Los toros dan y quitan

RAFAEL LOSADA (1887 - 1915)

RAFAEL LOSADA

Cortesía de
Don Rafael Gómez Lozano

Matador de novillos pueblerino, quien en el mes de octubre de 1915,  fue a torear a Villanueva de la Calzada, en el partido judicial de Navalcarnero (Madrid). Al matar uno de esos boyancones toreados que les sueltan a los principiantes, recibió una cornada en el vientre a consecuencia de la cual murió a las pocas horas. El  infortunado Rafael tuvo una muerte de romance en una capea, en un redondel hecho con carretas, como final de su vida trotera y hambrienta. (Crónica de don Juan José Zaldívar Ortega e información del estudio “Accidentes Oculares en la Tauromaquia I de 1801 a 1941 de los doctores Puertas y Celis).

Respecto de su trágica singladura taurina, el maestro Juan José de Bonifaz Ybarra nos ilustra en su obra “Victimas de la Fiesta” que << en la localidad madrileña de Villanueva de la Cañada fue mortalmente corneado el modesto  espada Rafael Losada una tarde de fiesta del mes de octubre de 1915. Al parecer, la cogida se produjo al tratar de dar muerte al morucho lidiado. "

Para enriquecer lo anterior, el 28 de agosto de 2018 recibí una amable carta del historiador hispano-mexicano José Antonio Román Romero donde me allega la siguiente necrología de este personaje de la fiesta y que aparece en su Blog taurino en la Red: De Hombres, Toros y Caballos.- Rafael Losada había nacido en Córdoba en 1887, muy joven emigro a la capital de España donde se hizo aprendiz en una barbería. Motivado por sus inquietudes taurinas y sin preparación alguna más que la de aficionado practico ocasional y financiado por el dueño de la barbería, que le regalo su traje de luces se presentó en la plaza de Tetuán de las Victorias donde con más afición que preparación le dio algunos pases a su primero y quedo completamente desnudo en su segundo. Entendiendo que necesitaba más preparación optó por intervenir y participar en cuantos eventos se produjesen por los pueblos de la zona siendo contratado para una capea el 09 de octubre en la localidad madrileña de Villanueva de Cañadas en una plaza hecha de carretas donde hubo de vérselas con un novillo morucho al que lidio como pudo y al entrar a matar fue empitonado por el bajo vientre. Llevado de urgencia al hospital de Madrid donde falleció a los veintiocho años de edad, varios días después.
Rafael era una persona muy querida y por ello se abrió una suscripción popular en la barbería en la que trabajaba para sufragar los gastos de su sepelio. Alguien propuso decírselo a Vicente Pastor para que colaborase y al enterarse corrió con todos los gastos del entierro, devolviéndoles a los suscriptores las cantidades aportadas. Gesto muy encomiable el de Vicente Pastor pues de nada conocía al finado.