Los toros dan y quitan

DIEGO MOLINA "CHAMORRO " (XXXX - 1795)

DIEGO MOLINA "CHAMORRO "

Solo para efectos ilustrativos
La Algaba (Sevilla)
Cortesía del Sitio Web: http://.andalucia.org

Diego Molina (Chamorro), picador sevillano nacido en la torera población de La Algaba, de los destacados de su época, encontró igualmente su fin al recibir un fuerte golpe en la cabeza tras caer derribada su cabalgadura en el coso maestrante de Sevilla, el 2 de mayo de 1795. (Crónica de Juan José de Bonifaz Ybarra, de su obra Víctimas de la Fiesta)

El erudito taurino Juan José Zaldivar Ortega, en su libro "Víctimas del Toreo", Apartado de Picadores, páginas 55 y 56 aborda la biografía de este afamado picador al decir que: Diego Molina (Chamorro), picador de toros, nacido en La Algaba (Sevilla), hermano del también varilarguero Juan Molina. En la primavera de 1795 fue contratado por la empresa de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla para intervenir en las corridas organizadas por dicha entidad aquel año. El 16 de abril se verificó el tercer festejo y en él fue cogido Diego Molina, muriendo a consecuencia de ello. En 1795 los toros lidiados en la Real Maestranza fueron mansos de solemnidad, como lo comentó la Tauromaquia Taurina» y lo reseña el marqués de Tablantes en su obra «Anales de la Plaza de Sevilla», diciendo: «Luego un toro marrajo se presenta / que a picador ni a chulo embestir quiere / y es la Plaza vergonzosa afrenta / donde no luce arte aunque se esmere / Perros le arrojaron en lid sangrienta / a uno pisa a otro eleva, a otro hiere, / y uno que algún paisano saca atado / se esfuerza por tirase al toro airado.» Diego Molina ganó por las tres corridas en las que pudo intervenir «3,170 reales más 320 reales que le dio el Teniente a la señora viuda.» De gran valor, coraje y facultades, Molina conquistaba en los ruedos y atraía tanta gente como los mejores espadas de su tiempo. Era aún el tiempo en que una buena vara era más comentada que una certera estocada, y el gran varilarguero de La Algaba cobraba buenas puyas con frecuencia. A las órdenes de algunos famosos espadas de finales del siglo XVIII, intervino en las mejores Plazas de Toros de la Península. En la de Madrid aparece su nombre las temporadas de 1786 a1 91, sin interrupción, y después en 1794, último año que trabajó en la Corte.