Ciudad Real), en el seno de una muy modesta familia. Desde muy jovencito estuvo trabajando, primero de zagal, ayudando al mayoral y más tarde como delantero, en las diligencias del señor Pastor, que cubrían la ruta entre Aranjuez y Madrid, hasta que se construyó el ferrocarril y fueron suprimidas. Todo lo anterior, aparte de proporcionarle innumerables aventuras, pues así eran entonces los viajes en carricoches, le dio unos grandes cocimientos sobre caballos y su manejo, ya que a veces incluso tenía que montarlos o domarlos. Con este currículo se presentó en la plaza de toros de Madrid, la de la puerta de Alcalá, donde se emplearía como mozo de cuadras durante un tiempo, lo que le sirvió para descubrir un fantástico mundo, el de los toros, en el que encontraría su verdadera vocación.

Comenzó a asistir a las capeas de los pueblos cercanos, donde iniciaría el meritoriaje como aprendiz de peón y banderillero pero, tras estudiar la actuación de los picadores y su dominio de los caballos y de las puyas para esquivar las acometidas de los toros, descubriría sus propias posibilidades y  comenzaría a picar en novilladas locales, llegando a emplearse con algunos que llegarían a ser matadores importantes, como Julián Casas "El Salamanquino", Gonzalo Mora y Vicente García "Villaverde", y  así, mediante sus contactos en la capital, a partir de los años 60 empezó a aparecer en los carteles madrileños, primero como picador de reserva,  y poco a poco como uno de los asiduos del abono, muy del gusto de los aficionados, reclamado y aclamado por los espectadores. Cuenta su leyenda que, al terminar la temporada de 1868 en Madrid, viajó a La Habana acompañando a "Curro Cúchares", aunque al fallecer éste (víctima del vómito negro) en diciembre de ese mismo año, regresó rápidamente a España y  el 22 de julio de 1869 recibiría la alternativa  de manos del afamado sevillano, de la dinastía de hermanos picadores de Alcalá de Guadaira, José Calderón (éste según algunos autores llevaba el seudónimo de "Recortes" y según otros el de "Dientes",  y así lo hace constar Cossío), para picar su primer toro cinqueño como titular en Madrid, ya que los cuatreños eran entonces considerados novillos. A partir de este momento, se emplearía como fijo en la cuadrilla de Salvador Sánchez "Frascuelo", se haría habitual en las corridas madrileñas y su fama comenzaría a crecer, ayudado por varias publicaciones en diarios como "El Tábano" y "Sol y Sombra", que darían a conocer la vida plena de aventuras de este popular y gran varilarguero manchego, a la altura de los mejores y todo lo que había tenido que pasar hasta alcanzar ese lugar de privilegio. Para que su vida llegase a ser auténticamente de leyenda sólo le faltaba un pequeño episodio: convertirse en una víctima trágica de la tauromaquia. Pues esto también sucedería, como veremos a continuación. El domingo 14 de julio de 1872 asistió el público de Madrid a la que sería su última actuación en la capital, aunque sólo el destino lo podía saber. Era una corrida extraordinaria, con un cartel anunciando seis toros de Manuel Bañuelos Salcedo, de Colmenar, picados por los hermanos Antonio y Francisco Calderón, Juan Antonio Mondéjar "Juaneca" y "Ramón Agujetas". Los espadas eran Cayetano Sanz, Rafael Molina "Lagartijo" y Salvador Sánchez "Frascuelo". La corrida fue muy buena y todos los actuantes, tanto a pie como a caballo, estuvieron a gran altura, pereciendo once equinos. En el último toro sufrió "Agujetas" una caída del jaco, a consecuencia de la cual se lesionó levemente la mano derecha y tuvo que ingresar en la enfermería. Los días 8 y 9 de agosto de ese año acudió con la cuadrilla de Salvador a torear en las fiestas de Valdepeñas. El día 9, al entrar a picar al tercer toro, negro zaino de capa (según unos autores Lechuzo, de Valentín Flores y según otros Rubillo, de Amós Sánchez Flores), fue descabalgado por un derrote del astado, saliendo por los aires y cayendo desgraciadamente sobre la parte delantera de la res, que le enganchó con la punta del pitón por debajo de la tetilla izquierda. En la caída, con su cuerpo resbalando boca abajo, el pitón terminó por engancharse en el cuello, donde produjo tremendos destrozos. El infortunado picador quedó un instante de pie sobre la arena y sus compañeros le llevaron rápidamente a la enfermería y le condujeron a la posada local donde se alojaba. A pesar de todos los cuidados que recibió, eran tan graves las heridas del cuello que el día 14 del mismo mes fallecería, a las ocho y media de la mañana, rodeado de sus muchos amigos y la cuadrilla. Su entierro sería una sentida y multitudinaria manifestación de duelo en todo el orbe taurino. Y así terminó la turbulenta vida de aventuras de uno de los más grandes picadores del siglo XIX, poseedor de grandes conocimientos sobre sus cabalgaduras (llegando a veces a hacer decir a sus seguidores que su cuerpo y su puya eran una prolongación del propio equino) y con una gran técnica para detener a los toros, pararlos y defender su montura. Los muchos triunfos que alcanzó, los afamados diestros que le conocieron y las importantes cuadrillas con las que alternó aumentarían su fama hasta límites impensables. En resumen, una vida de leyenda. "

El erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra, en su libro “Víctimas de la Fiesta”, relata así, de manera sucinta, el trágico fin de este gran picador de toros: << Manchego, de Almagro, fue José Bruno Ahujetas Quesada, que formó en la cuadrilla de Salvador Sánchez (Frascuelo), a cuyas órdenes participó en la corrida celebrada en Valdepeñas (Ciudad Real) el 9 de agosto de 1872. En tal ocasión el cornúpeta “Rubillo”, de la ganadería de Amós Sánchez Flores, le hirió tan certeramente en el cuello que expiraría el inmediato día 14 de agosto de 1872. " 

MATÍAS SALAZAR " MATIÍTAS " (1828 - 1872)

Cortesía del Sitio Web: http://es.wikipedia.org

Matías Salazar, ilustre venezolano, oriundo de El Pao de San Juan Bautista, Estado Cojedes, fue aparte de torero, un destacado jefe militar y político de su país. Como torero tuvo cierta trascendencia, ya que incluso se le conoció en cosos taurinos fuera de Venezuela, siendo su nombre artístico «Matiítas». Participó en la Guerra Federal que dio inició en 1859,  y en 1862 es ascendido al grado de general;  en 1866 fue diputado en la legislatura de Carabobo,  y en 1868 participa en la Revolución Azul nuevamente apoyando a Antonio Guzmán Blanco con quien finalmente rompe y tras diversos combates es hecho prisionero en las serranías de Nirgua. Posteriormente, se le lleva a Tinaquillo donde se le somete a un Consejo de Guerra formado por generales que como León Colina fueron sus compañeros de armas, y que ahora lo condenan a la degradación y la muerte que, luego de ser ratificada por el propio Guzmán Blanco, se ejecuta mediante su fusilamiento en un sitio aledaño a Tinaquillo, Estado Cojedes, el 17 de mayo de 1872.  (Fuente: http://es.wikipedia.org)

JOSÉ NEGRÓN (1847 - 1872)

Solo para efectos ilustrativos

Plaza de Toros de San Fernando en Cádiz

Inaugurada en 1871 por Gordito, Jaqueta y José Negrón, con  reses de Saltillo y Miura

Cortesía de http://portaltaurino.com/plazas/andalucia/cadiz/san_fernando.htm

Refiere, don Víctor, dedicado historiador coetáneo, propietario del Blog Taurino “A los Toros” en la Internet, que << el 3 de julio de 1872, el banderillero y novillero José Negrón fallecería debido a la imprudencia cometida al aplicarse un remedio empírico que evitaba la sudoración de los pies, a causa del mismo no tardó en contraer una enfermedad al pecho que resultó mortal. Nacido en Tomares (Sevilla) el 12 de marzo de 1847 prestó servicios como banderillero en las cuadrillas de José Machío y “El Gordito”. Actuó igualmente de novillero durante el año 1871 y toreó por última vez con Antonio Carmona en Sevilla, el 31 de marzo de 1872, estoqueando toros de Miura. >>

