Los toros dan y quitan

MARIANO ALARCÓN SOLÁ (1916 - 1952)

MARIANO ALARCÓN SOLÁ

Nació el 21 de marzo de 1916 en la localidad granadina de Jerez del Marquesado, su padre, decidió un día emigrar a Cataluña, porque no quería que sus hijos trabajaran en las minas como él. La familia se mudó a la Ciudad Condal en 1924 y fijó su residencia a pocos metros de la plaza Monumental. Ahí se despertó su vocación y la ilusión de ser torero. La Guerra Civil y un prolongado servicio militar frustraron, en buena parte, su propósito y no le dejaron más que hacerse banderillero. Se visitó de luces por vez primera en una función nocturna en la plaza de Las Arenas de Barcelona en el verano de 1940 y su andar profesional transcurrió en las plazas de Cataluña y al sur de Francia. Para aquel 5 de octubre de 1952, una de las últimas funciones de la temporada en Barcelona, se anunciaba un cartel con “Cagancho” (fue su última actuación en La Monumental), Pepe Bienvenida, y el mejicano Luis Briones para estoquear toros de la dehesa de Félix Moreno Ardanuy. En las cuadrillas de Bienvenida y Briones había dos puestos libres y se produjo la lógica disputa entre los banderilleros barceloneses para hacerse con ellos, ya que significaban una remuneración importante para la época, 1.100 pesetas. Para Alarcón, era la cifra más alta que hubiera cobrado en su vida como torero y equivalía ganar en una tarde el sueldo de un mes en el taller metalúrgico. La pugna fue tan enconada que hasta la tarde del sábado, víspera de la corrida, no supo que iba a torear a las órdenes de Briones completando la cuadrilla que formaban los picadores “Lolo” y “Page” y los banderilleros “Minuto” y “Valencia”. Su esposa tuvo que coser aquella noche el desgarro causado en la taleguilla por una cogida sufrida en la plaza francesa de Ceret, quince días antes, cuando actuó en la cuadrilla del rejoneador Juanito Balañá. Tras lucirse en banderillas y ser muy aplaudido en el tercero de tarde, le correspondió correr al sexto que cerraba plaza. Es esta una suerte con la que se iniciaba la lidia y que hace ya años dejó de ejecutarse. El toro, se llamaba “Negroso”, era cárdeno y veleto, estaba marcado con el número 28 y dio un peso en canal de 540 kilos. Alarcón lo tomó a una mano en terrenos del tendido 1, bastante cerrado en tablas y la res entró fuerte al capote comiéndole el terreno en los últimos lances hasta cornearle contra las tablas antes de que pudiera refugiarse en el burladero de matadores que quedaba a su izquierda. Primero le empujó con el pitón izquierdo y después le lanzó un derrote seco con el derecho al abdomen. El parte facultativo del doctor Olivé Gumá explicó que: “Durante la lidia del sexto toro, ha ingresado en la enfermería el banderillero Mariano Alarcón que ha sufrido una cornada con orificio de entrada en el epigastrio que probablemente interesa al corazón. El herido ingresa en la enfermería en estado agónico. A pesar de los auxilios prestados, falleció a los pocos minutos”. La muerte de Mariano Alarcón el 5 de octubre de 1952, fue la primera que se registró en la Monumental de Barcelona desde su inauguración en 1914 (hay que recordar que dos años más tarde fue reinaugurada con el nombre y estructura actuales) y fue también el primer parte de defunción firmado por el insigne cirujano taurino, del que el propio Alarcón solía comentar que no se le había muerto ningún torero. Era una forma de tranquilizar a la familia cuando toreaba en la Ciudad Condal. El suceso conmocionó no sólo al mundo del toro, sino a toda la ciudad y al entierro, celebrado dos días después, asistieron miles de personas, al tiempo que las peñas se movilizaban en ayudar de viuda, para lo que se abrieron, de inmediato, numerosas suscripciones. Sin embargo, el festival benéfico habitual en estos casos no llegó a celebrarse nunca. Los restos del malogrado torero descansan en el cementerio de Montjuïc, donde está enterrado también el que fuera gran amigo suyo, el matador de toros Aurelio Puchol  “Morenito de Valencia”, muerto asimismo de una cornada. Sucedió en la plaza de Guayaquil (Ecuador) el 9 de octubre de 1953; un año y cuatro días después de la tragedia de Barcelona. Su único hijo, el ahora periodista y critico taurino José María Alarcón Pobill refiere que "en la medalla que llevaba de la Virgen del Pilar, y que desapareció, quedó la marca del pitón".El erudito taurino, Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere de este lidiador en su libro, “Víctimas de la Fiesta”, que << el cárdeno “Negroso” de la ganadería de Félix Moreno Ardanuy, fue el causante de la muerte del granadino, de Jerez del Marquesado, Mariano Alarcón Solá, el 5 de octubre de 1952, en la plaza Monumental de Barcelona, ciudad donde residía desde mucho tiempo atrás. La herida, en el epigastrio, era mortal de necesidad, por lo que el deceso se produjo pocos momentos después de su ingreso en la enfermería del coso.