Los toros dan y quitan

JUAN GALLARDO "EL BRAVO" (XXXX - 1884)

JUAN GALLARDO

Picador 3
De la española Andrea Galindo

Me cuenta el historiador taurino Rafael Gómez Lozano, haber leído en las Efemérides taurinas de Leopoldo Vázquez y Rodríguez que el 6 de marzo de 1884 es muerto en el Puerto de Santa María, España, el picador de toros Juan Gallardo por un sereno, con quien tuvo una cuestión. También me allega lo que de él anota Sánchez de Neira:

"GALLARDO (Juan).- Picador valiente hasta la temeridad. No permitía que torero alguno de a caballo llevase más palmas que él en la plaza. Vino a Madrid con Montes, y luego perteneció a la cuadrilla de José Redondo "El Chiclanero", a quien quería con entusiasmo. Más de una vez hubo que reprimir sus ímpetus contra la fiera a quien obligaba a embestir como nadie ha obligado; y era tan duro, que ni a las caídas le arredraban ni el temor le imponía. Alternó dignamente con los notables Ledesma el Coriano, Romero el Habanero, Trigo, Sánchez y demás que componían en 1840 y tantos la mejor baraja de picadores que nosotros hemos conocido."

Refiere el cronista Joaquín Monfil en su necrología del picador Manuel María Ledesma y Muñoz "Coriano", que éste, mantuvo una dura competencia con otros respetados varilargueros de entonces como Juan Martín "El Pelón", y con los afamados José Trigo y Juan Gallardo "El Bravo", lo que nos ilustra la enorme jerarquía que tuvo Juan Gallardo (padre).

La familia portuense gaditana de los Gallardo siempre estuvo relacionada con el mundo del toro en el siglo XIX, pues aparte de los ganaderos de reses bravas que hasta ahora hemos venido siguiendo, también hubo toreros de a pie (novilleros y banderilleros), aunque los más importantes y conocidos serían los picadores, por lo que hablaremos a continuación un poco de éstos. Por tal motivo, la familia de los Gallardos varilargueros llegaría también a poseer importantes cuadras de caballos, domados para tal menester. 

Fernando Gallardo sería el primero de la familia, picador del que Cossío dice que ejerció su profesión a finales del primer tercio del siglo XIX, aunque no está documentado que llegase a actuar en Madrid ni en Sevilla. Alternó con el varilarguero sevillano Manuel Sanchez "Poquito Pan", especialmente en la temporada de 1825, pero en plazas de poca importancia. 

Juan Gallardo "El Bravo" sería el más famoso e importante varilarguero de la familia. Perteneció a la cuadrilla de Francisco Montes Reina "Paquiro" y posteriormente a la de José Redondo "El Chiclanero", con quien le unió estrechísima amistad. Su estreno en Madrid fue el 19 de septiembre de 1842, para picar junto con Antonio Rodríguez "Antoñín" dos toros de Casa Gaviria, dos de Arias de Saavedra y dos de Juan Castrillón, con los dos espadas chiclaneros antes citados en el cartel. Fue su característica la valentía. (Más de una vez - nos dice Sánchez de Neira, que le conoció - hubo que reprimir sus ímpetus contra la fiera, a la que obligaba a embestir como nadie ha obligado; y era tan duro, que ni las caídas le arredraban, ni el temor le imponía). Tal cualidad, unida a la de ser buen jinete y pegar duro a los toros, le situó entre los picadores más aplaudidos y de mayores méritos de su tiempo. Retirado de la profesión fijó su residencia en Sevilla. Su final fue trágico, pues la noche del 6 de marzo de 1884 tuvo una pendencia con un sereno quien, dándole un sablazo, le dejó sin vida.

Sebastián Gallardo fue hijo del anterior, nacido también en El Puerto de Santa María. Tras destacar en varias plazas andaluzas, debutó en Madrid el 5 de agosto de 1850, a la vez que lo hacían también Francisco y Antonio Calderón y Manuel Ceballos. Los espadas fueron Julián Casas "El Salamanquino" e Isidro Santiago "Barragán". Siguió picando con diferentes e importantes espadas, pero nunca llegaría a alcanzar la fama de su padre. 

