JUAN BENÍTEZ LLORENTE (XXXX - 1893)

Solo para efectos ilustrativos

“Arrastre”

Pablo Picasso

Picador que fue cogido y muerto por un novillo el 11 de junio de 1893 (Fuente Accidentes Oculares en la Tauromaquia I de l801 a 1941 de los Doctores Puertas y Celis).

 

Don Juan José de Bonifaz Ybarra, el estudioso historiador, refiere de esta víctima de la fiesta, que << en plena juventud encontró su fin Juan Benítez Llorente, desmontado de la cabalgadura el 1 de junio de 1893 en la plaza de Málaga por el novillo “Condenado”, de la ganadería de José Orozco. El deceso le sobrevino al ser trasladado en camilla desde la enfermería del coso a un hospital. "

ANTONIO LOBO ESCOBAR "LOBITO CHICO " (1871 - 1893)

Cortesía de don José Antonio Román Romero
http://gestauro.blogspot.mx/

“Lobito Chico”, rehiletero que solo contaba con veintidós años cuando murió en la enfermería de la plaza gaditana de San Fernando;  “Mariano del Todo y Herrero” relata la trágica cogida de 1893 y nos acerca al personaje: Antonio Lobo “Lobito Chico”, nació en Sevilla en1871. Entre la instrucción elemental y el aprendizaje de pintor, primero, y la práctica poco entusiasta de este oficio y una afición mas pronunciada a becerradas y capeas luego, abórdalas a sus quince primaveras, etapa en la que se decidió su vocación taurina, formando, en unión de Bonarillo, Mazzantinito y Vaquerito, la cuadrilla que, bajo la dirección de su hermano Fernando Lobo, se embarcó para México en 1886, y regresó a la península dos años después. Con su referido hermano, con Lesaca, y con el mismo Bonarillo, continuó toreando por las Plazas de España y,  al reconvertirse este último con la alternativa de matador y formar la correspondiente cuadrilla, obtuvo “Lobito” en ella el lugar que como compañero y amigo del nuevo espada de derecho le correspondía.  Era el domingo 16 de julio último, y en la Isla de San Fernando (Cádiz) se jugaba una corrida de toros por las cuadrillas de “Minuto” y “Bonarillo”, ésta en sustitución de la de “Pepete”, primeramente anunciada. El ganado pertenecía a  don Eduardo Ibarra, y la lidia de los tres primeros bichos transcurrió sin nada de particular. El cuarto toro que atendía al nombre de “Rosadito”, castaño retinto y coniabierto, aguantó diez puyazos y mató un caballo. “Lobito Chico” colocó un par, Mazzantinito otro; y al repetir el primero fue enganchado por la res, que lo volteó y arrojó en tierra tornándole á recoger otras dos ó tres veces, é hiriéndole en todas. El diestro se incorporó un momento; pero la abundancia de sangre que manaba de la ingle le hizo vacilar y caer de nuevo, siendo conducido á la enfermería. En ella pudieron apreciar los facultativos una herida penetrante en la ingle izquierda, otra de seis centímetros en la región inguinal del mismo lado, y otra de cinco en la iliaca, penetrante en el vientre amén de un varetazo en el pecho, todo de tal gravedad, que falleció á los pocos minutos el infeliz “Lobillo”, aumentado así el catálogo de los mártires del deber, y alcanzando una celebridad tan prematura como trágica, que quizás no hubiera logrado nunca.

Por su parte el maestro Juan José Zaldívar Ortega (y al cual debemos aparte el disfrutar  la ilustración  de este lidiador) refiere, que fue un << banderillero de toros, nacido en Sevilla el 2 de octubre de 1870, y que falleció el 16 de agosto de 1892, a la edad de 23 años, a consecuencia de una terrible cornada. Ese día 16 se jugó una corrida de toros en la Isla de San Fernando (Cádiz), de don Eduardo Ibarra. Salió el cuarto, de nombre Rosadito, castaño retinto y corniabierto y al poner un segundo par Lobito chico, fue enganchado por la res, que lo corneó varias veces, arrojándole en tierra, y se alejó. El pitón le había destrozado el intestino y la vejiga de la orina, y su rápida muerte se debió a la gran hemorragia interna que se produjo entre los espacios de las vísceras. "

Don Juan José de Bonifaz, el historiador taurino, refiere en su obra, “Víctimas de la Fiesta, que << toreaba a las órdenes de Francisco Bonar (Bonarillo) el sevillano Antonio Lobo Escobar (Lobito chico), el 16 de julio de 1893, en San  Fernando (Cádiz), cuando al parear al toro “Rosadito” , procedente de la vacada de Eduardo Ibarra, le empitonó por la ingle. Se ingresó con una copiosa hemorragia en la enfermería –tenía destrozos en la vejiga e intestinos- y allí expiró a los pocos minutos. "

El cronista madrileño "don Víctor", que mantiene en la Internet para el disfrute de los aficionados el visitado "Blog Taurino A Los Toros", refiere en sus efemérides, que un 16 de julio de 1893 en la plaza de toros de la Isla de San Fernando se celebró una corrida de toros en la que actuaron Enrique Vargas "Minuto" y Francisco Bonal "Bonarillo", el ganado procedía de don Eduardo Ibarra. El banderillero Antonio Lobo y Escobar "Lobito Chico", cuando intentaba poner un segundo par a "Rosadito", castaño, retinto y corniabierto, fue prendido por la res que le corneó en repetidas ocasiones. Una de las heridas le había destrozado el intestino y la vejiga falleciendo a consecuencia de la gran hemorragia intestinal. Nacido en Sevilla el 2 de octubre de 1870 se incorporó a los diecisiete años en una cuadrilla de niños sevillanos comandada por su hermano Fernando, en ella figuraban también Bonarillo, Manuel Aguilar "Vaquerito" y Manuel Morales "Mazzantinito". El 27 de agosto de 1891 se presentó en el coso madrileño como banderillero de toros en la cuadrilla de Bonarillo, puso banderillas junto a Mazzantinito a "Baratero" y "Tabernero", de Benjumea. Se trataba de un buen banderillero que prometía dentro de la profesión.

Cita don José Antonio Román Romero, el historiógrafo taurino, que el pobre Antonio Lobo fue un lidiador precoz y malogrado. Comenzó a torear a los quince años, y aún no tenía veintitrés cuando perdió la vida entre los cuernos de una res brava. Lobito Chico, hermano de Fernando Lobo, nació en Sevilla el 2 de Octubre de 1870.Le dieron sus padres la instrucción elemental necesaria y le dedicaron luego al oficio de pintor, pero el ejemplo de su hermano despertó en él las aficiones al toreo y comenzó a tomar parte en capeas y becerradas hasta que resueltamente decidido, cambió los pinceles por el capote de brega y embarcó con su hermano para México el año 1886, formando cuadrilla con Bonarillo, Manuel Morales y Vaquerito. Ingresó en la del primero cuando Bonal tomó la alternativa, y con él se presentó en Madrid el 27 de Agosto de 1891.

El domingo 16 de Julio de 1893 se lidiaba en la isla de San Fernando (Cádiz) una corrida de D. Eduardo Ibarra, y estaban encargados de estoquear las seis reses Minuto y Bonarillo, en substitución de Pepete este último. Nada de particular ocurrió durante la lidia de los tres primeros bichos. El cuarto era un excelente animal; se llamaba Rosadito, tenía el pelo castaño y era corniabierto. Tomó diez puyazos y mato un caballo Cambiado el tercio, Lobito Chico, que vestía temo azul y plata, puso el primer par de banderillas y Manuel Morales el segundo. Fue a repetir Antonio y la res le alcanzó, ocasionándole una de las cogidas más aparatosas que se pueden imaginar.

El toro le enganchó, le volteó, le arrojó al suelo, le recogió dos o tres veces más, corneándole furiosamente. Por fin se le llevaron, Antonio Lobo yacía en el suelo, ensangrentado. Intentó incorporarse, pero volvió a caer pesadamente, mientras de sus heridas manaban raudales de sangre. Recogido y trasladado a la enfermería, vieron los facultativos, horrorizados, que tenía una tremenda herida penetrante en la ingle izquierda; otra, de seis centímetros, en la misma región; otra, de cinco, en la ilíaca, que penetraba en el vientre, y. por último, un varetazo formidable en el pecho. Todas las heridas eran gravísimas, tanto, que a los pocos minutos dejaba de existir el infortunado diestro.


"La Lidia" representación de la mortal cogida.
http://gestauro.blogspot.mx/

La corrida continuó...Se explicó la cogida como un efecto de pundonor del torero. El primer par de banderillas que puso a Rosadito fue al cuarteo, y quedó bastante mal, motivando manifestaciones de protesta del público. Quiso Lobito "sacarse la espina" y trató de clavar de modo que se le aplaudiera por el valor demostrado. Así halló la muerte. Era un torero entusiasta, que a no haber sido truncada su carrera tan prematuramente, hubiera alcanzado la fama y el provecho que merecía. Era modelo de hijos, hermano respetuoso y amigo leal. Durante su vida torera tuvo dos percances de escasa importancia, uno en San Sebastián y otro en Villamanrique. Como dice un biógrafo, el horrible suceso de San Fernando "vino a cerrar su sencilla historia, condensándola en los límites del prólogo de una biografía".

FRANCISCO OJEDA MUÑOZ "EL TRIANERO " (1862 - 1893)

Solo para efectos ilustrativos
Obra del afamado pintor taurino hispano-mexicano Carlos Ruano Llopis
1878-1950

Novillero natural de Sevilla nacido en el año de 1862. El de 10 de diciembre de 1893, el novillero Francisco Ojeda “Trianero” murió por una tremenda cornada sufrida en Puerto Príncipe, Cuba, el mes anterior.

Refiere el erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra que << el 26 de noviembre de 1893 alternaba Francisco Ojeda Muñoz (el Trianero) con Diego Rodríguez (Silverio Chico) en un festejo que se celebró en Puerto Príncipe, en la todavía española isla de Cuba. Es cogido al practicar la suerte suprema con su primer novillo, produciéndose el fallecimiento del diestro sevillano el día 10 de diciembre de 1893. "

El Maestro Juan José Zaldívar Ortega refiere de este lidiador, que: << forma parte del abultado grupo de diestros que no encontrando los triunfos en su patria se marcha a América, en este caso a Cuba, y en la Plaza de Toros de Puerto Príncipe encontró la muerta la tarde del 29 de noviembre de 1893, en la que un toro, de una ganadería desconocida, le infringió una cornada mortal, cuando contaba 31 años de edad. "

Justo 35 años antes, la muerte del inmenso y valeroso matador Curro "Cuchares" fue menos gloriosa, ya que falleció en La Habana Cuba el 5 de diciembre del 1868 a consecuencia de la entonces incurable enfermedad “el vomito negro”. Curiosamente, por un malentendido, su enfermedad causó un gran escándalo, ya que la plaza estaba completamente llena, y al no presentarse el matador en el ruedo por su enfermedad, el público, creyendo que su ausencia era un engaño, casi destruyó la plaza. Cuando se conoció el verdadero motivo por el cual "Cúchares" no apareció en el ruedo y el triste desenlace que le ocasionó su enfermedad, el daño de la iracundia de los aficionados ya estaba consumado.


Francisco Ojeda Muñoz
Cortesía de don José Antonio Román Romero.

Refiere el historiador José Antonio Román Romero en su Blog en la Red "De Hombres, Toros y Caballos" que Francisco Ojeda Muñoz, nació en Sevilla en 1862. Se presentó en Madrid como matador de novillos el 8 de Septiembre de 1889. En una corrida en la Habana (Cuba), el 26 de Noviembre de 1893, fue cogido por el toro "Boticario", de una ganadería mexicana, que le causó una cornada en el vientre, de cuyas resultas falleció en aquella ciudad el 10 de Diciembre de 1893. En algunas crónicas de la época se le asigna el apodo de "El Trianero".

SEBASTIÁN MARTÍN GARCÍA (1821 - 1893)

Solo para efectos ilustrativos
Foto de un encierro celebrado en Ciudad Rodrigo en torno a los años 20 del pasado siglo

El martes 3 de junio de 2014, recibí una amable carta del aplicado historiógrafo español, Juan Tomás Muñoz Garzón, quien nos cuenta sobre la muerte, en uno de los desencierros de Ciudad Rodrigo, de Sebastián Martín García (Serradilla del Arroyo, 13/07/1821; Ciudad Rodrigo, 14/02/1893) ocurrida, como queda expresado, el Martes de Carnaval de 1893). A efecto de abundar sobre la tragedia, nos agrega una nota editorial de su autoría, que a continuación me sirvo pegar:

1893

Fue un Carnaval que hubiera pasado desapercibido si no fuera por la desgracia con la que concluyó. Apenas hay ninguna referencia documental sobre el desarrollo del antruejo de 1893, ni siquiera noticias en los libros de sesiones del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, algo inusual, casi extraordinario en el devenir de la historiografía mirobrigense sobre aquel periodo. Señala la prensa allende la geografía salmantina1 que el 14 de febrero, a la sazón Martes de Carnaval, cuando se celebraba el último desencierro matinal con los novillos que se habían destinado a la lidia, la conocida “prueba”, y todavía dentro del recorrido urbano, “un anciano de setenta años, a causa de la embriaguez de que era víctima –en otro medio se achaca a una ‘enajenación mental’-, pretendió torear a uno de los bichos y

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1 Entre otros periódicos, la noticia se ofrece en las páginas de El heraldo de Madrid, La época, La crónica de Huesca o La opinión.

fue derribado al suelo, recibiendo varias heridas de consideración, habiendo fallecido momentos después2 .” Se trataba de Sebastián Martín García, de 72 años de edad, viudo3 , natural de Serradilla del Arroyo y residente habitualmente en la alquería de Cantarranas, aunque en el momento de la tragedia había trasladado su residencia a la calle del Voladero, en Ciudad Rodrigo. Pese a que en las crónicas se apunta que Sebastián rondaba los 70 años de edad, tanto en el acta de defunción del Registro Civil de Ciudad Rodrigo como en el libro de defunciones de la parroquial de San Cristóbal, en donde figura su inscripción fúnebre con el número 104 , se señala que contaba con 80 años. La partida bautismal de la parroquia de San Lorenzo, de Serradilla del Arroyo, aleja todas las dudas posibles, al fijar su nacimiento el 13 de julio de 18215 . Tras la cogida, las atenciones sanitarias de que fue objeto, si las tuvo, fueron infructuosas dada la gravedad de sus lesiones. Fue trasladado a su domicilio, en donde falleció a la una de la tarde del 14 de febrero, según se apunta en el acta de defunción del Registro Civil. La inscripción fue tramitada por José Marqui Iglesias, alguacil, y se hizo por orden del juez de instrucción de Ciudad Rodrigo. En el registro no se señalan las causas que produjeron la muerte de Sebastián Martín, aunque el parte de lesiones no deja lugar a dudas: “Había fallecido en su domicilio a la una de la tarde a consecuencia de fractura de la novena costilla derecha, rotura diafragma y rotura del hígado, según aparece del informe facultativo6 ”. Sin embargo, la inscripción en el libro parroquial de Sebastián Martín aclara la procedencia de esos traumatismos: “Falleció en el día anterior a la fecha a consecuencia de la cogida de un novillo a la salida del ganado”.