PATRICIO RUBIO (PEPINO) (XXXX - 1872)

Museo de Colchagua, en Chile Quizá por estas latitudes de Dios, murió en 1872 el diestro Patricio Rubio (Pepino)

Citan en el libro "Necrología Taurina", 2da edición, de don Tomás Orts Ramos, "El Niño de Dios" (1866-1939), publicado en 1889: Patricio Rubio (Pepino).- Murió este diestro en Chile, por haberle inferido un toro de Gala Ortiz, que se nombraba "Barbero" una herida en la ingle, la tarde del 18 de febrero de 1872. http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/consulta/registro.cmd?id=14529

En tratando de esclarecer el lugar preciso de la tragedia que omite mencionar don Tomás Orts Ramos en su obra, transcribo una parte de una editorial de nombre: "Las Corridas de Toros en Chile" de la organización "Anima Naturalis", donde explican en que poblaciones chilenas se realizaron corridas de toros hacia el año de 1872:

Aunque las corridas de toros eran muy habituales en el país, recién hacia principios del siglo XVIII se comenzó en Chile el toreo "de a pie" y los intentos por construir una auténtica plaza de toros, con la férrea oposición de la Iglesia. A pesar de la popularidad de las corridas, en 1730 el obispo de Santiago dictó la excomunión de todas las personas que asistieron a una emblemática corrida realizada para reunir fondos tras el terremoto de ese año.

La iniciativa para levantar una plaza tardó años en hacerse realidad, hasta que en 1760 se autorizó la construcción del primero de estos recintos en Chile, que tuvo una dimensión de 217 metros de diámetro y estuvo a cargo del corregidor de Santiago, Manuel Zañartu. Zañartu debió atender a una larga lista de condiciones, entre las que llama la atención:"(…) La plaza debía tener dos piezas o palcos, con la decencia que corresponde; la una para los señores presidente y oidores de la Real Audiencia y la otra para el ilustrísimo Cabildo, Justicia y Regimiento (...). Se establecía, además, una formal división entre la gente ordinaria de ambos sexos y la nobleza que debía ocupar los cuartos bajos o altos" (Pereira Salas, 1974).

A comienzos del siglo XIX (en 1801), se puso en marcha una nueva plaza de toros, ahora mucho más grande y lujosa. El recinto se erigió en el basural de Santo Domingo, con una capacidad para 3.000 personas. Desde el siglo XIX, luego de problemas de incumplimientos de contratos y debido al éxito de las carreras de caballos en Renca, las subastas para adjudicarse la organización de las corridas pasaron a ser costumbre. Sin embargo, el 27 de septiembre de 1822, durante el gobierno de Bernardo O’Higgins, el líder nacional Manuel de Salas, protestó en contra de las corridas de toros y presentó una moción para prohibirlas en Chile, porque el trato dado a los animales en estos espectáculos atentaba contra la ilustración y la cultura, "propias de costumbres civilizadas". El 15 de septiembre de 1823, el director supremo Ramón Freire, firmó la prohibición definitiva de corridas de toros y las peleas de gallos del país, en el mismo decreto por el que se abolió la esclavitud en Chile.

Desde entonces, se frenó el desarrollo de la tauromaquia en el país, con algunas excepciones como la localidad de Colchagua, donde las corridas de toros continuaron ilegalmente hasta, por lo menos, el 1900, convirtiéndose en el principal escenario en Chile para las corridas de toros.
Fuente:
http://www.animanaturalis.org/p/1444