Otro hijo de "El Bravo" sería Juan Gallardo, que tampoco llegaría a alcanzar la nombradía de su padre, aunque se empleó con cuadrillas de importantes matadores. En 1859 marcharía a La Habana, encuadrado en la cuadrilla de José Manzano "El Nili" pero al poco tiempo, aquejado del vómito negro, dejaría de existir en la capital de Cuba a finales de ese año. 

El más importante de los sucesores de "El Bravo" sería su hijo Manuel Gallardo, nacido también en el Puerto de Santa María el 17 de septiembre de 1840. Sus padres no querían que se dedicase a la profesión, por lo que desde niño comenzaría a trabajar de tonelero, importante oficio entonces debido a la cantidad de bodegas existentes en la zona. Pero debido a la convivencia cotidiana con los caballos, en cuanto vió actuar a su padre y hermanos, la profesión de varilarguero le atrapó para siempre. Vencida la oposición familiar, debutaría a los dieciséis años de edad en la plaza de El Puerto un 25 de diciembre de 1856, mostrando ya una gran destreza, lo que le serviría para seguir actuando en novilladas de la provincia de Cádiz.

Trasladado luego a Madrid, comenzaría a emplearse como reserva a partir de la temporada 1861 y siguientes, pero sin llegar a sobresalir especialmente, alternando en la capital y en Sevilla, donde hay constancia de que el 13 de septiembre de 1868 actuó a las órdenes de Jaqueta, siendo este aún novillero. Según algunos autores, también se empleó con Manuel Domínguez "Desperdicios", José María Ponce, Antonio Carmona "Gordito" y Manuel Hermosilla, entre otros.

El 11 de agosto de 1872 sufrió una grave cogida en Jerez de la Frontera, cuando tras ser tirado del caballo recibió una cornada de seis pulgadas en la axila izquierda y otra superficial en la cabeza. El público, culpando a los de a pie por no hacer el quite, arrancó piedras, ladrillos y tablones de las gradas e inundó el ruedo. Pero esta cogida no se le curó bien por lo que Manuel, que ya estaba renqueante de otras anteriores, estuvo tres años en el paro. El 18 de mayo de 1882, actuando en Valencia a las órdenes de Hermosilla, con toros de Saltillo, el último, de nombre "Perrunito", negro de capa, le dió un tumbo y sufrió fractura de clavícula y de tres costillas. Acuciado por la necesidad, reapareció antes de tiempo, el 9 de junio de ese mismo año en Cádiz, teniendo que retirarse antes de terminar la función, al sentirse indispuesto. Días después, el 17 de agosto, moriría el infortunado Manuel en su casa de Jerez, rodeado de los suyos. Tampoco llegaría a alcanzar la importancia de su padre, pero siempre se le consideró un picador muy voluntarioso, honrado y seguro.

Por último, nos referiremos a otro Juan Gallardo, apodado "Puerto", que también era miembro de la familia de los anteriores, aunque no podamos precisar el grado. Comenzaría a picar en plazas gaditanas en 1890, siguiendo la tradición familiar, para ir aprendiendo el oficio. Cinco años después se trasladaría a Madrid, trabajando suelto y como reserva en diferentes cuadrillas. Posteriormente se iría a Barcelona, donde actuaría también a las órdenes de diversos espadas, pero sin llegar nunca a pasar de la mediocridad, debido principalmente a su mal genio y frialdad. Además tuvo numerosos roces con los aficionados e incluso con sus compañeros de profesión, tanto dentro de los ruedos como fuera de ellos, siendo siempre considerado como un hombre de agrio carácter. Y esta mala condición sería la que le llevaría a la tumba, pues en una reyerta callejera, que tuvo en cierta ocasión en la ciudad Condal, recibiría una mortal puñalada trapera. 

Fuente:
https://www.terralia.com/terralias/view_report?magazine_report_id=563