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2Reseña de El heraldo de Madrid, número 836, de 16 de febrero de 1893.
3Se había casado en primeras nupcias con Encarnación Mateos, de cuyo matrimonio tuvo dos hijas, Isidora y Felipa. Posteriormente, se casó con Petra Hernández, de quien también enviudó.
4ARCHIVO DIOCESANO DE CIUDAD RODRIGO. Libro de defunción de la parroquia de San Cristóbal, de 1882 a 1899. Con el número 10 de 1893 figura la siguiente inscripción: “Nº 10. Sebastián Martín, viudo de Petra Hernández; febrero, 14/93. En Ciudad Rodrigo, capital de su Obispado, en el día quince de febrero de mil ochocientos noventa y tres, yo el infrascrito párroco de la misma, mandé dar sepultura eclesiástica en el cementerio de ella a el cadáver de Sebastián Martín, natural de Serradilla del Arroyo, de oficio hortelano, residente en Cantarranas, parroquia de Pedrotoro, viudo de Petra Hernández, de esta naturaleza; y falleció en el día anterior a la fecha a consecuencia de la cogida de un novillo a la salida del ganado. No recibió ningún auxilio espiritual. Se le hizo oficio de sepultura, siendo de edad de ochenta años; y testigos del sepelio, Pedro Hernández y Florencio Pérez. Y para que conste firmo, fecha ut supra. Ciudad Rodrigo. En mendado. Vale. Fdo.: Pedro Galache y Gómez”.
5ADCR. Libro de bautismos de la parroquia de San Lorenzo, de Serradilla del Arroyo. “En Serradilla del Arroyo, en catorce de julio de mil ochocientos veinte y uno, yo infrascrito vicario, cura párroco del referido lugar, bauticé solemnemente a Sebastián, que nació el trece de dicho mes y año entre las cinco y las seis de la tarde; hijo legítimo de Antonio García, digo Martín, e Isabel García; nieto por línea paterna de Francisco Martín y Bárbara Sánchez, naturales de Zamarra; y por materna de Domingo García y Antonia Redondo, naturales de este pueblo. Fue su padrino David Marcos, a quien advertí el parentesco de espiritualidad y demás obligaciones, siendo testigos Agapito García, Matías Prieto y otro más. Y en fe de ello, lo firmo, fecha ut supra. D. Sebastián Gonzalo.”
6REGISTRO CIVIL DE CIUDAD RODRIGO, número 46, Sebastián Martín García. N.º 62221 /12.

FLORENTINO GARCÍA "TANGANITO" (XXXX - 1893)

Solo para efectos ilustrativos
Obra del pintor José Antonio Moreda Maroto

LA PATRIA, D.F., del 22.04.1893, p. 3: Muerte de un torero. Ha fallecido en Córdoba (Veracruz, México), Florentino García (alias) "El Tanganito", que trabajaba como banderillero, y era muy aplaudido en la cuadrilla de Ponciano Díaz. Parece ser que García murió a consecuencia de la cogida que había sufrido en la función taurina del 16 del que cursa.
Fuente:
Dr. José F. Coello Ugalde
https://ahtm.wordpress.com/2014/05/16/la-importancia-y-la-esencia-de-ciertas-minucias-taurinas-x/

FLORENTINO GARCIA "TANGANITO".- Banderillero mexicano, que abrazó la profesión por los años de 1882 a 84. En la plaza de Puebla y otras de aquellos estados, sobre las que no pesaba la prohibición del espectáculo, figuraba ya a las órdenes de Gaviño en 1885. Autorizadas en 1886 las corridas en México, fue uno de los primeros que allí toreó con bastante acepción. (Leopoldo Vázquez, América Taurina, 1898)
Fuente: Rafael Gómez Lozano
http://torerosmexicanos.blogspot.mx/

El mote de "Tanganito" muy probablemente proviene del diminutivo de "Tángano", adjetivo calificativo usado en México, en esos tiempos, para señalar lo bajito, lo achaparrado

RAFAEL CALDERÓN DE LA BARCA (XXXX - 1893)

Pedro Nolasco Acosta, Refugio Sánchez, Lengua de bola, Rafael Corona y Rafael Calderón de la Barca.
Cortesía del Maestro en historia José Francisco Coello Ugalde
https://ahtm.wordpress.com/2019/04/30/cuatro-tarjetas-de-visita-y-cuatro-toreros-del-xix-mexicano/

Historias: Cuatro toreros del XIX mexicano ....Nolasco, Sánchez, Corona y Calderón de la Barca...

Pedro Nolasco Acosta, "Capitán de gladiadores", creó en los rumbos de San Luis Potosí un auténtico coto de poder, mismo que se extendió entre los años de 1870 y 1903. El "Güerito" Acosta como familiar y cariñosamente fue conocido, se presenta ante nosotros con el sello de figura egregia que, por encima de muchos otros adefesios se dignaban y atrevían torear con aquellas figuras que, a los ojos del siglo XXI son antiestéticas, pero que en su momento deben haber sido aceptadas como parte de una tauromaquia mexicana relajada y distante de la española, más avanzada eso sí, pero también teniendo entre sus filas a figuras con este decorado. Sin embargo, Nolasco Acosta guardó con mejores resultados las apariencias, dado que como se ve, asumió su jerarquía con el orgullo de figura, no importando que fuese provinciana y que siempre se quedase provinciana, como delicioso verso de López Velarde o Manuel José Othón. Pedro Nolasco viste un traje al que solo le faltaba sonar, pues con todas esas campanillas que parece llevar, a modo de morillas, en tintileo semejante a un carrillón, era de esperarse en el romántico continente del torero decimonónico hecho y forjado en el espectáculo de tamañas banderillas, como el par que aparece a sus pies, simulando fuentes de frutas. Su capa, a lo Robin Hood, la enorme faja y el corbatín "a lo poeta", rematan un rostro adusto, con esa montera irregular, conjunto perfecto que se preparó para lograr esta imperecedera tarjeta de visita que hoy rememora una figura emblemática, que traspasó todavía con su bigote abundante el siglo XX para despedirse en su natal San Luis Potosí, allá por 1903.

Refugio Sánchez Bajo el curioso sobrenombre de "Lengua de bola", Refugio Sánchez es uno más de los responsables en dar fuerza y vigor al toreo encabezado por Ponciano Díaz, y cuya figura, junto a Lino Zamora, se convirtieron en modelos a seguir, sobre todo cuando debe entenderse su aparición en la escena. Y los tres, así como otro gran conjunto de actores lo hicieron portando varonil bigote.  Pero esto no era todo. Se trataba de ejercer la tauromaquia al estilo mexicano, aunque para ello tuviera que hacerse enfrentando la enorme influencia que los diestros hispanos, patilludos para mejor información estaban causando desde su llegada masiva a nuestro país, esto a partir de 1884. Y ese radio se extendió creándose conversos de la tauromaquia. Uno de ellos fue Refugio Sánchez. Y aquí vemos a ese diestro oriundo de Querétaro, sitio en el que marcó su feudo, en la primera apariencia ante sus entusiastas seguidores: vistiendo el traje de luces al estilo español, como lo mandaban los cánones y la moda de la época. En su rostro hay un poco de incomodidad y no tanto por las hechuras del vestido, que le sienta muy bien, por cierto. Esa mirada y sus facciones parecen reflejar su reciente abandono por lo mexicano (cuando su nacionalidad era lo único que podía defender dignamente), para aliarse a la reconquista vestida de luces, emprendiendo así un camino que muy pronto los llevaría por senderos apropiados, por lo que el toreo a pie, a la usanza española en versión moderna ganaría adeptos nacionales. "Lengua de bola" no sólo se hizo este retrato de cuerpo entero. También hay una pintura anónima la cual se remonta a la última década del siglo XIX. Allí aparece él junto a los de su cuadrilla, presumiblemente la denominada "Ponciano Díaz", también enriquecida con Gerardo Santa Cruz Polanco y otros desconocidos. Todos aparecen en un espléndido retrato donde el color se intensifica aún a pesar de los más de 100 años de haberse pintado y donde esa cuadrilla puede salirse del óleo para entrar en acción en cuanta plaza se presentara.

Rafael Corona Capote de paseo, te convertiste en el mejor parapeto de un Rafael Corona ya maduro, cuarentón según el estado de cosas que apreciamos en esta curiosa imagen. Sí, los toreros de aquel entonces, sobre todo para el último tercio del siglo XIX, eran longevos (allí está Bernardo Gaviño con sus 73 años) que por eso se podían eternizar en la profesión taurina. Por otro lado, su actitud como toreros aborígenes y cuyo contacto con la tauromaquia española fue para conocerla, asimilarla o ser consumidos por un desbordamiento sin precedentes de esa misma manifestación, debe haber puesto a Rafael Corona en situación nada cómoda.

Su círculo de influencia fue el estado de Michoacán, pero así, tan inofensivo que se ve, no debe haber sido pieza de cacería importante para Ponciano Díaz que también pasó por ahí, como lo hicieron de igual forma otros coletudos hispanos. Rafael, ante esos dos frentes estaba condenado a desaparecer, al menos que se aliara con unos o con otros. Diminuto, hasta tímido –no vaya a ser que levantar un poco más la mano derecha de al traste con alguna mala costura de la casaquilla–, no se arrime con ese cuerpecillo frágil a retar desde la forzada pose. Nada más dejen que se halle en el ruedo, y entonces sí: ¡A ver si son capaces de poderle como puede Rafael a los toros! No vaya a ser que los fanfarrones y timoratos vayamos a ser otros. Por eso, entre dientes, parece decirnos Rafael Corona: no soy ninguna pieza de cacería para Ponciano... Rafael Corona diestro moreliano que estableció y consolidó allí mismo su prestigio. 20 años fue matador, otros cinco los dedicó como banderillero en cuadrillas como las de Jesús Villegas "El Catrín" o de Lino Zamora. Al llegar José Machío –español de origen– en 1885, su fin quedó marcado definitivamente.


Rafael Calderón de la Barca
Cortesía de Don Rafael Gómez Lozano
Blog Toreros Mexicanos

Rafael Calderón de la Barca El altivo personaje de la imagen, lleva un apellido emblemático: Calderón de la Barca, ni más ni menos. Sin embargo, no se llama Pedro, sino Rafael quien por algún tiempo abrazó la profesión de torero en su calidad de mero aficionado. La pluma inspirada de aquel autor teatral del siglo de oro de las letras españolas, se la hemos pedido prestada unos momentos para describir, lo mejor que se pueda, esa apostura un tanto fingida, un tanto envalentonada que asumió el diestro leonés, cuyos datos sobre su trayectoria profesional se pierde en la noche de los tiempos. Lo único que sabemos de él a ciencia cierta es que formó parte no sólo de la cuadrilla de Ponciano Díaz, sino de aquella falange de toreros que, al interior del país monopolizaron la fiesta de toros, siendo su asentamiento el bajío, y en lo particular León, Guanajuato. Feudos como el suyo fueron derribados en diversas circunstancias. Entre otras, por las siguientes razones:

a) Por la aplicación de un efecto de conquista impuesto por Ponciano Díaz, quien al estar convertido en ídolo popular, no perdió de vista ampliar su radio de influencia, por lo que decide emprender con éxito esa empresa.

b) Por una asimilación de conveniencia por parte de estos toreros provincianos que, al darse cuenta de la fuerza poncianista, no tuvieron más remedio que aliarse para realizar una actividad paralela, aunque sin garantías de éxitos acumulados como los que sumaba Ponciano, salvo la cuadrilla que, encabezada por Gerardo Santa Cruz Polanco y que adoptó el nombre del popular diestro, pero no en muestra de tributo o agradecimiento. No. Lo hizo por la sencilla razón de reclamarle a su antiguo jefe y luego principal enemigo, que sus acciones no estaban siendo congruentes con los tiempos que corrían.

c) El último caso es que, a corto plazo, desaparecieron muchos toreros y sus cuadrillas que surgieron en esos rumbos provincianos que, además sufrieron dicha situación con un valor de nuevo peso: la reconquista vestida de luces, es decir, cuando salta a la palestra aquel grupo de toreros españoles que, desde 1884 se plantaron para constituir un pie de guerra contundente.

Pero, ¿cómo nos explicamos esa reconquista vestida de luces?

La reconquista vestida de luces, debe quedar entendida como ese factor que significó reconquistar en lo espiritual al toreo, luego de que esta expresión vivió entre la fascinación y el relajamiento, faltándole una dirección, una ruta más definida que creó un importante factor de pasión patriotera –chauvinista si se quiere–, que defendía a ultranza lo hecho por espadas nacionales –quehacer lleno de curiosidades– aunque muy alejado de principios técnicos y estéticos que ya eran de práctica y uso común en España. 
Por lo tanto, la reconquista vestida de luces no fue violenta sino espiritual. Su doctrina estuvo fundada en la puesta en práctica de conceptos teóricos y prácticos renovados, que confrontaban con la expresión mexicana, la cual resultaba distante de la española, a pesar del vínculo existente con Bernardo Gaviño. 
Y no sólo era distante de la española, sino anacrónica, por lo que necesitaba una urgente renovación y puesta al día, de ahí que la aplicación de diversos métodos tuvieron que desarrollarse en medio de ciertos conflictos o reacomodos generados entre los últimos quince años del siglo XIX –tiempo del predominio y decadencia de Ponciano Díaz–, y los primeros diez del XX, donde hasta se tuvo en su balance general, el alumbramiento del primer y gran torero no solo mexicano, también universal que se llamó Rodolfo Gaona. Así que, con Rafael Calderón de la Barca, si no logramos dar un perfil de su personalidad, sí al menos del medio en que se desarrolló en los últimos años del siglo XIX, pues murió en Orizaba, víctima de una cornada, allá por enero de 1893.

Pedro Calderón de la Barca, comenzó como banderillero en una cuadrilla juvenil, en León, Guanajuato hacia el año de 1887.

Fuente:
Maestro José Francisco Coello Ugalde
https://www.altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=34439
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Fuentes de consulta: LA FIESTA No. 52, del 19 de septiembre de 1945, y Revista de Revistas. El semanario nacional, año XXVII, No. 1439, 19 de diciembre de 1937.
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Otros escritos del autor, pueden encontrarse en: https://ahtm.wordpress.com/.