¨Por otra parte, el portal en Internet "Terralia", ilustrándonos sobre las ganaderías procedentes del Tronco Jijón, refiere: Ganadería de Gala Ortiz.- Esta señora heredó en 1857 la piara de su esposo, don Saturnino Ginés, al morir éste, manteniendo la misma divisa y hierro y anunciándose como Gala Ortiz, viuda de Ginés. Su estreno oficial fue el 19 de octubre de 1857, con tres toros, picados por Manuel Martín "Castañita" y Antonio Arce y lidiados y muertos a estoque por "Curro Cúchares" y Cayetano Sanz, actuando de sobresaliente Angel López Regatero. El último de ellos, retinto y de nombre Remendao, entró 21 veces a los montados y fue rematado por Sanz. Un toro retinto de esta señora, de nombre Cochinito, fue lidiado en Madrid el 19 de septiembre de 1858, tomando 16 varas de "Charpa", "El Coriano" y Pinto y lo mató "El Tato". Otro toro, colorado, de nombre Corzo, lidiado en Madrid el lunes 30 de abril de 1860, tomó 21 puyazos de Francisco Calderón y Mariano Cortés y fue rematado por "El Tato". Otro, también de nombre Corzo, retinto, corrido en Madrid el 14 de abril de 1861, recibió 16 varas de Antonio Arce y Francisco Calderón y también lo mató "El Tato". Otro burel, de los tres que se lidiaron de esta casta en Madrid el 3 de junio de 1861, hirió en la mano a Cayetano Sanz. Los otros dos fueron estoqueados por Julián Casas "El Salamanquino" y por Antonio Sánchez "El Tato". Citaremos también a Tostado, toro retinto oscuro lidiado en Madrid el 8 de septiembre de 1861, que tomó 19 varas de José Sevilla y Antonio Arce y al que mató Cayetano Sanz. Otro más de nombre Corzo, jugado en Madrid en primer lugar el 5 de abril de 1863, fue el de la alternativa de Antonio Carmona "El Gordito", cedido por "Curro Cúchares". Otro cornúpeto de esta señora, de nombre Barrigón, fue el primero que mató el maestro cordobés Rafael Molina "Lagartijo" el 15 de octubre de 1865, el día de su alternativa, recibida de manos de Cayetano Sanz. Citaremos también, en esta misma corrida, a Bolero, retinto, ojalado, corniabierto y bizco del derecho, que ya había luchado con el elefante "Pizarro" anteriormente (el 23 de marzo de ese mismo año). Cogió a "Lagartijo", dejándole en el suelo boca arriba pero sin causarle heridas graves. Como se ve, alternativas de diestros muy importantes en la historia de la tauromaquia fueron tomadas con toros de esta criadora. Por todo ello, adquirió buena fama y doña Gala le vendió algunas vacas al marqués viudo de Salas, con las que éste formaría su ganadería, la que luego pasaría al cura Solís. Finalmente, la piara de esta señora terminaría en poder del criador madrileño Pedro Varela. Pero lo más importante de doña Gala fue que esta ilustre ganadera tendría el honor de pasar a la historia de la tauromaquia como la primera que empleó un vagón para transportar hasta Barcelona un toro suyo, en vez de trasladarlo a pie por los caminos y veredas, sistema habitual hasta entonces. La idea fue del conserje de la plaza de Madrid don Pascual Mirete y en 1860 se llevó a cabo por vez primera. A partir de ese momento, comprobadas las ventajas de este nuevo sistema de transporte, terminaría por sustituir y eliminar al anterior, aunque durante varios años después, algunos tratadistas aún seguían renegando del progreso, achacando los malos comportamientos de las reses en el ruedo al hecho de estar inmovilizadas a la fuerza durante el traslado, algo que chocaba contra el sistema de libertad total durante su crianza. Y eso que los cajones iniciales eran más anchos que ahora (donde no se pueden ni mover) y con puertas de bisagras, en vez de las correderas actuales. (Fin de la nota). Todo pareciera indicar, por la época coincidente, que el toro "Barbero" de la mencionada ganadería de "Gala Ortiz" que cita don Tomás Orts , y que mató al diestro Patricio Rubio (Pepino) en Chile, debió de haber sido transportado desde España en barco, porque esta ganadería de "Gala Ortiz", no era chilena sino española, siendo su propietaria precisamente doña Gala Ortiz viuda de Ginés, de Alcobendas (Madrid), muy afamada en aquellos años por la bravura de sus ejemplares que toreaban las primeras figuras de aquella época.
Restaría por indagar la nacionalidad del diestro y su andadura taurina.