Los toros dan y quitan

JOAQUÍN GIRADO GARCÍA "TERREMOTO " (1884 - 1931)

JOAQUÍN GIRADO GARCÍA "TERREMOTO "

Cortesía del historiador José Antonio Román Romero

Picador de toros nacido en Córdoba el 25 de agosto de 1884. De familia humildísima, pasó su juventud haciendo de jornalero. Parece que ya entonces se le conocía por su apodo, pues con sus fuerzas hercúleas arrollaba en todo y a todos en los momentos que así lo requerían los trabajos. Hizo el servicio militar en un regimiento de artillería y al licenciarse tenía ya el decidido propósito de ser picador, anhelando redimirse de las penurias que lleva consigo su primer oficio. Tampoco le fue muy propicia la fortuna en sus comienzos de picador, costándole grandes esfuerzos y no poco tiempo conseguir una situación regularmente destacada. Se presentó a picar por primera vez en Córdoba, como reserva, en una novillada, en el año 1910. De reserva y agregado a las cuadrillas de novilleros o modestos matadores de toros pasa diez años. En 1920 consigue que Ricardo Anlló (Nacional) le dé un puesto fijo en su cuadrilla a la que pertenece hasta la temporada de 1924, que pasa a la de Juan Anlló (Nacional II) en la que figura hasta la muerte de éste, acaecida al terminar la de 1925. En 1926 va en la de Braulio Lausin (Gitanillo). En las temporadas de 1927 y 1928 en la de Manuel del Pozo (Rayito). Torea mucho, pero sin cuadrilla fija, en los años siguientes, figurando en la de Saturio Torón el poco tiempo que éste fue matador de toros. En una de las corridas de la feria de Valencia, el 22  de julio de 1931, sufrió un fuerte porrazo contra la barrera. Le imposibilitó seguir toreando y se le trasladó a su casa de Madrid, no concediéndosele extraordinaria importancia ni máxima gravedad. Pero, a consecuencia de éste golpe falleció el siguiente 7 de agosto. Durante el ejercicio de su profesión no había sufrido cornada ni puntazo alguno, pero sí, más de una vez, fracturas y dislocaciones. Fue Terremoto un picador que cumplió siempre bien con las obligaciones de su oficio, sobre todo a partir de su ingreso en las cuadrillas de los Nacionales. Era hombre modesto, apercibido del papel que debía desempeñar fuera del ruedo, y no se salió nunca de él, lo cual ya acusa una inteligencia clara, era gracioso en su decir, de un acento cordobés puro y cerrado. (Fuente: Crónica de don Juan José Zaldívar Ortega)

El erudito taurino, Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere en su obra “Víctimas de la Fiesta”, que << en la feria de julio de 1931 de Valencia, concretamente el día 26, un astado del hierro de Indalecio García Mateo lanzó contra la barrera a Joaquín Girado García (Terremoto), sin que se concediera demasiada importancia al hecho. Sin embargo, de sus resultas fallecería en su domicilio de Madrid el posterior 6 de agosto del mismo año de 1931. "