El 26 de mayo de 2019 recibí del historiador Rafael Gómez Lozano una editorial que sobre este personaje publicó la revista La Lidia, No 31, del 25 de junio de 1943 de D. Roque Solares Tacubac, Mis recuerdos Tauromacos: Casi simultáneamente con los Niños Toreros arribó a la metrópoli otra cuadrilla titulada de Jóvenes Leoneses Toreros. Ese grupo ha de ser considerado predecesor legítimos de las cuadrillas que años después organizaron en León el banderillero español Antonio Antúnes, alias "Tobalo" y el también banderillero hispano Saturnino Frutos "Ojitos". En la Plaza "El Paseo" torearon una novillada -no becerrada- en la tarde del 31 de mayo. El conjunto de la cuadrilla fracasó. Solamente fue aplaudido el espada Rafael Calderón de la Barca. El torerito era de buena presencia, valiente y nada torpe. Igualmente que "El Gallito", ofrecía madera de buen lidiador, era embrión de torero que podía desarrollarse y llegar a lozanía. Así lo comprendió el espada aborigen Ponciano Díaz y le tomó a su cargo, haciéndolo entrar a su cuadrilla en calidad de banderillero. Por ser valiente el mozalbete, no se arredró ante los toros corpulentos que lidiaba la cuadrilla de Ponciano, en la plaza de "Bucareli". Prestamente, Calderón de la Barca se habituó a los torazos. Estaba en algunas corridas como banderillero el excelente Manuel Mejías "Bienvenida" -abuelo por línea paterna de los contemporáneos espadas españoles de apellido Mejías y de apodo "Bienvenida", Pepe y Antonio-, quien cuidaba paternalmente al neófito. Igualmente hacía el veterano Carlos López, alias "El Manchado", banderillero mexicano. Con estos dos mentores y a la vez guardianes, Calderón de la Barca no tuvo percances, fue desarrollándose artísticamente y también en lo corporal con el transcurso de los meses, llegando a estar garrido, ágil y pleno de facultades. Se formó un peculiar modo de banderillear, que era un hibridismo entre las suertes de cuartear y la de a topa carnero, una manera muy emotiva por ser muy riesgosa. Motivaba que los espectadores se levantaran del asiento y se pusieran en pie, temerosos que Calderón de la Barca fuese cogido y tuviera grave cornada. Después surgía la ovación, premiando la destreza del banderillero. Iniciaba la suerte de igual manera que la de cuartear, pero "consentía" al toro caminando pausadamente -andándole y dejándose ver-. De esa manera, forzaba al burel a que hiciera fuerte acometida. Cuando el toro arrancaba, Calderón se detenía, se paraba en la trayectoria de su marcha. Impávido aguantaba, haciendo únicamente hacia atrás una de las piernas -casi siempre la derecha-. De esa manera, ponía el cuerpo en escorzo -algo perfilado-, no completamente. Esa postura era la que esquivaba el hachazo y por consiguiente, el percance, muy grave. UN MOMENTO DE INDECISION, UNA TORPEZA EN LOS MOVIMIENTOS Y EL AUDAZ REHILETERO HUBIERA ESTADO PERDIDO. Su modo de banderillear era intuitivo, muy semejante al que había tenido en España aquel famoso rehiletero nombrado Ángel López, de apodo “REGATERO” (de quien en diminutivo heredó el apodo Victoriano Recatero -no Regatero-"Regaterín"). Era asombroso el peculiar modo de banderillear que tenía Calderón de la Barca. Por esa singularidad promovió las discusiones entre los críticos de entonces (algunos, mejores que los actuales; permítaseme la inmodestia para elogiar a los entonces mis coetáneos y amigos). Tuvieron polémica el docto de pseudónimo "Joseíto" (don José María Quijano, potosino, estudiante de Medicina), y don Antonio Calvo -también no ignaro en asuntos de técnica tauromáquica-, escritor por agrado, pues era capitalista, propietario de fincas urbanas. Después de varios artículos -enteramente corteses- llegaron en convenir en que Rafael Calderón de la Barca banderilleaba "aguantando", o sea en lance semejante a la suerte de estoquear que han denominado así. Yo no me adhiero ni rechazó la designación hecha por mis amigos. Años después, hubo un banderillero -también leonés-, que fue copia de Rafael Calderón de la Barca en lo relativo al modo de banderillear. Ese rehiletero, que estuvo en la cuadrilla de Rodolfo Gaona, fue Pascual Ferro. Creyendo en el espiritismo y por ende en la reencarnación de las almas, probablemente en Pascual Ferro reencarnó el buen banderillero Rafael Calderón de la Barca. Así como Gaona estimó a su conterráneo Ferro, Ponciano Díaz tuvo predilección por Calderón de la Barca. Cuando regresó de España el espada aborigen, Rafael fue llamado a la ciudad de La Habana para que estuviera en la corrida que en esa población, toreó el diestro mexicano. Calderón de la Barca no hizo desairado contraste al lado de Saturnino Frutos "Ojitos", y éste conversaba asombrado del modo de banderillear que tenía el joven leonés. Cuando Ponciano se cortó la coleta, Calderón de la Barca se retiró a su ciudad natal. Entiendo -no estoy seguro-, que años después falleció allí.

Más información sobre este virtuoso personaje de la fiesta:
https://torerosmexicanos.blogspot.com/2019/05/rafael-calderon-de-la-barca.html

PASCUAL DOMÍNGUEZ "EL SERIO II" (XXXX - 1893)

Picador herido
Obra de Mariano Fortuny Marsal

24 de agosto de 1893.- Fallece el "quijote" Pascual Domínguez "El Serio II" al romperse la columna vertebral como producto de una caída del caballo provocada por un toro de Soler en la plaza de Almería, España.

Fuente:
Tauro Efemérides (página 370)
Sergio Martín del Campo Rodríguez
https://issuu.com/fcth/docs/tauroefem_rides

NICOLÁS ÁLVAREZ "MALET o MALLET" (XXXX - 1894)

Foto cortesía del Sitio Taurino Who´s Who de Dale Pierce

Novillero y rehiletero de segundo plano que fue corneado en los intestinos por un novillo de nombre “Croquemort” de la dehesa de Desfonds que estaba ya toreado,  en Avignón, Francia,  el 14 de mayo de 1894. (Crónica de Dale Pierce)

 

Por su parte el cronista don Juan José Zaldivar Ortega refiere que << Nicolás Álvarez,  peón y banderillero, nacido en Marsella (Francia), en 1870, de padres españoles, quien desgraciadamente, antes de que llegar a ser conocido, un toro placeado le dio una gran cornada en la Plaza de Toros de Bagatelle, en Avignón (Francia), el día 14 de mayo de 1894, a consecuencia de la cual falleció a las tres horas del accidente, cuando contaba 24 años de edad. "

 

El erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere en su libro “Víctimas de la Fiesta”,  que << Nicolás Álvarez, marsellés, hijo de padres españoles, encontró el fin de su existencia, a los 24 años de edad, el 14 de mayo de 1894, en la plaza gala de Aviñon. " 

JOSÉ NORIEGA "EL CASTIZO" (1867 - 1894)

Vista de la Plaza Antigua de Murcia, España

Cortesía del Sitio Web: plazatorosmurcia.com

Novillero natural de Cazalla de la Sierra (Sevilla), nació el 30 de noviembre de 1867.  Fue corneado el 20 de mayo de 1894 en la Plaza de Toros La Condomina de Murcia, por un toro del Marqués de Mendela, muriendo en la madrugada del día 22 del mismo mes de mayo de 1894, de 27 años de edad. (Fuente: Sitio Web: plazatorosmurcia.com).

 

Al respecto de este personaje, el erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybrarra,  refiere en su obra “Víctimas de la Fiesta”, que << en el coso de Murcia alterna el 20 de mayo de 1894 el sevillano, de Cazalla de la Sierra, José Noriega (el Castizo) con Bartolomé Jiménez (Murcia) en la lidia de astados de la vacada del marqués de Mudela. El corrido en segundo lugar le cornea en la faena de muleta y, al no ser atendido el diestro en la enfermería con la debida rapidez, es trasladado a un hospital, donde se le practica muy tardíamente la primera cura. Tan increíble tardanza motivo la muerte del herido, lo que ocurrió dos días más tarde. "

 

El cronista Juan José Zaldívar Ortega refiere que << José Noriega (el Castizo), dejó de existir, en 1894, cuando contaba 27 años de edad. El 20 de mayo de 1894 se celebró en el coso de la ciudad de Murcia (España) una novillada a cargo de Bartolomé Jiménez (Murcia) y José Noriega. El segundo novillo, como todos los demás, era de la ganadería del marqués de Mudela; al darle un lance de capa el Castizo fue volteado sin consecuencias. Tomó luego los trastes el humilde espada, que vestía de encarnado y oro y cabos negros, y saludó a su adversario con un buen cambio; al darle el tercer pase natural fue enganchado, volteado y despedido con gran violencia. Se le condujo a la enfermería, donde no había servicio facultativo ni medicamentos, y el herido, que tenía una cornada de cuatro centímetros de profundidad y diez de extensión, cerca del peritoneo, en pleno vientre, permaneció allí sin ser atendido. Al cabo de mucho tiempo se le condujo al hospital, y a las cuatro horas de haber recibido la cornada le fue practicada la primera cura. Debido al abandono, y en medio de grandes dolores dejó de existir el desventurado Noriega dos días después, debido al abandono por falta de enfermería en la citada Plaza, en medio de grandes dolores, por las lesiones producidas en la cornada. Toreó por los pueblo de la provincia sin lograr otra fama que la de ser muy valiente y nada más. "

MANUEL GARCÍA CUESTA "EL ESPARTERO O MAOLILLO" (1865 - 1894)

Fernando I Gómez García (El Gallo), Manuel García y Cuesta (El Espartero) y Francisco Arjona Reyes (Currito).
CXXV Años de Fiesta Brava- TOMO I: 1880-1889- El Puerto de Santa María – 2008
Fotógrafo Emile Beauchy, Sevilla.

Nació en Sevilla el 18 de enero de 1865 en el Barrio Alfalfa. Recibió la alternativa el 13 de septiembre de 1885 en Sevilla.  Murió al ser corneado en el vientre al entrar a matar al toro colorado, ojo de perdiz, listón, delantero y astifino de nombre "Perdigón" de la dehesa de Miura el  27 de mayo de 1894 en Madrid;  esa tarde toreaba con el fino matador Antonio Fuentes y con Carlos Borrego “Zocato” (quien sustituía a Antonio Reverte). Refiere la historia que en la suerte de  entrar a matar fue enganchado, volteado y despedido a una altura de dos metros, cayendo de espaldas sobre la nuca. Con una valentía impresionante, el torero se levantó, se armó nuevamente de espada y muleta e intentó darle muerte entrando por el lado contrario, siendo empitonado en el vientre (en la región hipogástrica) despidiéndolo a corta distancia. “El Espartero” al caer contrajo todo el cuerpo y en esta posición fue nuevamente corneado por el toro en el piso, hasta que llegaron las ayudas, que lograron alejar al animal agonizante, mientras el diestro era llevado en volandas a la enfermería, con su terno en verde y oro tinto en sangre, y donde murió veinte minutos después, justo a las cinco y cinco de la tarde. El cadáver fue llevado en tren a Sevilla y en el magnífico entierro se popularizaron aquellas famosas coplas: "Ocho caballos llevaba el coche del Espartero..." Manuel García “El Espartero” salió de la nada para hacer célebre la frase "Más cornadas da el hambre".

D. Juan José Zaldivar comentando sobre los hechos los refiere así: Manuel se fue con su gente a Madrid desde Sevilla (donde vivía en la calle O´Donnell);  le acompañaba un íntimo amigo, don Félix Urcola, que iba con él a casi todos los sitios donde actuaba. En el transcurso de la cena, antes de salir, se presentó en el restaurante el gran “Guerrita”, quien con una intuición inconsciente –la capacidad de los toreros para intuir las cosas antes de que ocurran es un don que  Dios concede a los valientes que se juegan la vida- de lo que podía suceder en Madrid, quería disuadir al compañero de que torease la corrida del día siguiente. Es fama que por aquellos días Manuel no andaba muy feliz ante los toros y,  quizá el “Guerrita” hubiese visto en la corrida de por la tarde más acusada esta anomalía. Se unió a la intención de “Guerrita” el señor Urcola, y la insistencia del primero fue de tal naturaleza, que llegó a decir textualmente:

             -No torees esa corrida. Te puede matar un toro.
            “El Espartero” no era torero que se dejase dominar de estas obsesiones, y contestó con gran tranquilidad:


            -No tengo más remedio que ir. Estoy comprometido. Es un compromiso que he de cumplir. Iré.

            El Guerra apeló entonces a otros recursos. Él conocía la afición desmedida de “El Espartero” por las peleas de gallos y le propuso que organizaría algunas muy interesantes al día siguiente. Esto hizo flaquear la recia voluntad de Manuel García.

            -Está bien. No iré. Me quedaré en Córdoba y pelearemos los gallos. Pero  el destino tenía ya escrita otra página sobre lo que tenía que inevitablemente que suceder.  Es la página que tenemos cada uno de nosotros que cerrar. También la tuvo escrita Nuestro  Salvador y se cumplió un año más en nuestra Semana Santa, pero en la de Jesús había una nota a pie de página, una de las más cortas que se han escrito, pero los hombres no volverán a oír otra con más significación, júbilo y grandeza: Al tercer día Resucitará. Y nos pasa que, por estar a pie del escrito, como las letras pequeñas de los contratos, no la leemos ni tomamos muy en cuenta. Así nos va…

             Bueno, pues el tren pitó para reanudar la marcha hacia la Capital. El Guerra subió también detrás de ellos, para insistir. El presentimiento trágico se había convertido en la mente del Califa II en una verdadera obsesión… pocos toreros han  tenido una visión tan clara de la fiesta, de los toros y de la capacidad torera y el valor y el arte de los compañeros de su época, como “Guerrita”. Pero no pudo conseguir nada.

Ninguna nota de tristeza ensombreció el viaje hasta la capital de España. Antes al contrario, en todo el recorrido “El Espartero”, al igual que “Joselito” –ambos el día anterior a su muerte por astas de toro-,  hizo gala de su ingenio y de su  donaire en conversaciones y bromas con el señor Urcola y el personal de la cuadrilla.  En una de las estaciones del trayecto el tren hubo de hacer una gran parada, y durante ella “El Espartero”  se trasladó a otro coche donde viajaban unos artistas flamencos de Sevilla, a los que hizo cantar y bailar para él, que los acompañó alegre con sus palmas.             Por la mañana, en Madrid, “El Espartero” se fue a  la fonda donde iba siempre que toreaba en la capital de España, situada en la antigua calle de la Gorguera. Toda la mañana continuó sin dar muestras de acordarse de la insistencia de “Guerrita” la noche anterior para que no toreara la corrida. Recibió visitas, con las que departió cordialmente... Sólo cuando se disponía a vestir el traje de luces y hecha con gran respeto la señal de la cruz, dijo a su mozo de espadas: -“Dios quiera que se me dé bien esta tarde.” -Se lo pidió a ese Dios generoso que vive dentro del alma de todos los toreros-.

