Los toros dan y quitan

DOMINGO DEL CAMPO ALCARAZ "DOMINGUÍN" (1873 - 1900)

DOMINGO DEL CAMPO ALCARAZ "DOMINGUÍN"

Foto cortesía del Site Taurino de Dale Pierce Who´s Who

Matador nacido en Madrid el 12 de junio de 1873;  se inicia en la vida como aprendiz de cerrajería, y luego hizo un aprendiz de torero participando por amor al arte en todas las capeas organizadas en torno a Madrid. Logró figurar por algún tiempo como banderillero en la cuadrilla de Cándido Martínez  “el Manchego”. El 17 de diciembre de 1893 participa como novillero en Madrid,  tomando la alternativa hasta el 28 de octubre de 1898 en la misma ciudad de manos de “Torerito” y teniendo como testigos a “Lagartijillo” y Emilio Torres “Bombita” para  enfrentar a  toros de la ganadería de Ibarra.

 

Al poco tiempo de su alternativa (cerca de dos años), un 7 de octubre de 1900 en la recién inaugurada Plaza estilo árabe de las Arenas de Barcelona, preparándose para un quite, recibió una tremenda cornada de  “Desertor” o “Receptor”,  número 133 negro meano y primero de la tarde, algo delantero de cuerna y con ella un poco apretada,  de la dehesa de don Eduardo Miura.  Al arrancarse para tomar una vara de Cipriano Moreno, se salió suelto, y en la huida cogió a “Dominguín”, infiriéndole una terrible cornada en la región inguinal izquierda de diecisiete centímetros de profundidad; pasó que no tuvo tiempo de reaccionar ante la cogida, le suspendió en el aire unos segundos arrojándole en la arena. Fue una cornada tremenda con rotura de la vena safena y la arteria iliaca. A las diez menos doce minutos quedó como adormecido. Había muerto. Al picador José Bayard “Badila” en estado preagónico, alcanzó a decirle convencido de su muerte: "Señor José, déme un beso de despedida". Después, al final del borde de la vida y recordando a su madre exclamó: ¡Pobre madre mía!,  muriendo, tras cinco largas horas de lucha, de dolor, y de dura agonía, tenía 27 años. Ese día, José García Rodríguez,  “Algabeño”, con quien compartía cartel,  supo sobreponerse a la impresión, y llevó brillantísimamente la lidia de la corrida, y estoqueó, superándose los toros restantes, lo cual deberá siempre contarse entre las efemérides del toreo más señaladas, por lo trágico del suceso y por la serenidad y comportamiento magistral del “Algabeño”.

 

El erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere de este lidiador que <<más que una promesa , era ya una realidad de buen torero, aparte de su valentía y pundonor reconocidos, el madrileño  Domingo del Campo, el primero que utilizó en los carteles el apodo de “Dominguín” . Llevaba actuando como espada de alternativa menos de dos años cuando le anunciaron el 7 de octubre de 1900 en la plaza de Las Arenas, de Barcelona, para dar cuenta, en unión de José García (el Algabeño) de un encierro de la vacada de Miura. El lidiado en primer lugar, el morito “Receptor”, le derribó al salir suelto de una vara y, una vez el espada en el suelo, le infirió una profunda cornada en la zona inguinal izquierda por la que dejaría de existir a las diez de la noche del mismo día. "