Los toros dan y quitan

EL OCASO DE LA DEHESA DE SÁNCHEZ COBALEDA (1924 - 2010)

EL OCASO  DE LA DEHESA DE SÁNCHEZ COBALEDA

Foto Cortesía de Menacho

Los otrora afamados “patas blancas” de Sánchez-Cobaleda (Antigüedad 1924).

La legendaria  bravura del encaste Vega-Villar  no comulgó con el toreo del Siglo XXI.

Esta añosa ganadería formada por D. José Vega en 1910, con vacas de Veragua de encaste Vazqueño y sementales de Santa Coloma, fue adquirida en 1914 por los señores Villar. Al separarse estos hermanos, el lote correspondiente a Francisco fue vendido a Arturo Sánchez Cobaleda, pasando a la muerte de éste, en 1985, a sus actuales propietarios. A finales del 2010, triste noticia, se torna imposible la subsistencia de la vacada.

http://www.portaltaurino.com/ganaderias/sanchez_cobaleda.htm

La ganadería salmantina “Sánchez-Cobaleda”, asociada a la Unión de Criadores de Toros de Lidia y emblemática del encaste Vega-Villar por la línea Manuel Sánchez Cobaleda, ha eliminado el ganado de su finca Castillejo de Huebra tras haber solicitado el vacío sanitario. Según D. José Manuel García, uno de sus actuales propietarios ''no hemos podido hacer nada por ir contra la Administración''. Los ganaderos se han visto en la obligación de tomar la decisión debido a una situación administrativa adversa, donde las bajas veterinarias hacían imposible la subsistencia de la vacada. Dña. Pilar Majeroni explicaba que ''la cantidad de vacas que teníamos que sacrificar cada año es tal que no se podía seguir así'' y añadía que ''la pérdida va unida a una carga emotiva después de cuatro generaciones criando patas blancas''. En la actualidad la ganadería dispone únicamente de cuatro camadas de machos con el hierro ''Sánchez Cobaleda'' en sus fincas extremeñas.

Fuente:

http://www.infocarne.com/noticias/2010/11/3287_la_ganaderia_%E2%80%9Csanchez-cobaleda%E2%80%9D_condenada_desapare.asp

 

Lo que ningún ganadero desea le ha sucedido a José Manuel Sánchez García-Torres, titular del hierro Sánchez Cobaleda. La vacada, histórica y de un ingente valor genético en los bóvidos de lidia, ha ido a parar al matadero. La oscuridad de los pasillos de una morgue zoológica ha dado la puntilla a unas reses tan singulares en su esencia como en el pelo que hacía que los llamaran los “patas blancas”. El mismo fin han tenido los bóvidos de lidia de las divisas de la misma familia ganadera, los de Terrubias (encaste Santa Coloma) y José Manuel Sánchez (Murube-El Sierro). En total, han sido 600 las cabezas que han tenido un lúgubre y triste final en los terrenos de los matarifes. De los cuatro hierros de la familia Sánchez Majeroni tan sólo subsiste con ganado el de Castillejo de Huebra, de procedencia Murube. Luto en el campo bravo salmantino. Duelo por la desaparición de unos astados que definían parte de la esencia ganadera de una tierra que ha regenerado estirpes y ha confeccionado tipos selectivos de reses de lidia con una identidad muy definida. "La familia está desolada por esta decisión, porque eran cuatro generaciones, desde 1924, las que han estado criado los patas blancas, unos toros especiales", indica Teresa Sánchez Majeroni, hija del criador José Manuel Sánchez. "Ha sido una decisión muy difícil de tomar, pero no se trata de arrastrase por plazas de pueblos en una muerte lenta; hemos preferido una muerte rápida, la del vacío ganadero, ya que sanitariamente también ofrecían problemas para su venta y manejo", remacha. Estos toros fueron de los predilectos de figuras y aficionados en la década de los 50 del siglo pasado, con matadores como Miguel Báez 'Litri' o Paco Camino, entre otros, que los demandaban para sus compromisos más exigentes. Plazas como las de Sevilla, Bilbao y Madrid eran escenarios en los que, con habitualidad, se lidiaban estas reses, procedentes de la cruza entre vacas de Veragua y sementales de Santa Coloma. El hilo conductor que nació en 1910, cuando constituyó su vacada José Vega, se ha roto de modo traumático, en una de sus derivaciones más auténticas y emblemáticas. Las reses de Sánchez Cobaleda, Terrubias y José Manuel Sánchez, que pastaban en una misma finca, han tenido un idéntico final, en parte debido a su coexistencia en unos mismos predios. El trámite administrativo seguido, el denominado vacío ganadero, no ha tenido en esta ocasión, por la inexistencia de fondos para este fin, una consecuencia indemnizatoria a favor de los propietarios de las reses. En realidad, no ha sido su mayor preocupación, desolados por la pérdida, irreparable, para ellos y para el toreo, de unos toros cuyo pelaje, con muchas manchas accidentales blancas (coleteros, luceros, botineros, calceteros, girones, axiblancos...) dejaran de llamar la atención en el campo y de mostrar una personalidad original en los ruedos.

Fuente: Don César Mata

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/29/castillayleon/1291024987.html