            Una hora antes de la corrida “El Espartero” subió con su cuadrilla a un carruaje de caballos y se encaminó a la plaza. En una de las calles del trayecto se les interpuso un coche fúnebre. El banderillero “Antolín” comentó impulsivo: -¡Mala pata...! Otro banderillero, “Valencia”, cortó en seguida la escena con estas palabras: -¡Al contrario, hombre, esto es buena suerte! ¡Ya no hay eso del mal fario! <<El Espartero", aparentemente limpio de supersticiones, no dio importancia alguna al incidente. No obstante, su característico buen humor se nubló por completo, y ya fue muy serio todo el resto del camino. Empezó la corrida puntualmente. Manuel García había permanecido en silencio durante el cambio de la seda por el percal. Salió el toro primero, uno de Miura, grande, de pelo colorado, listón, delantero y astifino ojo de perdiz. Un toro que estaba llamado a hacerse célebre, un cuarto de hora después. “El Espartero” lo lidió serenamente, y en el tercio de varas, que “Perdigón” hizo con mucho brío, conquistó  el espada atronadoras ovaciones en varias intervenciones muy afortunadas. El toro llegó a la muleta con muchas reservas y nada claro, pero sin dificultades insuperables. A muchos toros de Miura, cien veces peores que aquel, había hecho “El Espartero” notable faena de muleta y los había matado guapamente.  A favor de  querencia dio a “Perdigón” unos doce pases altos y otro cambiado. Al remate de éste el  animal quedó igualado y Manuel entró a matar. Resultó volteado muy aparatosamente, cayendo de cabeza sobre la arena. Segundos después, con visibles muestras de estar conmocionado, se levantó tambaleándose, al igual que le ocurrió a Joselito Huerta en la plaza de Zacatecas, en 1995, tomó espada y muleta y sin control alguno de sí mismo se volcó materialmente sobre “Perdigón”, sin dar el menor juego al engaño. El toro lo tropezó con gran violencia, enganchándolo por el vientre y volteándolo sobre el pitón derecho. Todavía en el aire vióse al torero estirar las piernas y contraer el rostro en un horrible movimiento de dolor. Cuando el toro lo soltó en el suelo, vióse al espada hacer una contorsión espeluznante en la que juntó las rodillas con la barba y allí quedó hecho literalmente un ovillo. “Perdigón” intentó de nuevo acometerle; pero, herido de muerte, cayó rodando como una pelota a dos metros del cuerpo de “El Espartero”. Fue recogido éste inmediatamente por los banderilleros y trasladado a la enfermería. En toda la plaza se había hecho un silencio de muerte. Había sufrido “El Espartero” un colapso y, ya no pronunció ni una sola palabra. Veinte minutos después de entrar en la enfermería dejaba de existir, confortado con los últimos auxilios de la religión. (Fuente: Dom Juan José Zaldívar Ortega)

 

El ilustre cronista, don Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere en su compendio de víctimas de la fiesta, lo siguiente << su nombre paso a la historia grande del toreo como sinónimo de valor. En efecto, Manuel García Cuesta (el Espartero) lo derrochaba en todas las oportunidades que se le presentaron en su quehacer torero. Nacido en Sevilla, fue idolatrado por sus paisanos desde que se presentara en aquel coso maestrante el 12 de julio de 1885 para estoquear novillos de la divisa de Anastasio Martín. Compite con el máximo pundonor torero con las mejores figuras de su tiempo (Lagartijo, Frascuelo, Guerrita, Mazzantini), manteniendo, en todo momento, enhiesta su bandera. El 27 de mayo de 1894, fecha que figuraría en el romancero popular, alterna en la plaza de Madrid con Carlos Borrego (Zocato), que sustituía a Antonio Reverte, y Antonio Fuentes en la lidia de un encierro de la ganadería de Miura. El toro que abre plaza, “Perdigón”, colorado y ojo de perdiz, propinó al “Espartero” tan tremenda cornada en la región hipogástrica, al practicar la suerte suprema, que la muerte se produciría momentos más tarde en la propia enfermería del coso. " 


Tumba de Manuel García Cuesta "El Espartero"
Cementerio de San Fernando en Sevilla
http://joseayaso.blogspot.com/p/cementerio-de-sevilla.html

MANUEL PARDO "PINCHO " (XXXX - 1894)

Solo para efectos ilustrativos

“Juan Belmonte, sin puntilla”

Obra del excelso pintor español Pedro Escacena

Banderillero sevillano, que trabajó como tal la tarde del 29 de julio de 1894, en la Plaza de pareja con Cándido Carmona (el Cortijano), rehileteando el toro, de nombre “Piamonte”, de pelaje berrendo, de D. Faustino Udaeta, que causó la muerte a este banderillero al infringirle una cornada grave en el hipocondrio izquierdo posterior, de la cual falleció en el mes de agosto siguiente. Perteneció a la cuadrilla de Manuel Nieto (Gorete). Al año siguiente marchó a torear a México, donde actuó en muchas plazas, tanto con matadores del país como con los españoles que allí actuaban, figurando en las cuadrillas de algunos que trabajaron en la Plaza de Toros San Pedro (Zacatecas, México). Estando residiendo algún tiempo en la ciudad de Zacatecas, fue en 1904 a cumplir un compromiso en una plaza portátil hecha de madera, en Concepción del Oro (Estado mexicano de Zacatecas), en cuya corrida fue cogido y herido de consideración por un toro de alguna ganadería próxima sin nombre, curándose en un hospital de Zacatecas. La fatalidad le llevó de nuevo a la citada plaza, que no debió contar, lógicamente, con una enfermería, donde fue nuevamente cogido por otro toro de la región norte del Estado, que le infirió un puntazo en una pierna y la fracturó la clavícula derecha, a consecuencia de cuyas lesiones quedó inútil para la profesión. Debió caminar con muleta por la avenida Hidalgo y se subiría en el tranvía de la ciudad cuando continuó yendo a ver corridas en la Plaza San Pedro. (Crónica de don Juan José Zaldívar Ortega) 

MANUEL SÁNCHEZ CRIADO (1871 - 1894)

Solo para efectos ilustrativos

“Banderillas”

Obra del  famoso artista  español originario de Sorbas (Almería) Pedro Soler Valero

Banderillero de novillos y puntillero, de mérito heroico, nacido el 12 de agosto de 1871, falleció el 15 de agosto de 1894, día que se dio en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, una corrida de vacas de don Eduardo I Miura; como se retardase en estoquear a uno de los animales el encargado de hacerlo, y en vista de que los mansos no salían de los corrales, invadió el público el ruedo, y Manuel Sánchez, para evitar posibles desgracias, situado junto al burladero, intentó descabellar a la vaca llamada “Beata”, pero no acertó, y arrancándosele la res, y dándole una cornada de muerte en la ingle derecha. A los tres días, o sea el día 18 del mismo mes y año ya citados, falleció. "También los más modestos, como los más encumbrados, figuran en la relación de víctimas de los toros de Miura, lista trágica que Dios quiera quede cerrada para siempre" (Don.Enrique Vila).

 

El maestro Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere de esta heroica víctima de la fiesta, que << alternaba sus funciones de banderillero con las de puntillero el sevillano Manuel Sánchez Criado. Al intervenir en una corrida de vaquillas celebrada en su patria chica el 15 de agosto de 1894, una de las lidiadas, de la ganadería de Miura, le enganchó por la ingle derecha y a resultas de las heridas recibidas dejó de existir en Sevilla el posterior día 18 de agosto de 1894. " 

CÁNDIDO CARMONA MARTÍNEZ "CARTUJANO" (1869 - 1894)

Cortesía de don Juan José Zaldivar Ortega
De su Libro Víctimas del Toreo (Tomo II-página 74)

Banderillero, nacido en Sevilla el 9 de abril de 1869, falleció por asta de toro el 27 de agosto de 1894, a los 27 años de edad. Era trianero y trabajó en la fábrica de loza de La Cartuja, hasta que, muy joven aún, la inquietud taurina le llevó a capeas y a figurar eventualmente a la orden de novilleros en diversas provincias, hasta figurar fijamente en la de Manuel Nieto “Gorete”. El año 1891 ingresó en la cuadrilla de “Gorete” y con ella estuvo hasta su muerte, presentándose en Madrid el 27 de agosto de 1893. Por cierto que el segundo toro que correspondió a su cuadrilla en esa tarde, llamado “Boticario”, negro, de don Eduardo I Miura, le alcanzó al terminar un quite que hizo a su matador, causándole una contusión en la pierna izquierda. En los pocos años que pudo ejercer la profesión sufrió varias cogidas, aunque no de mucha importancia; la primera le ocurrió en Guillena, otra en La Habana y otra en Almería. En la corrida celebrada en Madrid el 29 de julio de 1894 lidiaron toros de Udaeta los espadas Pepe-Hillo, Gorete y El Mancheguito. Del corrido en segundo lugar, de nombre “Piamonte”, berrendo en negro, capirote, se encargaron para banderillearle Cartujano y El Pincho. Salió aquél una vez en falso y hubo de consumar la suerte a la media vuelta. El toro; avisado y sorteando el terreno, obligó al Pincho a pasarse dos veces en falso para un par delantero. Quiso Cartujano aprovechar la salida para clavar al relance, pero bien fuera que resbalase o que por no medir bien el tiempo tratara de remediarse tirándose al suelo a destiempo, es lo cierto que cayó en la cara del de don Faustino Udaeta, que hizo por el bulto, no alcanzándole en el primer hachazo, pero recogiéndolo luego, suspendiéndole y causándole una de las más impresionantes cogidas que se han visto en la plaza de Madrid. Llevaba al entrar en la enfermería una herida de cinco centímetros de profundidad en el hipocondrio izquierdo posterior, a más de otras erosiones. Luchando con la muerte estuvo desde aquel 29 de julio hasta el 27 de agosto de 1894, en que murió a las doce y treinta de la mañana. Fue enterrado en el cementerio de Nuestra Señora de la Almudena. En  Sevilla se celebró una corrida a beneficio para su anciana madre. No llegó este diestro a destacar su nombre más que por las trágicas circunstancias de su muerte. En “La Lidia” (XIII, 24, 1894, escribió sentidamente don Mariano del Todo y Herrero: ¿Biografía? ¡Para qué! Basta con la partida de bautismo. Cándido Carmona (El Cartujano). ¿Semblanza? La de uno de tantos. ¿Historia? En los primeros pasos del camino para buscarla. ¿Celebridad? La fatídica de dos días en el transcurso de un mes..." (Crónica de don Juan José Zaldívar Ortega)


http://lafiestaprohibida.blogspot.mx/p/gestos-toreros.html

Refiere el erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra, respecto de esta víctima de la fiesta, que << en la corrida celebrada en Madrid el 29 de julio de 1894 fue cogido aparatosamente por el berrendo en negro “Piamonte”, de la ganadería de Udaeta, Cándido Carmona Martínez (Cartujano), trianero, que actuaba a las órdenes de Manuel Nieto (Gorete). El herido estuvo luchando con la muerte hasta el 27 del siguiente agosto, fecha en que sucumbió. "


Cortesía de
http://gestauro.blogspot.mx

Refiere don José Antonio Román Romero, el historiador taurino propietario del Blog en Internet: De Hombres, Toros y Caballos, que la historia de este infortunado diestro se reduce casi a la escena de su trágico fin. El llevó su nombre a las páginas de la historia taurina, escribiendo una de luto. ¡No era ésta, seguramente, la fama a que aspiraba el pobre muchacho! Cándido Carmona nació en Sevilla el 9 de Abril de 1869. Fue operario de la fábrica de loza denominada "La Cartuja", de aquella capital, y como tantos otros, al desarrollarse en él la afición al toreo y estimular sus ambiciones, abandonó el oficio para emprender la accidentada vida que con ligeras variantes han padecido al comenzar la mayoría de los toreros. Perteneció a la cuadrilla del matador de novillos Manuel Nieto "Gorete" y trabajo con otros toreros de más fama, entre ellos con Cara-Ancha. Tenía "cosas" de buen banderillero, y quién sabe si hubiera llegado adonde se proponía. Con el citado Gorete toreaba en Madrid el 29 de Julio de 1894, y le correspondió banderillear un toro de la ganadería de Udaeta, llamado "Piamonte". El Cartujano hizo una salida en falso, y citó nuevamente, logrando poner medio par. Luego, en su turno, intentó poner otro al relance, aprovechando la salida de su compañero; pero el toro se le arranco rápidamente, sin darle tiempo a huir. Creyéndose cogido, Carmona se tiro al suelo con la esperanza de que la res, en virtud del impulso adquirido, pasara por encima de él, pero no calculó ni el tiempo ni la distancia y el toro en vez de rebrincar se fijo en el bulto, hizo por él, lo engancho arrastrándole unos cuantos metros, lo suspendió, lo volteo, lo volvió a recoger y lo dejo por ultimo con una tremenda cornada en el hipocondrio izquierdo y numerosas contusiones en el rostro y en otras partes del cuerpo. El asta había penetrado en la cavidad torácica produciendo grandes destrozos.

El Cartujano fue conducido a su casa en estado gravísimo, y aunque desde el primer instante se encargó de su asistencia con la mayor solicitud el Dr. Castillo, y a pesar de los cuidados de todos, el infeliz torero dejo de existir el domingo 26 de agosto, a los veintinueve días de su cogida. Sus compañeros Parrao, Torerito, Boto y Gallito de Madrid vistieron y velaron el cadáver, acompañados de otros diestros y de varios aficionados, y el jefe de la cuadrilla y otras personas dedicaron al pobre Cartujano coronas mortuorias. Hicieron oportunos y generosos ofrecimientos en favor de la familia los espadas Emilio Torres, Lagartija y Ángel Pastor, y el empresario D. Jacinto Jimeno. El entierro se verificó a las diez de la mañana del martes 28 y fue presenciado por innumerable gentío. Llevaron el cadáver en los hombros picadores Crespo, Cigarrón y Fortuna y el banderillero Fáqueta, y en la comitiva figuraron todos los toreros que se encontraban en Madrid, distinguidos aficionados y numerosos periodistas. Los restos de Cándido Carmona recibieron sepultura en la señalada con el número 110 de la calle de San Mateo, en el Cementerio de la Almudena, que el vulgo denomina Cementerio del Este.

A lo dicho se reduce la biografía del Cartujano. Ni él ni nadie pudieron pensar que terminara tan tempranamente su carrera. Su triste fin fue una lección que debe ser tenida en cuenta por cuantos aspiran a emular la gloria de Frascuelo, Lagartijo, Guerrita y otros pocos diestros que lograron terminar voluntariamente el ejercicio de la profesión taurina La lidia de reses bravas requiere condiciones excepcionales que es muy difícil reunir. Aun teniéndolas, aun sabiendo torear, no hay medio de librarse de los cogidas, que, por regla general, ocurre precisamente cuando menos lo espera la víctima. Así son éstas tan numerosas, y así hay años, como el presente, en que parece que va a acabarse la fiesta nacional por falta de toreros.