Refiere don José Antonio Román Romero en su Blog taurino en la Red "De Hombres, Toros y Caballos", que a Joaquín Girado ya le apodaban "Terremoto" antes de ser picador de toros. Si el terremoto propiamente llamado es una sacudida del terreno, ocasionada por fuerzas que actúan en lo interior del globo, las fuerzas de Girado consistían en cargarse, cuando era joven, unos sacos con una cantidad de peso que no los levantaría una grúa Titán. Por eso le pusieron en Córdoba de apodo el nombre de dicho fenómeno sísmico. Y fue en Córdoba precisamente porque allí nació Joaquín en 24 de agosto del ario 1884, y, además, en la parroquia de Santa Marina, de la que han salido no pocos toreros. Hijo de humilde familia, humildes fueron también sus ocupaciones al dedicarse al trabajo, pues ejerció éste como jornalero, hasta que le reclamaron los deberes militares. Fue al servicio, que prestó en un regimiento de artillería, y una vez licenciado pensó en ser picador. Se presentó en su ciudad natal como reserva en una novillada, allá por el año 1910, y como reserva siguió varios años en una vida obscura y poco envidiable, hasta que poco a poco comenzó a actuar a las órdenes de diferentes diestros en novilladas sueltas. Estas modestas actividades de Terremoto duraron lo menos diez temporadas. ¿Conseguiría algún día labrarse una reputación? ¿Lograría salir de aquella esfera en la que se desenvolvía demasiado anónimamente? Dos lustros sufriendo porrazos y rodando entre las patas los caballos sin vislumbrar un decoroso puesto es un aprendizaje tanto más largo cuanto mayor es su dureza, y la de dicho ejercicio hay que convenir en que no puede serlo más. En el año 1920 consiguió Terremoto colocarse con Nacional I, que era matador de toros; ir colocado en la cuadrilla de un espada de alternativa supone ya un avance considerable en la carrera de un subalterno, y logrado esto, Olido navegar en, franquía. De la cuadrilla de Ricardo Anlló, pasó a la de su hermano, Nacional II, a la que perteneció durante los años 1924 y 1925, y fallecido Juan Anlló, se incorporó a la de Braulio Lausín (Gitanillo de Ricla), con cuyo espada toreó durante la temporada de 1926. Luego se alistó con el espada Manuel del Pozo (Rayito), a quien acompañó en los años 1927 y 1928, picó suelto posteriormente, sirviendo a distintos matadores, y actualmente pertenece a la cuadrilla del diestro navarro Saturio Torón. Ha sufrido Terremoto varios percances ejerciendo su profesión. El primero fue en Aranjuez, el 30 de mayo de 1917, en una corrida en la que tomaron parte Manolete, Malla y Punteret. Un toro del Duque de Tovar le infirió una cornada en la axila derecha. Toreando a las órdenes de Emilio Méndez, en San Sebastián, el 2 de agosto de 1925 un toro de Villagodio le produjo la fractura de la clavícula derecha. En la misma corrida resultaron lastimados el espada Luis Freg y el banderillero Niño de la Audiencia. El 7 de junio de 1927, en Madrid, toreando con Rayito, sufrió una patada de un caballo que equivalió a una cornada. Y el 7 de abril de 1929, en Madrid, al sufrir una caída proporcionada por un toro de Santa Coloma, resultó con una dislocación que le tuvo mes y medio sin poder torear. Ya hemos dicho que es dura la profesión de picador de toros; pero creemos que no le hubiera ido mejor a Terremoto continuando en Córdoba de jornalero, de cuya esclavitud consiguió manumitirse al ser reclamado por el servicio militar. En la feria de Valencia de 1931 sufrió un fuerte golpe que le hizo retirarse. Aunque los médicos no le detectaron ninguna herida de gravedad en las revisiones posteriores, falleció el 7 de agosto en Madrid. Dejó viuda y cinco hijos "en penurias" por lo que sus amigos organizaron un festival del que cuenta el tenor Miguel Fleta que actuó de mozo de espadas en aquella ocasión: Un fraternal compañero mío en "La Nación". Modelo de hombres buenos y de amigos cordiales, con un corazón que no le cabía en el pecho, y había pecho para muchos, Carlos Revenga "Chavito", impresionado por la situación tristísima en que había quedado el modesto hogar del picador cordobés, organizó un festival taurino para socorrer a la familia de Terremoto. Los matadores de toros a quienes acudió se prestaron gustosos a la benéfica obra. Pero no recuerdo quiénes fueron exactamente. Creo que toreó Domingo Ortega y también Mariano Rodríguez y Fuentes Bejarano y Félix Rodríguez II. Del que estoy seguro es de Manolo Bienvenida, porque su becerro -novillo de hoy por el tamaño- le cogió contra las tablas y le hirió de alguna consideración. Como que el tal becerro resultó ser un toro enano, con la edad reglamentaria, un poder insospechado en su menguado aspecto y una picardía de persona mayor. Para mayor aliciente del festejo, "Chavito" seleccionó un grupo de bellísimas presidentas, todas ellas artistas, y pensó que actores y cantantes escogidos sirvieran las "espás" a los matadores. El propio "Chavito" lo solicitó de Miguel Fleta con quien le unía una fraternal amistad, y del también magnífico tenor Juanito García, y yo su cooperación al popular maestro Guerrero y al graciosísimo primer actor Rafael L. Somoza. Todos accedieron. Mi querido compañero en el periodismo y en el teatro Luis Muñoz Lorente y yo fuimos a buscar a las maravillosas presidentas para llevarlas a la Plaza en una "jardinera" que procedía de las cocheras de S. A. R. la infanta madrileña doña Isabel de Borbón. Y poco antes de comenzar el festejo, a plaza llena nos hicimos esa foto en compañía de tos mozos de ''espás''.