ARMANDO DÍAZ JIMÉNEZ (1876 - 1894)

Solo para efectos ilustrativos

“Busto de Picador”

Pablo Picasso

Picador que fue cogido por un novillo el 15 de septiembre de 1894 y que falleció el día 20 del mismo mes de septiembre de 1894, a resultas de las lesiones. Abundando sobre su vida taurina, el maestro Juan José Zaldívar Ortega refiere en su obra “Víctimas del Toreo” que << Armando Díaz Jiménez, picador de novillos, natural de Valencia, donde nació en 1876, falleció el 20 de septiembre de 1894, a los 18 años de edad. El día 15 anterior se verificó en la población toledana de Los Navalmorales una novillada de D. Isidoro Martín de Eugenio, que estoquearon Francisco Parrondo (El Oruga); salió el primer toro, berrendo en negro, y luego de asustar y esconder a la cuadrillita encargada de su lidia, se dirigió Armando Díaz, que cayó derribado estrepitosamente al ponerle una vara. El toro, de forma furiosa, se cebó a cornadas sobre el caballo; el piquero, angustiado al ver que no acudía nadie al quite, pretendió incorporarse, y entonces el astado, desatendiendo a su víctima, empitó por el cuello al picador y le dio una cornada mortal."

 

El erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere de la trágica singladura taurina de este varilarguero, que : <<el 20 de septiembre de 1894 falleció Armando Díaz Jiménez como resultado de la cornada en el cuello que le infirió un novillo de la divisa de Isidoro Martín, en la plaza de Los Navalmorales (Toledo), el inmediatamente anterior día 15. "

IRINEO GARCÍA (XXXX - 1894)

Solo para efectos ilustrativos
Foto de Sergio Hidalgo

En Los Medios/Revista Taurina

El 20 de mayo de 1894 se inaugura la Plaza de Toros de Mixcoac (México), tras de cuatro años de ausencia taurina en la capital y cinco meses después fue desmantelada. Ese día torearon José Centeno, Juan Moreno “El Americano” y Leopoldo Camaleño que recibió la alternativa. Esa tarde fue trágica ya que “El Americano” fue cornado de gravedad, Camaleño también sufrió una cornada aunque de menor gravedad, el subalterno Sebastián Gil “Pimienta” se fue al hule herido y el picador Irineo García le atravesó un pie el pitón de un toro y le tuvieron que amputar la pierna, muriendo ese año el 17 de septiembre de 1894. Los toros lidiados esa tarde fueron de Atenco.

 

Fuente:

Juan José Zaldívar Ortega

http://www.fiestabrava.es/pdfs/SANP-3.pdf

20 de mayo de 1894.- El varilarguero de la cuadrilla de Ponciano Díaz, Irineo García, ve atravesado su pie derecho por el pitón del segundo toro de Atenco durante la corrida de inauguración del coso Mixcoac del D.F.; al presentarse complicaciones, hubo necesidad de amputarle la pierna, sin embargo cuando parecía ya muy mejorado, fallece el 17 de septiembre del mismo año en el nosocomio Juárez, aparentemente de un paro cardiaco.

Fuente:
Tauro Efemérides (página 225)
Sergio Martín del Campo Rodríguez

CARLOS RELVAS (XXXX - 1894)

Ilustración del rejoneador lusitano Carlos
Augusto Mascaenhas Relvas de Campos
Hemeroteca de D. Rafael Gómez Lozano
http://torerosmexicanos.blogspot.mx/

El 25 de septiembre de 2014, recibí una amable carta de D. Rafael Gómez Lozano, el historiador taurino que mantiene en la Red el Blog "Toreros Mexicanos", donde me adjunta un añoso recorte digitalizado de prensa de D. Antonio Martín Maqueda, donde anota: Carlos Relvas "El más famoso caballero portugués": La mayoría de los que ha ejecutado en Portugal proezas con caballos de doma especial, como son los destinados al rejoneo en las plazas de toros, eran lo que aquí se llaman "amadores". Estos es, trabajaban exponiendo la vida del caballo y la suya propia, por el placer de ejecutar el toreo, sin esperar remuneración alguna. El mayor número de ejecutantes de tan peligroso y romántico ejercicio se dio en la época de CARLOS AUGUSTO MASCAENHAS RELVAS DE CAMPOS.

Verdadero "gentleman" este "Carlos Relvas, manejaba el florete y la espada como un maestro de armas. Con las de tiro tampoco desmerecía; era en la caza una de las mejores escopetas de su tiempo. De su bien apuntado objetivo salieron para exposiciones nacionales y extranjeras muchas fotografías que le valieron en España, Italia y Alemania premios y menciones honoríficas. Cultivó la música y la pintura, y llevado de su gran afición al caballo, se presentó y logró destacarse en los hipódromos con sus bien domados y sabiamente conducidos equinos.

Nacido en la hermosa tierra Ribatejana, llamada con razón la Andalucía portuguesa, no es de extrañar en Carlos Relvas aquel ferviente culto, sobre todas sus otras aficiones, a los dos más hermosos animales del Universo: el toro y el caballo. Dicen los cronistas de Carlos Relvas, que reunía unas bellísimas cualidades morales y de carácter, cultivando a los que le trataban, y hasta los que solo conversaban con él, por su delicadeza y sensibilidad extrema, sin que esto quiera decir que en las ocasiones propicias no fuera voluntarioso y temerario "como los caballeros de la Edad Media". Cuéntase varias anécdotas suyas y de su caballo "Pérola", o "Perla". Un día fue a visitar a un amigo enfermo, y como no encontraba sitio donde amarrarlo, optó por dejarlo suelto. Lo acarició y lo puso junto a la pared, y sin más preocupaciones entró a ver al amigo doliente. Como tardara, la gente que pasaba por la calle se paraba para ver el hermoso ejemplar, al mismo tiempo que se extrañaban que estuviera abandonado. Al acercársele cualquier persona, relinchaba, haciendo salir a su dueño a la ventana. Carlos Relvas hablábale y el caballo seguía en su sitio, y quien intentaban acercársele, al ver que tenía dueño, seguía su camino.

Una de tantas veces que principescamente recibía a sus amistades en su palacio de Colegá, ofreció a los invitados, como también era costumbre en él, una corrida de toros (ya que los bailes de salón dejábanse para la noche), en la que el toreaba un par de reses y fueron otras banderilleadas también por los mejores banderilleros portugueses de aquel entonces: Roberto da Fonseca, Vicente Roberto, José Peixinho..., más un toro que un matador español que fue mandado venir para darle muerte a estoque. La corrida resultó buena y sin incidente de especial mención. Pero dos días después Carlos Relvas se vio envuelto en un proceso por infringir las leyes del reino y las de... la Sociedad Protectora de Animales. Por este proceso que se cernía sobre su cabeza le declaró guerra a muerte a la candidatura de Castelo Melhor y trabajó con denuedo por la victoria del candidato contrario, Mariano de Carvalho. Con tanto interés trabajó y puso su capital e influencia, que pagó a la Compañía de Ferrocarriles la dislocación de una máquina que fue desde Entrocamento a Abrantes para buscar a un "votante". Llegó el día de las elecciones, y, contra lo que todo el mundo esperaba, salió triunfante carvalho. El célebre proceso por la muerte de un toro nunca fue discutido ni juzgado.

La última corrida que toreó Carlos Reivas fue el 24 de septiembre de 1893, en la plaza de Campo Pequeño, de Lisboa, organizada por la Comisión de Prensa en beneficio de las víctimas del ciclón que asoló las islas Azores. Falleció el 23 de enero de 1894 (algunos autores dicen que el 22 del mismo mes y año), en su palacio de Colegá, víctima de las heridas que recibió al ser cogido contra la pared por un carro de bueyes, suponiéndose que la gravedad provino de la diabetes que hacía mucho tiempo sufría. (A.M.M.)

SERAPIO ALONSO (XXXX - 1894)

Cortesía de
http://consejodelacronica.morelia.gob.mx/contenido/publicaciones/13/Toros-y-toreros.pdf

Este banderillero mexicano que casi siempre estuvo con Francisco (El Chiclanero), sufrió tremendo golpe en el bajo vientre el 28 de enero de 1894 en Morelia Michoacán, México. Se declaró la peritonitis y falleció a principios de febrero de dicho año (H.L.II. 660).
Su nombre aparece en el registro de varios festejos celebrados en la plaza de Tlalnepantla a comienzos de 1887.
Véase El Arte de la Lidia, Año III, Tercera Época, México, 09/01/1887, No 11
Fuente:
Galería de Toreros Mexicanos de a pie y de a caballo (Siglos XVI - XIX) (De la A a la CH)
Maestro en historia D. José Francisco Coello Ugalde
Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana.
http://www.fcth.mx/php/libros.php?title=Galer%C3%ADa%20de%20Toreros%20de%20la%20A%20a%20la%20CH&d=a_la_ch

ANTONIO VENEGAS (CHANATE) (XXXX - 1894)

Capea en un pueblo
Obra del ilustre pintor José Gutiérrez Solana (1886-1945)

El 28 de junio de 2020 recibí un correo electrónico del historiador Rafael Gómez Lozano, donde amablemente me adjunta la digitalización de la página 3 del diario "La Patria" del 22 de mayo de 1894 donde citan textualmente:
Muerte de un torero
El banderillero Antonio Venegas (que el maestro en historia coetáneo Coello Ugalde refiere como "El Chanate") falleció a consecuencia de una cogida en la plaza de Matehuala, San Luis Potosí (México).
El toro era de condiciones peligrosísimas para la suerte de matar, y así lo indicó Ponciano Díaz a la presidencia del Redondel, pero esta no hizo aprecio de las observaciones del capitán mexicano, insistió en que el acto se llevara adelante y resultó lo que acabamos de decir.
Siempre, cuando de espectáculos taurinos hemos tratado, sostuvimos que los presidentes de esas fiestas deben ser personas entendidas en la Tauromaquia o asistidas de quienes lo sean.

TIMOTEO RODRÍGUEZ (1860 - 1895)

Foto cortesía del Site Taurino de Dale Pierce Who´s Who

Novillero mejicano, de modesta categoría, y de muy escasa notoriedad, que fue corneado y muerto en la ciudad de Durango (Estado de Durango), Méjico, la tarde del 10 de marzo de 1895. Ni en el Cossío ni en la Antología Taurina Mejicana de d. Ángel Villatoro, aparece mencionado. (Crónica de d. Juan José Zaldívar Ortega)

Al respecto de su infortunio,  el erudito Juan José de Bonifaz Ybarra refiere, que << un espada de nacionalidad mexicana, Timoteo Rodríguez, de modesta categoría, dejó de existir como consecuencia de las graves heridas que le infligió un cornúpeta del país en la ciudad azteca de Durango el 10 de marzo de 1895. "

Refieren en la página taurina de la Internet: http://torerosmexicanos.blogspot.com/2010/03/timoteo-rodriguez.html " Que Timoteo Rodríguez, fue un espada mexicano que recibió su alternativa como matador de toros el 3 de junio de 1894 de manos del torero Francisco Villegas "Naranjito", en México. "

A fines del siglo XIX animó las ferias y festejos taurinos de México la presencia de una joven morena, atractiva y resuelta, que muy bien montada a mujeriegas, es decir, sentada de lado sobre la silla enfrentaba ganado criollo y colocaba con prestancia y tino desde el caballo banderillas y otros coloridos abalorios entre el contento de los espectadores. La valerosa mujer no solía viajar con cuadra alguna, simplemente elegía entre los caballos disponibles al arribar a la plaza, los probaba brevemente en el picadero, encabezaba el paseíllo y cumplía eficazmente con su cometido, casi siempre de manera muy lucida. Así, María Aguirre "La Charrita Mexicana" recorrió el país de arriba abajo en los años finales del porfiriato. Tuvo la desgracia de que TIMOTEO RODRÍGUEZ, novillero de la legua con quien contrajo nupcias, falleciera por cornada en Durango el 10 de marzo de 1895. Y no corrió mejor suerte su segundo esposo, el espada cubano José Marrero "Cheché", muerto a su vez en Ciudad Jiménez, Chihuahua, por un astado de Chapadero el 9 de agosto de 1909. Madura ya, y contristada por su sino, la dama optó entonces por el retiro. En lo sucesivo, se ganaría la vida con los productos de un modesto comercio que atendió puntualmente hasta su muerte, ocurrida a muy avanzada edad en el DF. María Aguirre, toreaba a caballo, colocando banderillas a la media vuelta. El 17 de junio de 1884, "La charrita Mexicana", se presento en la Plaza Mixcoac, hizo su presentación, y su caballo salió herido; murió después. Su carrera fue larga, e hizo muchas presentaciones en todo el país, se retiro en 1921 y falleció en 1963 a los 98 años de edad.

Fuentes:

http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2009/03/09/puebla/tau22.php http://www.vozdemichoacan.com.mx/secciones/deportes/D003074.html

Siguiendo con la investigación de este espada mexicano, el martes 18 de enero de 2011, recibí una carta del historiógrafo taurino, Rafael Gómez Lozano (Dientefino), quien amablemente refiere que el libro "Novísima grandeza de la tauromaquia mexicana" de José Francisco Coello Ugalde (paginas 143-146), da cuenta de detalles significativos de su vida; entre otras cosas importantes y no referidas por las anteriores fuentes, encontramos que: Al parecer Timoteo Rodríguez había nacido en el estado de Sinaloa hacia 1860, aunque él mismo aseguraba ser natural de León, Guanajuato, México. Se estima que se enteró de niño de la existencia del circo ecuestre, gimnástico, acrobático y aeronauta de los señores Albisu y Buislay, despertando su interés en la práctica de estas artes, tal que entre 1872 y 1880, llega a la capital del país trabajando para el circo Chiarini en actividades muy diversas, tales como payaso, acróbata y consumado trapecista, y tras andar seguramente en otros circos itinerantes, se suma a la cuadrilla del torero Pedro Nolasco Acosta, quien era el mandón de los rumbos de San Luis Potosí. Hacia 1887 decide incorporarse de lleno al toreo de a pie y desde esa fecha hasta 1895 prueba sus hieles y mieles. El control taurino era mantenido en esa época por Ponciano Díaz en el centro, Gerardo Santa Cruz Polanco en el occidente, Valentín Zavala en el bajío, más al norte por Nolasco Acosta; Morelia y Guanajuato por Braulio Díaz. Ello llevó a Timoteo Rodríguez al norte del país que era una veta muy rica. Por aquellos lares y por azares del destino conoce a la que será más tarde su esposa, María Aguirre "La Charrita Mexicana", emula de Ponciano Díaz en eso de poner banderillas a caballo, en la monta característica de las amazonas. Sus únicas participaciones en la capital de la república se dieron el 3 y el 17 de junio de 1894 en la plaza de Mixcoac. Ese 3 de junio, Francisco Villegas "Naranjito", novillero como Timoteo, se dio el lujo de concederle una alternativa sin valor (porque no se estilaba). El 10 de marzo de 1895, en la plaza de Durango, en un festejo a beneficio de su esposa, recibió una herida en la pantorrilla derecha que le causó un toro de Guatimapé que estaba pronto a embestir al picador José María Mota (el hombre que ríe). Por alguna razón, que se llamaría descuido, se declaró la gangrena con tal rapidez que cuatro días después falleció el que fuera acróbata y torero al mismo tiempo.

También me cuenta Don Rafael haber leído textualmente en el libro "Crónicas de la Plaza Vieja" (Los toros en Durango 1897/1917), páginas 36 y 37, del historiógrafo Guillermo Castillo Casas y publicado en 2001, que: de Guatimapé procedía el toro que mató al novillero mexicano Timoteo Rodríguez.

Guatimapé: Hacienda del municipio de Canatlán, propiedad de la familia Lozoya. Fue una de las fincas rústicas más importantes del estado de Durango, pues abarcaba casi todas las tierras planas del llano de su nombre y una porción considerable de los terrenos de las sierras que lo limitan. Estaba dedicada especialmente a la ganadería.

Citan en el libro "América Taurina" de don Leopoldo Vázquez (editado en 1898 en Madrid).- Pedro Cadena, matador de novillos mexicano, de segunda fila, que toreaba en 1887, y que, como banderillero, formaba en 1895 a las órdenes de Timoteo Rodríguez. También citan que Manuel Berriozabal, picador mexicano, muy aceptable, que viene trabajando desde 1890, Formó en la cuadrilla de Timoteo Rodríguez, y tomó parte en la corrida que este sufrió la herida que le ocasionó la muerte, el 10 de marzo de 1895, en la plaza de toros de Durango.

Al respecto de la víctima cita don Leopoldo: RODRÍGUEZ (Timoteo).- Famoso espada mexicano con alternativa en México. Fue en un principio banderillero de las más renombradas cuadrillas que actuaban en el país. Como sobresaliente mató algunos toros con bastante aceptación lo que le determinó á erigirse en jefe de cuadrilla y como tal era solicitado por la mayor parte de los que tomaban algunas plazas en arrendamiento. Gozaba de justo prestigio por sus conocimientos en el arte y su valentía en el momento de estoquear. En combinación con la empresa de Durango marchó á dicha población á principio del año de 1895 á torear una serie de corridas, y en la que se efectuó el 10 de Marzo á beneficio de su mujer María Aguirre Lomeli (Charrita Mexicana), durante el primer tercio de lidia del segundo toro de la fiesta, de la ganadería de Guatimape, al hacer un quite al picador José María Mota fué alcanzado, resultando con una herida de 10 centímetros de longitud en la cara externa del tercio medio de la pierna derecha, de resultas de la cual falleció á las 8 y 30 de la mañana del día 14 del mismo mes. Se cree que el caballo que montaba el picador Mota y que fue muerto por el mismo toro padecía el muermo que inoculó al diestro Timoteo Rodríguez. Solo así se explica que una herida que el médico calificara de medianamente grave tuviera tan funesto desenlace en tan corto espacio de tiempo. En las cuatro corridas que toreó Timoteo Rodríguez en Durango, le produjeron la cantidad de $2,003.42 Pesos.
Fuente:
http://bibliotecadigital.jcyl.es/bdtau/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10078549

LUIS RAMÍREZ MARCHARIENA "EL GUIPUZCOANO" (1869 - 1895)

Banderillero de mérito heroico, nacido en San Sebastián el 23 de junio de 1869, falleció el 1 de noviembre 1895, a los 26 años de edad, víctima de una herida infectada en la región anal, originada por una cornada, por lo que no fue al hospital y murió. Fue primero pelotari, y se hizo torero, como tanto otros, sin haber nunca llegado a ser nada notable. El 26 de mayo de 1895 trabajó por primera y única vez con Rafael Gómez “El Gallo” en corrida formal. Banderilleó el toro “Grillito, de Ibarra, librándole Luis Mazzantini de una cogida al poner el segundo par. Sin embargo, demostró esa tarde una gran valentía, una mayor rudeza y pocos conocimientos para enfrentarse con toros de poder y sentido. El 21 de julio de 1895 escuchó en el ruedo madrileño la ovación más prolongada, tal vez, de su vida torera, al parear al toro, de nombre “Cimbareto”, de don Juan Vázquez. Esa tarde recibió uno de los pocos premios a su voluntad y valentía. El 8 de septiembre de 1895 se celebró en Madrid una corrida de novillos de la ganadería de Veragua, para Cayetano Leal “El Pepe-Hillo Mexicano” y Nicanor Villalta “Villita”; salió el último toro, llamado “Ciervo, colorado, listón y abierto de pitones, que tomó seis varas de “Riñones”, “El Murciano” y “El Gallego”. Al banderillearlo “El Chatoestuvo a punto de ser cogido, pero intervino “El Guipuzcoanoal quite, y el toro lo persiguió, lo alcanzó junto a las tablas y lo corneó, apreciándosele en la enfermería una herida en la región anal, que se calificó de grave. No quiso ir al hospital y el 1 de noviembre de 1895 falleció en su domicilio víctima de una infección. (Crónica de don Juan José Zaldívar Ortega)

Refiere el historiador taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra, de esta heroica víctima de la fiesta, que << al realizar un oportuno quite a Ramón Laborda (Chato), el donostiarra Luis Ramírez Marchariena  (Guipuzcoano) en Madrid, el 8 de septiembre de 1895, fue corneado en la región anal por un novillo de la vacada del duque de Veragua. Curado en la enfermería, impide que se le traslade a un hospital y marcha a su domicilio, en donde expira, víctima de una infección, el siguiente 1 de noviembre de 1895. "


Cortesía de don José Antonio Román Romero
http://gestauro.blogspot.mx/

Refiere el historiador José Antonio Román Romero en su Blog en la Red: "De hombres, Toros y Caballos" que Luis Ramírez Marchariena "El Guipuzcoano" nació en San Sebastian (Guipuzcoa) el 23 de Julio de 1869, no tuvo cuadrilla fija, toreó bastante con novilleros. En Madrid banderilleó por única vez en corrida formal, el 26 de Mayo de 1895 en la cuadrilla de “El Gallo”. En la novillada de Madrid del 8 de Septiembre de 1895, metió un capotazo a la salida de un par del “Chato de Zaragoza” siendo alcanzado y corneado, al tomar las tablas del 2 por el toro “Ciervo” de Veragua que le causó una cornada en el ano de cuyas resultas falleció en el hospital provincial de la corte el 1 de Noviembre de 1895, vestía traje lila con negro, su cadáver está enterrado en el Cementerio de La Almudena de Madrid.

La crónica del suceso dice lo siguiente: “Cerró plaza “Ciervo” colorado, listón, bragado, ojinegro, abierto y alto de cuerna, salió moviendo con ligereza los pies. “Villita”, se abrió de capa y dio seis verónicas saliendo apurado de la última por haberse enredado en los cuernos la percalina… Después de esto y un buen capotazo de “Chato” se enredaron con él los jinetes, mostrándose tardo el de Veragua. “Murciano” lo vareó tres veces, “El Gallego” metió el puyazo postrero, se apeó de golpe y vio expirar a la cabalgadura. El “Chato” y “Ojitos” se encargan de llegar al segundo tercio, el “Chato” entra por delante y deja un buen par. Mete Luis Ramírez “El Guipuzcoano” el capote, y al tomar las tablas por frente al 2°, por no hacerlo con la ligereza necesaria, es alcanzado y corneado sobre las tablas, no cayendo a la plaza, gracias a echarle mano desde el callejón algunos de los individuos que en él había. Por su pie marcha hasta cerca de la puerta de caballos desde donde, en brazos de unos cuantos dependientes fue conducido a la enfermería. Una vez en ella fue reconocido por el Dr. Juan Bravo, que dio el siguiente parte: Durante la lidia del sexto toro ha sido conducido a la enfermería el diestro apodado “El Guipuzcoano” con una herida en la margen del ano de 3 centímetros de extensión superficial y 5 de profundidad en el espesor de los tejidos de la parte inguino recta, cuya lesión es de pronóstico grave. Una vez terminada la cura fue conducido en un coche a su domicilio….”

Falleció el sábado 2 de Noviembre de 1895 a los 36 años de edad: "En la mañana de ayer Domingo, fue conducido su cadáver al cementerio del este (La Almudena). Presidian el duelo los señores D. José Arana, empresario de la plaza de San Sebastián y D. Gabriel Pedrós. Formaban en el acompañamiento entre otros, los señores Rebollo, Pacheco, Montesinos. Guerrero, López Ramírez. El Anticuario y Urbieta y los diestros: Pepe Hillo, Murcia, Boto, Calesero, Berrinches, Bonifa, Torerito, Moños, Campillo, Cucharero, Pito, Cigarrero, Valencia, Rolo, Dominguín, Armillita, El Moreno, Eduardo Leal, El Salamanquino y otros, a más de alguno del finado. También asistió a la fúnebre ceremonia la dueña de la casa en la que se hospedara hasta ser conducido al hospital."
Fuente:
http://gestauro.blogspot.mx/2015/11/luis-ramirez-marchariena-el-guipuzcoano.html

ARTURO PARAMIO Y HUERTAS (XXXX - 1895)

Cortesía de don José Antonio Román Romero
http://gestauro.blogspot.mx/2014/09/arturo-paramio.html

Refiere don José Antonio Román Romero, el historiador y cronista taurino contemporáneo que mantiene en la Red el visitado Blog taurino: "De Hombres, Toros y Caballos", que "Arturo Paramio y Huertas era natural de Cádiz. En cuanto tuvo edad para ello le dedicaron sus padres a un oficio, que abandonó más tarde por los toros, a cuya lidia mostró marcada predilección desde que presenció la primera corrida. Pasando mil fatigas hizo su aprendizaje en las capeas que se celebran en muchos de los pueblos de las provincias de Sevilla y Cádiz, demostrando no poca valentía.

En 1893 tuvo los primeros ajustes como matador de novillos, y en el pasado año, después de haber toreado con "Potoco" varias corridas en Tenerife, hizo su debut en la plaza de Sevilla el día 17 de Junio, toreando en unión de Palomar y "Conejito" reses de Adalid, y estando poco afortunado en el cumplimiento de su cometido. Toreó después en Cádiz y otras poblaciones, y al terminar la temporada se embarcó para América, donde toreó con bastante aceptación en Guadalajara (México) y otros puntos, pasando luego a la Habana ajustado para tomar parte en varias corridas en la plaza de Colón, de Santiago de Cuba, y en la segunda de ellas fue donde sufrió la cogida que le ocasionó la muerte.

El empresario de esta plaza, Sr. Beloso, en vista del éxito obtenido en la corrida que hacía pocos días había tenido efecto, y en la que Arturo Paramio por su valentía y serenidad ante los toros se había captado las simpatías del público de esta capital, organizó para el día 10 de marzo de 1895, la segunda fiesta taurina con la cooperación de las cuadrillas de Joaquín Artau (El Catalán) y el referido Arturo Paramio, para estoquear reses de la ganadería de Castellanos. A las cuatro y media, hora anunciada, dio principio el espectáculo bajo la presidencia del Sr. Fernández, llenándose los preliminares propios del caso. Una vez en su puesto la gente de coleta, se dio suelta al primer cornúpeto, que era negro, lucero y cornicorto. Artau le saluda con cuatro capotazos sin parar lo suficiente, que le valieron aplausos. La gente montada se las entendió luego con el bicho, metiendo entre "Curro", Navas y "Brazo de Hierro" seis puyazos, a cambio de dos tumbos. A los quites, los espadas. Paramio en uno, rasca la cara de su adversario, por lo que el público le bate palmas y obsequia con tabacos.

Del segundo tercio se encargaron "Vaquerito" y "el Sastre", dejando el primero dos pares superiores, y el segundo uno, que no desmereció de los de su compañero. Artau, obtenida la venia presidencial, se dirige al bicho, al que después de dos telonazos da pasaporte de dos pinchazos y una estocada baja. Fue aplaudido. El cornúpeto que salió en segundo lugar se llamaba "Cocodrilo", y era berrendo, con armas abundantes, de representación y con las de Caín dentro del pellejo. Paramio, para pararle los pies y fijarle, dio tres buenas verónicas, que le valieron una ovación. Entra en juego la gente de vara larga, y ponen varios puyazos, sufriendo algún tumbo bueno. Paramio hace sólo los quites, terminando algunos arrodillándose ante la cara, lo que le valió palmas y música. Banderilleado con dos pares y medio por los muchachos, se pasó al último tercio, del que estaba encargado Arturo Paramio. Éste, después del brindis correspondiente, salió a entendérselas con "Cocodrilo", que estaba en la querencia de un caballo muerto, y una vez allí, y con el objeto de que abandonara el sitio, le dio varios pases, sin conseguirlo. "El Vaquerito" después tiró varios capotazos con el mismo fin, y sin obtener mejor resultado. En vista de esto, vuelve Paramio a, pasarle de muleta, y en cuanto juzgó al bicho en disposición, entró con mucho coraje a matar, largando una estocada, monumental, que hizo polvo a su enemigo, pero con tan mala suerte, que a la vez era cogido por el toro, volteado y despedido a gran altura. Cae, y en el momento se incorpora, llevándose las manos al pecho. Trata de andar, pero no puede y cae de nuevo, siendo recogido inmediatamente por la cuadrilla y conducido a la enfermería, donde espiró a los pocos momentos, diciendo: ¡Madre mía, este asesino me ha matado! Reconocido, resultó tener una herida profunda en el lado izquierdo del pecho con destrozo del corazón, mortal de necesidad, y por la que arrojaba sangre en abundancia.

La noticia circuló rápidamente entre los espectadores, causando un pánico indescriptible. En vista de esto, y a petición del público, el presidente dio orden de que se suspendiera la corrida. Gran número de personas se agolpó a la puerta de la enfermería, donde yacía el cadáver del infortunado muchacho rodeado de toda la cuadrilla, el juez, varias autoridades, el director de un periódico de la localidad. La autoridad dio orden de que se impidiese la entrada del público, y la fuerza armada tuvo que intervenir para que se obedeciese el mandato. El lunes 11 se dispuso que fuese enterrado al día siguiente en un nicho costeado por todo el personal de las cuadrillas, asistió al fúnebre acto numerosa comitiva, pues el finado contaba con muchos amigos y con las simpatías de toda la afición de la ciudad, donde hizo gran impresión el desgraciado accidente. La cabeza del toro causante de la, muerte, fue cortada por orden del empresario con el objeto de disecarla."

RAMÓN MERCADO "CANTARITOS" (XXXX - 1895)

La víctima de la fiesta
Obra del ilustre pintor Ignacio Zuloaga (Eibar, 1870–Madrid, 1945)

10 de julio de 1895.- Emprende su viaje sin regreso en el Hospital de San Luis Potosí el varilarguero Ramón Mercado "Cantaritos" como rédito a una grave caída de que fue víctima días antes al ejercer su bárbara y arriesgada profesión.

JOSÉ SEVILLA Y MAURICIO (XXXX - 1896)

Solo para efectos ilustrativos

Pique entre Picadores

Obra del pintor español Félix de la Vega

Refiere don Antonio Santainés Cirés, en su obra, “Las Víctimas del Toreo en Barcelona” que José Sevilla y Mauricio salió a picar en la novillada del 12 de abril de 1896 en la que “Parrao”, “Dominguín” y “el Nene” estoquearon reses de la marquesa de Fuente el Sol, en la Barceloneta. Al dar un puyazo al primer toro, sufrió tan fuerte golpe en una violenta caída, que los facultativos le diagnosticaron una intensa conmoción de la que falleció el día 14 de abril de 1896.

 

Don Juan José de Bonifaz Ybarra, comenta de esta víctima de la fiesta, que << de ilustre estirpe de varilargueros, José Sevilla Mauricio, madrileño domiciliado más tarde en Barcelona, fue derribado en el coso de la Ciudad Condal, el 12 de abril de 1896, por un novillo de la vacada de la marquesa viuda de Fuente el Sol, que le produjo tan importantes lesiones cerebrales que fallecería el día 14 del mismo mes. "

PABLO TORO (XXXX - 1896)

Solo para efectos ilustrativos

Plaza de Toros de Valladolid (1889)

Cortesía del  Sitio Web: http://.artetoreo.com

Pablo Toro, monosabio de la plaza de Valladolid, dejaría de existir en dicha capital el 5 de julio de 1896 al ser alcanzado por un novillo de Victoriano Angoso. (Crónica de don Juan José de Bonifaz Ybarra, de su obra “Víctimas de la Fiesta”.) 

La revista taurina "Pan y Toros" No 17, publicada en Madrid el 27 de julio de 1896, refiere en una editorial llamada "Crónica Triste-Heridos y Contusos" que durante los días que llevamos del corriente mes (se refiere al mes de julio de 1896), han fallecido a consecuencia de las heridas recibidas:
El novillero "Tito" en Perpignan
El monosabio "Moro" en Valladolid.

Sin duda el monosabio "Moro" a que hace alusión la revista taurina "Pan y Toros", es el mismo "Pablo Toro", que cita el maestro Bonifaz en su obra "Víctimas de la Fiesta". Habría que indagar por tanto, si la víctima se llamaba Pablo Toro ó Pablo Moro.

SEVERINO PÉREZ "TITET" (1860 - 1896)

Solo para efectos ilustrativos

“Brindis del torero en Sevilla”

Mariano Fortuny Marsal (1868)

National Gallery (Edimburgo)

Novillero español nacido hacia el año de 1860 en Castellón de la Plana, del que se sabe que toreó casi siempre en el mediodía francés, haciéndolo ya incluso antes de la temporada de 1880. El 12 de julio de 1896, toreando en el coso francés de  Perpignan, fue cogido por una de las reses, que le infirió una cornada en el vientre con perforación de intestinos, a consecuencia de la cual falleció. A su entierro, según don José María de Cossío << asistió inmenso gentío, y ante su tumba se pronunciaron vehemente discursos a favor de las corridas a la española, pues tal desgracia y muchas otras que ocurrían, las atribuían los aficionados franceses al hecho de por no ser los toros lidiados de muerte, se toreaban en muchas corridas, siendo sumamente peligrosos para los diestros al desarrollar mucho sentido. "

Por su parte, don Juan José Zaldívar Ortega comenta que << Severino Pérez (Titet), fue un matador francés de novillos. Apenas toreó en Plazas de Toros españolas, pero, en cambio, fue muy conocido en las del Mediodía de Francia. El 12 de julio de 1896, toreando en la Plaza de Toros de Perpignan, fue cogido por una de las reses, que le infringió una cornada –sin muerte del toro- en el vientre, perforándole los intestinos, a consecuencia de lo cual falleció. A su entierro acudió un inmenso gentío, y ante su tumba se pronunciaron vehemente discursos a favor de las corridas al estilo español, pues tal desgracia, y muchas otras que ocurrían, las atribuían los aficionados franceses al hecho de no ser lo toros lidiados de muerte, se toreaban en muchas corridas, siendo sumamente peligrosos para los diestros. "

El erudito español, don Juan José de Bonifaz Ybarra, compendia en forma por demás sucinta su infausto acontecer, al referir sobre esta víctima que << Severino Pérez (Titet), nacido en Castellón de la Plana, fue más reconocido y apreciado en los cosos del sur de Francia que en los españoles. Torea el 12 de julio de 1896 en el francés de Perpiñan y es corneado en el vientre con graves lesiones en el paquete intestinal, lo que provocó su deceso el día siguiente. "

La fecha cierta de la cogida mortal de Severino Pérez "Titet" ó "Tito", la viene a aclarar la prestigiada revista taurina "Pan y Toros", No 17, publicada en Madrid el 27 de julio de 1896, donde refieren en una editorial llamada "Crónica Triste-Heridos y Contusos" que durante los días que llevamos del corriente mes (se refiere a julio de 1896), han fallecido a consecuencia de las heridas recibidas:
El novillero "Tito" en Perpignan
El monosabio "Moro" en Valladolid.

Sin duda el monosabio "Moro" a que hace alusión la revista taurina "Pan y Toros", es el mismo "Pablo Toro", que cita el maestro Bonifaz en su obra "Víctimas de la Fiesta". Habría que indagar por tanto, si la víctima se llamaba "Pablo Toro" ó "Pablo Moro".

Respecto a la tragedia ocurrida al novillero "Tito" en Perpignan, comentan: De las corridas celebradas en Perpignan los días 11 y 15 del corriente (se refiere al mes de julio de 1896), recibimos las siguientes noticias.- La primera de las corridas tuvo efecto en la noche del indicado día, estando la plaza iluminada con luz eléctrica. Se lidiaron toros franceses, de la ganadería de los Sres. Desfont Hermanos, que llevaron las de Caín en el cuerpo. Las cuadrillas de "Metodo" y "Tito" lidiaron las reses á usanza española, consumando la muerte de los bichos. Los dos espadas fueron alcanzados. "Metodo" resultó con varias heridas de poca consideración. "Tito" sufrió una cornada con perforación completa del intestino recto, mortal de necesidad, y á consecuencia de la que falleció al día siguiente, á pesar de los esfuerzos que los médicos hicieron para salvarle la vida.

MODESTO GARCÍA GARCÍA "SERRANITO " (1870 - 1896)

Solo para efectos ilustrativos

“Pase por Alto”

Obra del incomparable maestro español Baldomero Romero Ressendi (1924-1977)

Banderillero de toros, nacido hacia el año 1870, que apenas se conocía en los circos españoles. Trabajó en América generalmente, y el 20 de julio de 1896 resultó cogido en la Plaza de Toros de Lima (Perú) al clavar un par de banderillas a un toro de la tierra, llamado “Verdugo”, sufriendo una cornada en la ingle derecha que le ocasionó la  muerte a las pocas horas, cuando contaba 26 años de edad. (Fuente: Don Juan José Zaldívar Ortega)

 

Indagando más sobre la suerte de este infortunado lidiador, el cronista peruano, don Dikey Fernández Vásquez,  refiere que << El 20 de julio de 1896 murió en Lima el banderillero peruano "Serranito". El subalterno fue víctima de una grave cornada que sufrió por un toro cunéro en la Plaza de Toros de Acho. "

 

El cronista taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra,  refiere de esta víctima de la fiesta, que << prácticamente desconocido en ruedos españoles, Modesto García García (Serranito) halló su fin en la limeña plaza de Acho el 20 de julio de 1896, al clavar un par de palitroques al astado “Verdugo”, de una ganadería peruana. La res le empitonó por la ingle derecha y el óbito acaeció pocas horas más tarde. "

FLORENCIO VICENTE CASADO "FRASCUELITO " (1871 - 1896)

Cortesía de D. José Antonio Román Romero

Vio la luz en Zaragoza el año 1871, en su más tierna infancia quedó huérfano de padre, y desamparado, pues su madre, ciega y privada de la razón, tuvo que acogerse en un asilo benéfico de Madrid. A los diez años comenzó el aprendizaje del oficio de hojalatero. Pero después se despertó en él la afición a la lidia de reses bravas y abandonó el oficio para asistir a todas las capeas de que tenía noticia. Harto de fatigas y de cornadas regresó al cabo de algún tiempo a Zaragoza, donde encontró el ansiado ajuste formal y donde empezó a darse a conocer y a conquistar amigos y admiradores.

Florencio, ya torero conocido y ovacionado, soñó con un porvenir brillante y lleno de satisfacciones. Quiso que fuese la primera consagración de su amor y pidió la mano de su amada. Para concedérsela se le puso por condición que renunciara al toreo y volviera a su antiguo oficio, encargándose de regentar el taller de su futuro suegro. Por fin se llegó a una avenencia. Florencio Vicente se retiraría de los toros después de torear las corridas de Bergara que tenía contratadas. Se caso y  fue feliz unos días, muy pocos, los que mediaron entre el de su enlace y la fecha de las corridas de Bergara de 1896, en las cuales tomaba parte como banderillero. El 25 de julio de 1896, el primer astado que salió a la plaza (de la ganadería navarra de Peralta, y “Perdigón”  de mote), cogió a "Frascuelito" cuando este intentaba lancearle de capa y le ocasionó tan gravísimas lesiones, que al día siguiente, a la misma hora de dar principio la segunda corrida, falleció el infeliz Florencio. Tenía veinticinco años Esta es la crónica. Y también es cierto, que el día en que "Frascuelito" muriera, momento antes de que se soltara al primero de los toros, sonó la campana de la parroquia de San Pedro anunciando su muerte. Toreros y público, sobrecogidos, elevaron al Cielo una plegaria.

Don Juan José Zaldívar Ortega, comenta para abundamiento sobre la tragedia, <<que ese día 25 de julio de 1896, Francisco Vicente y Casado (Así lo refiere, como Francisco) se enfrentó al primer novillo, “Perdigón”, de don Pedro Galo Elorza, y al salir de unos capotazos, se resbaló “Frascuelito”  y el animal le produjo unas contusiones en el vientre. Por su pie fue a la enfermería y todos pensaron que la cogida carecía de importancia. Al día siguiente se le presentó la peritonitis, falleciendo a la misma hora en que empezaba la segunda novillada, última que debía haber toreado en su vida. "

En el estudio accidentes oculares en la Tauromaquia de 1801 a 1949 de los doctores  Puertas y Celis lo refieren como el banderillero (Florencio Vicente y Casado “Frascuelito”) cogido por un novillo de nombre “Perdigón”  el 25 de julio de 1896 y fallecido el 26 de julio de 1896.

El erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere de esta víctima de la fiesta, que << no le acompaño la fortuna en diversos lances de su existencia al zaragozano Florencio Vicente Casado (Frascuelito) y ello culminó en las circunstancias de su muerte, registrada en Vergara (Guipúzcoa) el 26 de julio de 1896 - fecha en que pensaba retirarse del toreo- , al presentarse una peritonitis como consecuencia de un golpe recibido la víspera y propinado por el novillo “Perdigón”, de la divisa de Pedro Galo Elorza. A la cogida no se le concedió importancia alguna, pero su derivación no pudo ser más funesta. "

Refiere el cronista José Antonio Román Romero en su Blog en la Red "De Hombres, Toros y Caballos", que, Florencio Vicente y Casado “Frascuelito” nació en Zaragoza el Año 1871, y fue bautizado en la parroquia de San Pablo. Un muchacho nacido pobre, que queda huérfano en su tierna infancia, puesto que a la muerte del padre la pobre viuda pierde la vista, sus facultades mentales sufren serios trastornos, y la indigencia la obliga a buscar amparo en un asilo benéfico de Madrid. El hijo, protegido por unos parientes, se educa esmeradamente encuentro de enseñanza de Zaragoza, y a los 10 años comienza a aprender el oficio de hojalatero. Pronto se cansa, y en su cabeza bulle la afición por los toros. Sin ropa, sin recursos, sin amigos, va de capea en Capea. Aragón es poco para él. Ve la gloria lejos de su tierra, de su pueblo natal, y allá va, a recorrer España, Portugal y Francia. La muerte de este apreciable torero ocurrió en Vergara, la tarde del 26 de Julio de 1896, toreando de banderillero en la cuadrilla de un matador de novillos. El primer bicho de los que se lidiaron, llamado Perdigón, pertenecía á la ganadería navarra, de Peralta, que legó D.Pedro Galo Elorz, y era un novillote serio, royo, algo flaco y bien puesto de velamen. Salió el cornúpeto muy bravo, y Frascuelito, a quien la sangre le hervía en el cuerpo, se adelantó a torearlo de capa, y sea porque el muchacho perdía terreno a cada lanceó porque fue trompicado, el caso es que al salir resbaló y cayó, y al incorporarse lo hizo tan rápidamente, que no dio lugar a que los capotes acudieran en su auxilio; el novillo hizo por él y lo arrastró hasta la pared, donde le tiró nuevamente varios derrotes, que le ocasionaron dos pequeños puntazos y la lesión mortal.  Por su pie marchó a la enfermería, y nadie creyó que la cogida tuviera importancia alguna. Al día siguiente se presentó la peritonitis y los médicos declararon la gravedad inminente, recomendando le administraran los auxilios de la Religión inmediatamente, como así se hizo. No tardaron en cumplirse las profecías de los Galenos. A las cuatro de la tarde dejó de existir, al mismo tiempo que sus compañeros; iban a dar comienzo a la segunda función.  El certificado que extendió el facultativo forense dice así: Médico auxiliar de la Administración de Justicia y de la Penitenciaria del partido judicial de vergara que suscribe, licenciado en Medicina y Cirugía: Certifico: Que D. Florencio Vicente y Casado, natural y vecino de Zaragoza, de veinticinco años de edad y casado, ha fallecido el día de ayer, a las cuatro de la tarde, a consecuencia de una peritonitis, desarrollada por la contusión que sufrió en el hipogastrio en la lidia del primer toro que se corrió en la Plaza de esta villa el día 25 del corriente mes. Para que conste expido la presente certificación. Vergara 27 Julio de 1896. Félix Zumalabe. A Vergara llegaron al siguiente día, algunos individuos de la familia, y se celebró la conducción del cadáver, que fue una manifestación de sentimiento, en la que tomaron parte el Ayuntamiento, la aristocracia, el pueblo, sus compañeros y la familia. El Ayuntamiento de la villa de Vergara costeó unos funerales, y los aficionados de Zaragoza mandaron celebrar otros, por suscripción, que se celebraron con gran pompa en San Pablo.

FRANCISCO RODRÍGUEZ (1875 - 1896)

Solo para efectos ilustrativos

“Suerte de Matar” (1793)

Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828)

Nació en San Lorenzo (Córdoba) hacia el año 1875 y falleció en esta misma ciudad en agosto de 1896. Como empezó a trabajar como tal en 1895,  quiere decir que no trabajó más que 18 meses, cuando comenzaba a sonar su nombre. (Fuente: Don Juan José Zaldívar Ortega)

MANUEL COMECHE ALCÁNTARA"ESPARTERO DE VALENCIA" (1866 - 1896)

Solo para efectos ilustrativos

“Lagartijo en la capilla” 1867

Mariano Fortuny Marsal

Museo Goya (Castres)

Novillero de buenas hechuras que toreo en España (incluida la catedral madrileña), Francia, Portugal e Hispanoamérica y que fue corneado en el bajo vientre en Nimes Francia, en un festejo incruento,  por un toro de la dehesa de Dijo, el 4 de octubre de 1896, y aunque la herida no se presentaba muy aparatosa en su momento, si lo fue, al presentarse la peritonitis y enseguida la muerte el día 7 de octubre de 1896. (Fuente: Don Juan José de Bonifaz Ybarra)

Al respecto de este lidiador, el maestro Juan José Zaldívar Ortega refiere que: << Manuel Comeche Alcántara (Espartero de Valencia), matador de novillos, nacido en Valencia el 10 de abril de 1866, falleció el día 7 de octubre de 1896, a los 30 años de edad,  a resultas de una cornada. El 4 de octubre de 1896 se verificó en la Plaza de Toros-Anfiteatro francés de Nimes, una corrida, en la que se simulaba la muerte de los toros, de la ganadería francesa de Dijon. Al veroniquear Comeche a uno de los bichos fue enganchado por la entrepierna, y llevándose las manos al lugar de la herida las sacó llenas de sangre. Se retiró por su pie a la enfermería serenamente, y el público no se dio cuenta de la importancia de la cornada. En la enfermería se le apreciaron grandes destrozos intestinales. Declarada la peritonitis, falleció a los tres días del percance (esto es, el día 7 de octubre de 1896). Desde niño ya comenzó a actuar en novilladas de su región como banderillero y matador. Su nombre aparece en carteles de la Plaza de Toros de Valencia, correspondientes a 1888, como banderillero de novillos. El  24 de agosto de 1890 se presentó en Madrid, ya como novillero formal, alternando con Cándido Martínez (el Mancheguito) y Francisco Bonar (Bonarillo), teniendo una tarde desafortunada, que originó una dura crítica por parte de algunos escritores, que no se fijaron en su valentía, y, sobre todo, en la mala calidad de los novillos que le tocaron. Entre el Mediodía de Francia, Portugal y América se deslizó desde entonces su vida torera. De sus excursiones al Nuevo Mundo lo más importante fue el haber recibido una cornada en el muslo derecho. "

Banderillero de toros, que nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) el 21 de abril de 1844. Su primer oficio fue el de bordador de oro y plata. Siendo rehiletero y peón de brega de Ángel Pastor fue atacado de enajenación mental, quizá producto de un golpe mal atendido en la cabeza, por lo que hubo de ser recluido en el “Manicomio de Ciempozuelos”, donde falleció. Era pequeño de cuerpo, pero, pese a ello, con sorprendente habilidad, colocaba buenos pares y cumplía con el capote. Sánchez de Neira, el erudito, que le vio torear en aquellos tiempos, dijo que era un rehiletero “fino y esmerado”, por lo que indubitablemente debió tener maestría en el arte de parear garapullos, pues el bienquisto cronista no era afecto a obsequiar lisonja inmerecida.

El historiador Juan Antonio Román Romero propietario del Blog en la Red "De Hombres, Toros y Caballos" cita de este personaje de la Fiesta que aparece en la ilustración superior: "Manuel Comeche Alcántara (Espartero de Valencia) era natural de Valencia, España, donde había nacido en 1866, hizo su aprendizaje en capeas y novilladas por los pueblos. El 29 de Abril de 1889 estoqueó con Almendro en la plaza de Valencia seis toros sobrantes de las corridas de feria. Toreó en no pocas plazas de Cataluña, Valencia y otros puntos y marchó a Francia donde hizo un buen cartel. En la plaza de Nimes el 4 de Octubre de 1896, fue alcanzado al terminar una verónica por el toro "Perlita" de la ganadería francesa de M. Dijol, que infirió una herida en la región perineal de 15 centímetros de profundidad, que le perforó el intestino recto, y a consecuencia de la cual falleció en la tarde del día 7 del mismo mes, o sea, a los tres días de haber sido herido."
Fuente:
http://gestauro.blogspot.mx/2015/10/manuel-comeche-alcantara-espartero-de.html

JUAN GÓMEZ DE LESACA GARCÍA (1867 - 1896)


Cortesía de
http://lafiestaprohibida.blogspot.mx/p/gestos-toreros.html

Torero español  de familia acomodada, que nació en Sevilla el 24 de junio de 1867 y que no alcanzaría una posición relevante en el escalafón de espadas de alternativa.  Tomó la alternativa el 21 de abril de 1895 en su natal Sevilla de manos del inmenso “Guerrita”, con reses de Benjumea, el toro se llamó “Belonero”; la  confirma en Madrid el 2 de junio de 1895 de manos de  Fernando “El Gallo” con el  toro: "Mechones" de la dehesa de Veragua.  Fue cogido el 15 de octubre de 1896 en la Plaza de Guadalajara España en tablas durante el tercio de varas por un toro de nombre "Cachurro" de la dehesa de  Ripamilán  al ir  a saltar la barrera; el  vigoroso astado le propino una ruda cornada en el muslo derecho (El erudito Bonifaz la precisa en el izquierdo)  de 15 cm de longitud por 5 cm de profundidad, tuvo que rematar al toro Emilio Torres "Bombita", mientras que en forma por demás imprudente, por la gravedad de la cogida,  Juan Gómez después de haber sido intervenido en la enfermería de la plaza, fue  trasladado de urgencia a Madrid,  donde murió el mismo día a las 11 de la noche. Esa tarde infortunada por azares del destino sustituía a Antonio Moreno "Lagartijillo" por estar lastimado de un ojo, y compartía cartel con Emilio Torres "Bombita". Su padre era General del Ejército y Gobernador Militar de Jaén. Fue un torero muy querido y respetado por la afición por tomar demasiados riesgos en su accionar en los ruedos.

El Dr. Juan José Zaldívar Ortega describe el trágico acontecer de la siguiente manera: Salió el segundo toro de la tarde, “Cachurro”, retinto y albardado, de Ripamilán; tomó tres varas del “Inglés” y “Calesero”, quedándose en los tercios cerca de toriles. Lesaca, que se hallaba muy cerca, volvió la cabeza para advertir al “Inglés” que entrara en suerte; se le arrancó el bicho, y con el terreno ganado le siguió hasta las tablas, donde el matador se había detenido sin querer saltar las tablas, creyéndose que iba a pasar de largo, y lo empitonó por la pierna derecha. Rodó Lesaca por la arena, se incorporó después de hacerle el quite “Bombita” y fue conducido a la enfermería, donde se le reconoció una herida en la parte superior del muslo derecho de 15 centímetros de extensión por  cinco de profundidad. En estado grave fue trasladado a Madrid, donde murió ese día a las once de la noche.

Por su parte el erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra, relata que << miembro de familia acomodada, el sevillano Juan Gómez de Lesaca García no alcanzaría una posición relevante en el escalafón de espadas de alternativa. Marcha a Guadalajara para sustituir a Antonio Moreno (Lagartijillo) en la corrida a celebrar el 15 de octubre de 1896, siendo herido de gravedad en el muslo izquierdo por “Cachurro” de la divisa de Ripamilán. Curado en la enfermería de la plaza, es, con notoria imprudencia, trasladado a Madrid, donde expiró a las 11 de la noche de la mencionada fecha. "

De él escribe con tino don Salvador Santoro diciendo.- Repasando prensa local antigua, leemos una sentida nota necrológica publicada en Sancho Panza, “Semanario Joco-Serio”, el 22 de octubre de 1896, titulada: Juanito Lesaca. El inicio, es de este tenor: “Así le llamábamos en vida al infortunado amigo que acaba de descender al sepulcro, víctima de sus aficiones taurinas” (sic). Sorprendido, al pronto, por desconocer su filiación exacta y hechas las oportunas averiguaciones, resulta que se trataba del matador de toros nacido en Sevilla, el 24 de junio de 1867, Juan Gómez de Lesaca y García, que de niño marcha a Jaén donde su padre, general del Ejército, era Gobernador Militar. Dedicado, en principio, a los estudios, en su mocedad deja los libros para “echarse a los toros”; iniciándose en becerradas por los pueblos de nuestra provincia. De refinada educación y acomodada y distinguida familia; del corpus del texto, se deduce que debió tener mucha vinculación con Linares – mi torerísima ciudad – y relación de estrecha amistad con linarenses muy principales.
Entresacado del suelto – sin firma – dixit: “torero que había conquistado merecido renombre y justos laureles en el arte del toreo”. Nos aventuramos a declarar, que el periodista que dedicaba tan laudatorias palabras, era el corresponsal en Jaén, Francisco Serrano Esteban; pues añadía – cito textual – que Lesaca: “Era el muchacho que compartió con nosotros los juegos de la niñez, y que luego en otros más cercanos días, fué (sic) el confidente de nuestros primeros sueños y pesares… ¡Pobre Juan! Haciendo una digresión, en lo que sigue, se plasma una breve semblanza de su biografía torera. Gómez de Lesaca, viste de luces por vez primera, como matador de novillos, en Granada, alternando con el espada local Antonio Moreno “Lagartijillo”, un 8 de septiembre de 1888. Al año siguiente, el 23 de junio, se presenta en la Maestranza sevillana, mano a mano, con Miguel Báez “Litri”, para dar cuenta de astados de don José Orozco. Unos días después, el 29 – festividad de San Pedro y San Pablo – lo hace en la Villa y Corte alternando con José Rodríguez Davie “Pepete” (muerto en Fitero en 1899, entre agudos dolores, de una horrible cornada) ante reses de varios hierros, a saber: Pérez de la Concha, Carrasco y Juan Moreno. De aquella tarde, la revista El Toreo, afirmaba con afilada pluma y en descarnada crítica que: “Lesaca demostró un desconocimiento completo del toreo y un valor que raya en la temeridad. Maneja la muleta sin ton ni son, y al herir entra a que los toros le cojan, como sucedió en su presentación, en que sufrió cinco cogidas, y alguna pudo costarle cara. Mucho necesita aprender si ha de continuar ejerciendo una profesión tan arriesgada [...]”. El escritor taurino que firmaba con el seudónimo “Recortes”, pondría una aclaración al margen de este severo comentario: “Duro y por demás injusto estuvo el revistero con el joven matador. Lo equitativo hubiera sido anotar que los dos toros que estoqueó fueron “pájaros de cuenta”, particularmente el primero, Carpintero (castaño), de Pérez de la Concha, al que clavaron Pepe el Chulo y El Rana dos pares de banderillas después de diez salidas en falso, y que llegó a la muerte completamente descompuesto, y que el espada necesitó derrochar habilidad y sangre fría para tumbar al animalito”. Fatigosa y expuesta lidia la de aquellos tiempos, que precisaba de hombres bragados y curtidos en el oficio. Sí, lo mismito que ahora. En fin, ¡lo que va de ayer a hoy, estimado aficionado! Desde entonces, adquirió Lesaca suficientes conocimientos, figurando con gran nombradía entre la baraja de buenos novilleros. Fungiendo de padrino el inmenso Rafael Guerra Bejarano “Guerrita”, toma la alternativa en Sevilla, el 21 de abril de 1895, al cederle a “Belonero”, toro berrendo en negro de la señera vacada de Benjumea. El 2 de junio, Fernando Gómez “El Gallo”, se la confirmaría en Madrid, ante el toro “Mechones” (berrendo en jabonero, curiosa capa dentro de esta estirpe) de la mítica ganadería del Duque de Veragua, al que finiquitó de certero volapié, tras un brillante trasteo de muleta. Aunque – para nada - se explicita en la letra impresa que nos ocupa; Juanito Lesaca, murió a consecuencia de la “ruda” cornada en la parte superior anterior del muslo derecho (el erudito Juan José de Bonifaz, la precisa en el izquierdo) que le infirió el toro “Cachucho” (de pelo retinto albardado) con el pial de Ripamilán, en el coso de Guadalajara. Curado en la enfermería, donde se le aprecia una herida de quince centímetros de extensión por cinco de profundidad, es trasladado – con notoria imprudencia – a Madrid, donde fallece a las once de la noche del mismo día, 15 de octubre de 1896. Hogaño – en plena feria de San Lucas – se han cumplido ciento catorce años de tan funesta efeméride. A mayor abundamiento – caprichos del destino – en aquella infausta corrida, Lesaca, sustituía al granadino Antonio Moreno “Lagartijillo” (con el que había debutado ocho años antes) por tener lastimado un ojo; completando cartel el célebre Emilio Torres “Bombita”. El burel que saltó en segundo lugar, el mentado “Cachurro”, tomó tres varas de los picadores “El Inglés” y “Calesero”, quedándose en los tercios aquerenciado cerca de la puerta de toriles. Juan, que se hallaba próximo, giró la cabeza para advertir al varilarguero que entrara en suerte. En ese instante, se le arrancó el animal y – ganándole terreno – le hizo hilo hasta las tablas, donde el coleta permaneció quieto sin querer saltar la barrera; pensando que pasaría de largo, pero – antes al contrario – hizo por él, empitonándolo en la pierna. El trágico acontecer, que hemos recreado, lo describe con detalle el doctor Juan José Zaldívar Ortega.
El redactado de Sancho Panza, continúa diciendo del malogrado matador: “Aficiones [las taurinas] que en los primeros años de la juventud cultivaba como por lujo y que después, por azares de la vida, ha tenido que explotar para procurarse medios de subsistencia” (sic). También, se indicaba que las revistas taurómacas coetáneas se hicieron eco del suceso, dedicándole extensas columnas. Por ejemplo, La lidia, acreditada cabecera, reproducía la sangrienta escena junto a un orlado retrato, en una magistral litografía de Daniel Perea. Asimismo, la citada publicación linarense, se unía al lógico dolor de los suyos y “muy particularmente á sus desconsolados hermanos don Tomás y don Agapito”. Manuel, hermano menor, se daba a conocer – hacia 1904 – en una cuadrilla de toreros infantiles de Jaén. Al tiempo, el dueño de la imprenta – con domicilio en Corredera, nº 24, de Linares – D. Remigio Ligero (a la sazón director y editor del semanal), ofrecía “sus modestos oficios”, para ayudar a que fuese un hecho la corrida que en beneficio de la viuda y huérfanos se proyectaba celebrar en la capital jienense, dedicando “así” [dice] un recuerdo póstumo al desgraciado amigo. Y prosigue: “Si como esperamos se lleva á la práctica tan humano pensamiento, cuenten desde luego con los trabajos tipográficos necesarios para la debida propaganda”. En este sentido, se proponía igualmente, en nombre de los afamados novilleros Carlos Gasch y Blanch “Finito” y Francisco Pérez “Naverito”, la colaboración desinteresada de éstos y de sus cuadrillas. Concluir que Juan Gómez de Lesaca, ha pasado a la historia de la Tauromaquia como un torero que consiguió sobresalir entre los de segunda fila de su época (los hubo de gran valía en esa etapa), no llegando a más por abandono de sus facultades y, tristemente, por su prematura muerte. Adenda final: ¡Gloria a Juanito Lesaca!, valeroso, querido y respetado diestro – por tomar demasiados riesgos – en su accionar por los ruedos.
Fuente:
http://jaentaurino.com/2010/10/1434/